¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 110

-¡Eduardo! ¡Eduardo! -

Carlos sintió que algo andaba mal y gritó su nombre varias veces, pero nadie le respondió. Rápidamente le volvió a llamar, pero tampoco lo respondió.

Tenía la intuición de que le había pasado algo al niño.

Pensando en la las noticias sobre secuestradores en la televisión, el hombre se puso un poco preocupado.

Llamó a Rosaría apresuradamente.

-Hola, Carlos. ¿Ha pasado algo a Laura? -

Cuando recibió la llamada de él, Rosaría estaba agotada.

Pensaba, "Seguía a Eduardo cuando salió. ¿Por qué ahora no lo encuentro?"

Cuando recibió esta llamada, su intuición era que la situación de Laura no estaba buena.

El hombre respondió ansiosamente -Laura está bien. Se encuentra bastante saludable últimamente. No te preocupes -

-Eso es bueno -

-Rosaría, Eduardo me llamó hace un momento. Me pareció que sus emociones no estaban estables. ¿Qué ha pasado entre vosotros? ¿Está a tu lado? -

Estas palabras le dejaron a Rosaría lasa.

-Es que tuvimos una pequeña pelea. Este niño salió corriendo en un ataque de ira. Lo seguí para buscarlo, pero todavía no lo encuentro. Bueno, ya veo que se estaba escondiendo y te llamó. Este niño realmente te tiene mucha confianza -

Al saber que su hijo había llamado a Carlos, ella se sintió un poco aliviada, ya que pareció que el niño estaba escondido en un lugar de cerca.

Sin embargo, Carlos no era tan optimista como ella.

-Escucha, en la llamada Eduardo gritó de repente. Luego ya no pude conectar la llamada con él. Le volví a llamar, pero la línea estaba ocupada. ¿Dónde estás? Ve a ver si le ha pasado algo -

Al escuchar estas palabras, ella se puso inquieta.

-¿Qué dices? -

-¡Digo que algo podría haberle pasado a Eduardo! -

-¡Voy a buscarlo inmediatamente! -

Ella sintió que sus piernas estaban temblando.

Pensaba para sus adentros, "Dios, por favor, tienes que proteger a Eduardo.

Todo ha sido culpa mía. Debería haberle dicho más temprano a Eduardo que Mateo es su padre. Debería hacerle preparar mentalmente aceptar esta realidad. ¡Todo ha sido culpa mía!"

Eduardo y Laura son sus tesoros. Ahora que Laura estaba hospitalizada desde hacía tiempo, y si en este momento algo le pasara a Eduardo, realmente ella no soportaría.

Comenzó a buscar al niño como loca.

-¡Eduardo, aquí está mamá! ¿Quieres salir? ¡Mamá va a escuchar todo lo que digas! -

-Deja de esconderte. Mamá está preocupada por ti. ¡Eduardo, sal! -

Gritó llorando, buscando a su hijo por todas partes, pero no vio ni un rasgo de él.

A Mateo le extrañó que no había llegado ninguna noticia de Rosaría tras tanto tiempo de buscar. Se puso a pensar, "Normalmente, un niño no correría demasiado lejos. Además, Eduardo es un niño considerado. Aunque está enojado, no creo que saldría del hospital. ¿Por qué Rosaría no ha vuelto todavía?"

Se sentía un poco preocupado.

Adriano todavía estaba durmiendo. No sabía con qué estaba soñando, se le salió la saliva.

Mateo estaba ansioso, rápidamente sacó su teléfono y llamó a Rosaría.

Ella no respondía su llamada, por lo que Mateo se volvió cada vez más inquieto.

Continuó haciendo llamadas.

Finalmente, ella respondió al teléfono, pero estaba llorando tristemente.

-Mateo, no puedo encontrar a Eduardo. Carlos dijo que Eduardo le había llamado, y escuchó un grito mientras hablaba. Luego ya no pudo conectar la llamada con él. ¿Qué debemos hacer? ¡Nuestro hijo ha desaparecido! -

Ella estaba desconcertada.

Aunque había pasado cinco años duros esforzándose por el bien de sus dos hijos, incluso había obtenido una licencia de diseñador en el extranjero, ahora que su hijo se desapareció, ella era solo una madre desamparada.

El corazón de Mateo se contrajo fuertemente.

-No te preocupes. La Ciudad H es mi territorio. Ahora mismo voy a mandar personales para que lo busquen. Incluso tengo que invertir la ciudad, lo voy a hacer -

-Te lo ruego, busca a mi hijo. Es tan pequeño y nunca ha alejado de mí. ¿Y si lo secuestran? Mi corazón se rompe al pensar que romperán los brazos y las piernas de mi hijo -

Al no poder encontrar a su hijo, la mente de Rosaría estaba llena de las desgracias que podría sufrir el niño.

Estaba extremadamente asustada.

Si hicieran daño a su hijo de esa manera, probablemente ella se volvería loca.

Las manos de Mateo temblaron ligeramente.

Rápidamente se levantó de la cama, a pesar de lo débil que se encontraba, y susurró -Rosaría, no llores. Ahora tenemos que calmarnos. Confía en mí, definitivamente voy a traer nuestro hijo a casa -

Rosaría no pudo concentrarse en escuchar ninguna palabra.

Se quedó reflexionando, "He sido demasiado egoísta.

Mis hijos pasaron cinco años sin la compañía de su padre por el fracaso de mi relación amorosa. Ahora, estoy haciendo daño a mi propio hijo por querer volver a estar con Mateo.

Si Eduardo sufriera de algún daño debido a este asunto, jamás me perdonaría a mí misma."

Colgó su teléfono, se puso en cuclillas y se echó a llorar en el borde de la carretera.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!