¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 136

Mateo le abrazaba a Eduardo con cariño, así que quería acompañarle para siempre.

Su cuerpo era suave y se olía fragante. Mateo le gustaba mucho a Eduardo.

Cuando sabía su identidad, Eduardo había recibido mucho cariño de él. Mateo le mimaba a Eduardo y el pequeño aceptó todo el amor de él.

Él sonrió y dijo -¡Qué va! Tienes que acudir allí en seguida. La mujer ya ha perdido mucha sangre y estará en peligro ahora -

Al decir esto Eduardo, Mateo recordaba de lo que había sucedido antes y estaba un poco enojado.

-No puedo dejarte en casa solo. Cuando Isaac regrese, me iré -

Lo que dijo de Mateo era verdad.

En este momento, no sabían dónde estuviera Alana e Isaac todavía no regresó tampoco. Se preocupaba por Eduardo mucho y era imposible que le quedara a Eduardo en casa solo.

Afortunadamente, mientras hablaba Mateo, Isaac ya llegó con Adriano.

-Eduardo, ya he llegado -

Adriano corrió hacia Eduardo, entonces vio a Mateo. Él sonrió y dijo -Padre, ¿estás aquí también? Instructor Isaac dijo que has estado muy ocupado recientemente. ¡Queda mucho tiempo sin verte! -

Cuando Eduardo fue secuestrado, nadie no le dijo esto a Adriano. Él se agotó durante el periodo del entrenamiento con Isaac en los últimos días. Sin la compañía de Eduardo, Adriano estaba muy aburrido y mataba el tiempo durmiendo.

Ahora, no solo Eduardo lo acompañaba, sino que Mateo también había regresado. Adriano estaba muy feliz.

Mateo miró a Adriano y sonrió -Luego tengo que salir más tarde. Eduardo va a jugar contigo, ¿vale? -

-¡Perfecto! -Eduardo respondió feliz.

Adriano abrazó a Eduardo y dijo -Nos cuesta mucho el hospital cuando me siento mal el estómago, el médico dijo que tenía yo hacer un análisis de sangre. ¡Madre mía! Me dolía mucho por desangrar la sangre de dedos, apenas lloró -

-¡Cobarde! -

Eduardo en ese momento le recordó a su hermana, Laura.

Cuando era pequeño, nadie sabía cómo Laura sufrió mucho por las enfermedades. Como su hermano, quería ser más fuerte y donó su sangre a Laura.

De ahí que Eduardo no le entendiera por qué Adriano no podía aguantar el dolor de un segundo del análisis de sangre.

Adriano sabía que Eduardo le dio una mirada con desprecio, pero dijo con firmeza -¡No he llorado antes! Debes elogiarme, ¿verdad? -

-¿Te elogio con una patada? -

Eduardo pensaba, "¿Cómo Adriano podría ser tan desahogado?"

"¡Incluso es mi amigo!"

Mateo vio que los dos estaban muy cariñosos, dijo con Isaac -Pase lo que pase. ¡Nunca puedes dejar a Eduardo en casa solo! -

Isaac estaba nervioso. Podía percibir el sentido de las palabras de Mateo y dijo preocupado -¿Cómo anda Eduardo en los últimos días? -

-Nada, pero deberías prestar más atención a Anabel luego -

Mateo aconsejó impotente algo a Isaac. Se fue al hospital.

Mateo mandó a sus hombres que llevara a Anabel al Hospital Militar, sino que al Hospital Central. Quería evitar a Anabel encontrándose con Rosaría.

Cuando Mateo llegó, el médico ya había echado a salvarla.

Sonó su teléfono.

Mateo lo respondió ahora mismo.

-Dime, soy Mateo -

Estaba un poco enojado y dijo con tono mal.

Al oír su tono, la otra parte dijo -Ya tienes mucha fuerza, ¿incluso no quería hablar conmigo ya? -

Mateo estaba confundido, luego vio al número de teléfono. Era la llamada de Señora Lorena.

Sabía que no era un asunto bueno y dijo -Mamá, ¿por qué me llamas? No he visto el número de teléfono -

-Me temo que no responderás mi llamada después de leerla, ¿verdad? -

Señora Lorena dijo con tono de choque, así que Mateo no sabía qué iba a decir luego.

El ambiente estaba un poco embarazoso.

Al final, Señora Lorena seguía diciendo.

-Me entero que tú quieres expulsar a Anabel afuera de la ciudad H. ¿Tú quieres matarle a ella? ¿Qué vas a hacer ahora? -

Señora Lorena todavía podía controlar su ira antes, pero luego ya no podía aguantar más, decía con todo alto.

Mateo frunció el ceño.

Anabel acababa de entrar en la sala de operaciones, su madre del extranjero ya sabía lo que había sucedido. Era obvio que en la Familia Nieto todavía había espía de su madre.

"¿Quizás Anabel había llamado a ella?"

"Pero ella ya estaba en coma, ¿verdad?"

"¿Era sólo una falsificación?" pensaba Mateo.

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