¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 306

-¡Lidia! -

Rosaría corrió rápidamente en esa dirección y vio a Lidia haciéndose un ovillo con la mirada desconcertada y temblando como una niña abandonada.

Ya no se veía nada fuerte, como lo que solía ser, e incluso parecía bastante frágil.

Rosaría la abrazó con fuerza, pero la empujó. Era como si hubiera entrado en un espacio sellado y no quería ni escuchar, ver, pensar, ni llorar.

Era como una muñeca rota, tratando de contener sus lágrimas y fragilidad.

-Lo siento, he llegado tarde. Lidia, soy yo. ¡Soy Rosaría! -

Cuando Rosaría quería volver a acercarse a su lado, Lidia de repente abrió la boca y la mordió en un brazo.

-¡Señora! -

-¡No nos vengas! ¡Estoy bien! -

Rosaría impidió acercarse a Mariano y dejaba morderla a Lidia. Sabía que lo estaba haciendo con objetivo de liberarse de la inseguridad y el miedo.

La sangre de Rosaría, poco a poco, fue despertando a Lidia.

De repente, la soltó.

-¿Te sientes mejor? -

La voz de Rosaría era muy dulce, hablaba con suavidad para no volver a sorprenderla.

Su muñeca está sangrando.

Al verla así, Lidia echó a llorar.

-Rosaría, ¡qué miedo tenía yo! Te llamé pero no me contestaste. Creía que me iba a abandonar. Ese bastardo me dejó allí sola. Soplaba el viento, además, hay tantas urnas funerarias por aquí, tengo miedo. ¡Qué asusto! -

Lloraba tanto que ni siquiera podía respirar.

Rosaría le dio unas palmaditas en la espalda para tranquilizarla, pero también escuchó la palabra "bastardo".

Ligeramente, entrecerró los ojos, y cuando Lidia llegó a tranquilizarse, la ayudó a ponerse de pie.

A Lidia casi se le entumecieron las piernas. Le dolía tanto que empezó a hacer muecas, olvidando lo temeraria que era ella misma.

Mariano se adelantó apresuradamente para echar una mano.

Por supuesto, Lidia lo recordaba. Así que al verlo, se sorprendió y preguntó en voz baja -¿Ha venido contigo Mateo? -

-No, está en el hospital. Le hicieron daño cuando trataba de salvarme -

Rosaría le explicó con brevedad.

Lidia estaba ligeramente aturdida. Parecía que no lo creía, ya que no esperaba que Mateo se hubiera ofrecido a correr tanto riesgo solo para salvar a Rosaría. Pero esta tampoco le decía mentiras.

Había de averiguar de nuevo a ese hombre.

No dijo más y siguió bajando apoyándose en Rosaría.

Pero había demasiadas escaleras, y ella no podía seguir así.

Mariano todavía recordaba lo temeraria que había sido Lidia la primera vez que la vio. Eso le hacía pensar que no era una chica ordinaria sino que, en realidad, era tan audaz como un hombre.

Sin embargo, viéndola tan débil, se ablandó el corazón y no pudo evitar lastimarla.

Dijo inconscientemente -Te llevo a cuesta. La señora Rosaría no ha descansado bien últimamente y no lo puede hacer. Parece que hay un centenar de escaleras más, temo que no puedas seguir bajando así -

Lidia no esperaba que Mariano hablara con ella y vacilaba en contestar.

Rosaría pensó y dijo -Deja ayudarte a Mariano, tiene razón -

Sabía que era demasiado débil para llevarla abajo.

Lidia asintió y dijo en voz baja -Muchas gracias -

-De nada. Soy un hombre. Es mi deber y placer -

Mariano sonrió y se agachó.

Era la primera vez que la llevaba a cuesta un hombre, así que Lidia se volvió un poco tímida. Aunque sabía era lo más apropiado, no pudo evitar sonrojar.

Rosaría se divirtió mucho al ver la escena.

A Lidia nunca le habían interesado los hombres, pero ahora incluso se veía tan tímida. ¡Qué raro!

Lidia se subió a la espalda de Mariano.

Este descubrió que era extremadamente delgada.

-¿Acaso no comes? -

Preguntó con indiferencia.

-¿Cómo? -

Lidia estaba ligeramente aturdida, así que llevó un buen rato entender su pregunta. Luego, negó con la cabeza diciendo -Soy muy sana. Si te parezco demasiado pesada, me dejas bajar para que pueda caminar sola -

-Quiero decir que eres demasiado delgada. Las chicas no tienen que tomar dietas, la salud es de primera importancia -

-Vale, vale -

Lidia no supo cómo responder.

Rosaría, con alegría, los vio hablar y también siguió bajando.

Con Lidia a cuesta, Mariano no podía caminar rápido. Además, tenía que prestarle atenciones también a Rosaría. Pero pese a eso, actuaba correcta y acertadamente.

Cuando llegaron a bajar al pie de la montaña, el auto de Mariano ya no estaba.

Mariano estaba un poco aturdido. Dejó bajar a Lidia, se quitó la chaqueta para desplegarla al suelo y le dijo a ella -Está bastante húmeda. Siéntate en mi chaqueta. Voy a buscar el auto, debe de haberlo remolcado el portero del cementerio. No tuve tiempo de estacionarlo correctamente al llegar -

Con eso, asintió le hizo un gesto a Rosaría y rápidamente se fue.

Lidia también estaba algo estupefacta.

Había visto a Mariano unas pocas veces. Los dos apenas se conocían ni mucho menos se consideraban amigos. Pero él actuaba tan cortésmente que la sorprendió.

Viéndola así, Rosaría la tocó de un codo y se burló -¿Te gusta? -

-¿De qué estás hablando? Solo descubrí que no todos los que trabajan por Mateo son bastardos -

Lidia sonrojó de nuevo.

Rosaría sonrió y dijo -¿Cómo? Mateo tampoco lo es, ¿verdad? -

-Sí, sí, sí. Tu Mateo es el mejor de todo el mundo. Un hombre tan bueno que no llegaste a olvidar durante ocho años enteros. Después de todo, seguiré observándolo. Aunque ahora te trata bien, ¿quién sabrá si cambiará en el futuro? He de averiguarlo bien -

Hablando de Mateo, Lidia se molestaba un poco, ya que Rosaría había sacrificado y sufrido tanto por él. Aunque los demás no lo sabían, ella, como su mejor amiga, lo conocía muy bien.

Naturalmente, Rosaría estaba contenta de que ella siempre estuviera con ella y actuara por su bien, así que la abrazó de los hombros y le dijo -Sé que lo dices por mí, pero Mateo realmente me trata bien. Hace cinco años, no se dio cuenta de que me amaba, pero ahora ya está compensándome -

-Lo que digas. Basta con no venirme llorando cuando te arrepientas. Si esa mosca volviera a hacerte daño, nunca lo dejaría escapar -

Lidia contestó con imponencia.

De hecho, solo esperaba que su amiga fuera feliz.

Originalmente, pensó que después de dejar a Mateo, Rosaría iba a tener una vida nueva y un nuevo novio. Sin embargo, cinco años después de eso, seguía enamorada de él, ¿qué más podría decir ella?

Como amiga, solo podía apoyarla.

Al ver que Lidia se recuperaba, Rosaría abrió la boca y le preguntó -¿Quién te dejó aquí? -

Hablando de esto, Lidia se volvió extremadamente irritada.

-¡Víctor! ¡Definitivamente lo mataré! -

Lidia apretó los dientes.

Ya llevaba muchos años sin haberse puesto tan enojado. Ni había tenido tanto miedo. Todo era la culpa de ese Víctor, ¡maldito sea!

¡Era aún más odioso que Mateo!

Lidia lo odiaba tanto que realmente quería matarlo con sus propias manos.

Al verla así, Rosaría no se atrevió a preguntar más. Pero continuó.

-¿Por qué lo hizo? -

-No te metas en el asunto nuestro. Sé que los dos se llevan bien, pero, a decir verdad, Rosaría, no lo perdonaré. Digo de nuevo que no te metas en eso, o yo -

-Vale, vale. No me meto, ¿de acuerdo? -

Raras veces la había escuchado hablar de esa manera, ni la había visto tan humillada. Pero sabía que para su amiga, ojo por ojo, diente por diente.

Además, Víctor tenía la culpa.

Originalmente, había planeado darle una advertencia a él, pero ahora parecía que debería olvidarlo.

Ese hombre debería pagar por lo que había hecho.

Mariano volvió en el auto.

Cuando Lidia lo vio, de repente, se volvió tímida y empezó a comportarse bien.

Rosaría sonrió maliciosamente y dijo -Oye, ¿realmente te gusta? ¿Por qué no me dejas ayudarte? -

-Deja de decir tonterías. Es que una dama como yo debe comportarse bien ante los caballeros como él. No olvides que yo también soy una dama bien educada y culta -

Lidia dijo un poco molesta.

Rosaría sonrió.

-¿Bien educada y culta? ¿Estás segura? -

-¡Rosaría! -

La miró con depresión, haciendo que casi se riera en carcajadas.

Mariano no las oyó. Estacionó el auto y bajó para abrirles la puerta. Dijo -Señora, ¿dónde desea sentarse? -

-Me sentaré en el asiento trasero. Lidia aún no se ha recuperado, llévala al asiento del pasajero. No te preocupes, me da igual -

En ese momento, Lidia también se volvió tímida.

-A mí no me importa. También puedo sentarme en el asiento trasero -

-Déjame llevarte -

Antes de que terminara de hablar, Mariano se agachó para llevarla con los brazos.

Olía a jabón y daba una sensación muy fresca.

A Lidia se le latía acelerado el corazón. Volvió a sonrojar.

Era la primera vez que un hombre la llevaba entre los brazos.

Al ver esta escena, Rosaría también sonrió. Pensaba, "No está mal."

Luego de subirse, Mariano le ayudó a Lidia a utilizar el cinturón de seguridad y pisó el acelerador después de ver entrar a Rosaría.

-Señora, ¿a dónde vamos? ¿Deberíamos llevar a la señorita Lidia a casa primero o enviarte de vuelta al hospital? -

Actuaba con normalidad.

Justo cuando Lidia quería hablar, Rosaría la detuvo.

-Vamos a ir al hospital. Lidia ha llevado una noche entera en el cementerio. No sé si está bien, quiero que le hagan un examen físico -

-¡Bien! -

Mariano conducía en la dirección del Hospital Central.

Lidia abrió la boca para decir algo, pero Rosaría negó con la cabeza.

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