¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 135

Sólo Adriano, Mateo y Rosaría sabían que Eduardo era un genio de la ciencia informática y los demás no imaginaron que Eduardo tenía tal capacidad.

Por lo tanto, Anabel definitivamente no lo había pensado.

Al a Mateo bajando llevando a Eduardo, Anabel ya se había levantado del suelo y estaba ordenando a un sirviente que le trajera el medicamento.

-Señor, ¿ha bajado? -

Anabel se levantó apresuradamente, pero este acto le causó la lesión en la cintura. Ella quejó por el dolor, y sus miradas se oscurecieron un poco con dolor y tristeza cuando descubrió que Mateo no se preocupaba por ella en absoluto.

Mateo la ignoró completamente. A su juicio, Anabel cometió un gran error esta vez.

-Olga, tráeme la cámara de vigilancia. Quiero ver lo que había pasado con este jarrón -

Dijo en tono frío Mateo.

Olga, que estaba a un lado, corrió apresuradamente a la sala de monitoreo.

Anabel no se sentía nerviosa. En su opinión, la cámara en la sala de vigilancia ya había sido apagada por ella. Pudo decir lo que quisiera sin el video de vigilancia.

Aunque Mateo dijo que Eduardo era el hijo de él y Rosaría, el hijo de la familia Nieto, no lo creería hasta que viera la prueba de paternidad.

Y pensaba, "Es posible que Catalina lo diga para engañar al Señor."

En aquel entonces, el incendio era tan grave que destruyó todo. Ella no creía que Rosalía pudiera escapar del esa desastre, e incluso dar a luz a Eduardo.

Eduardo había estado tranquilamente sentado en el abrazo de Mateo. Descubrió que el abrazo de Mateo era diferente al de Rosaría. Era muy poderoso y le hizo sentir mucha tranquila y seguridad.

Descansó con los ojos cerrados en una posición cómoda y no hizo caso con la mirada llena de rencor de Anabel.

Cuando Mateo lo vio apoyado en su abrazo como un gatito, sintió una sensación diferente.

Tal vez fuera el sentimiento especial de padre e hijo.

En este momento, con tanta satisfacción y felicidad, deseaba dar todo lo mejor del mundo a Eduardo.

Al ver la ternura e indulgencia en las miradas de Mateo, Anabel no estaba alegre. Quería decir algo, pero lo contuvo.

Olga trajo rápidamente el video de vigilancia.

Mateo no se atrevió a moverse, porque temía afectar al Eduardo. Realmente disfrutó tal momento. Se sentía muy bien ser confiado y necesitado por su hijo.

-Muéstralo en el ordenador para que todos vean lo que ha pasado -

La voz de Mateo era algo suave, y parecía que preocupaba molestar a Eduardo en su abrazo.

Olga naturalmente entendió el amor de Mateo para Eduardo. Rápidamente subió el video en el ordenador.

Empezó el video y todas las imágenes se demostraron, desde las de la mañana.

Cuando Anabel apareció en la sala de monitoreo, todos quedaron atónitos, incluida Anabel ella misma.

-¿Qué está pasando? -

Anabel creó que era imposible.

Era imposible que ella aparezca en el video porque había cortado la electricidad antes de ir a la sala de monitoreo.

Y pensó que podría ser que aparte de la sala de monitoreo que ella sabía, en la casa también había otras cámaras de vigilancia.

Pero eso era tampoco posible, porque todos los sistemas de vigilancia estaban controlados por la sala de monitoreo. No era capaz de capturar su imagen sin electricidad.

Anabel estaba demasiado confundida, pero Eduardo sonrió suavemente.

Él pensó, "¡Qué tonta esta vieja!"

"¡A pesar de que la energía fue cortada, los móviles funcionan!"

"Los móviles también tienen las funciones para tomar fotos."

"Además, no era difícil transferir la video de vigilancia del móvil al video original con la tecnología informática."

Mateo supo la solución a la pregunta que Anabel no entendía.

Miró sonriendo débilmente a Eduardo, que estaba intentando dormir. De repente, creyó que Eduardo se parecía mucho a Rosaría que estaba haciendo algo malo en secreto.

Sus miradas se suavizaron.

La gente de los alrededores no se atrevió a decir nada y miraron en silencio el video donde Anabel cortó la electricidad del video, luego apagó el sistema de monitoreo y salió rápidamente.

Cuando regresó a la sala de estar, vio a Eduardo ir al baño.

Una sonrisa traicionera apareció en la cara de Anabel. De repente empujó el jarrón al suelo y se escondió.

Al escuchar el ruido, Eduardo salió apresuradamente del baño a ver qué estaba pasando, y fue visto por Anabel, que estaba escondida a un lado, ella inmediatamente lo llamó.

-¡Para! ¿Quieres huir después de romper el jarrón? -

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