Hazel estaba un poco aturdida por el puñetazo y su mal genio surgió con esto.
—Es un hecho que está muerta. Si quieres escuchar cosas buenas no las vas a encontrar de mí. Ya se estaba muriendo cuando llegó, y no sé de dónde encontró una poción que podía agotar las fuerzas de su cuerpo, pero ese medicamento no deja de ser imperfecto y se considera un fracaso. Ha tenido suerte de aguantar hasta ahora. He revisado su cuerpo, su útero fue estimulado por algo y empezó a encogerse, y ahora está aún peor. Ahora esa poción que se tomó también ha dañado su hígado y sus riñones, y no tardará en morir. Pero puedes estar seguro de que no pasará mucho dolor y que simplemente fallecerá dormida, lo cual también es una suerte.
La voz de Hazel se apagó un poco al decir esto último.
Estaba acostumbrada a ver la vida y la muerte y no le importaba ver a otro muerto, pero el hecho de que Rosaría diera todo lo que tenía, incluso su vida, por el hombre que tenía delante seguía pareciéndole a Hazel demasiado tonto.
Suspiraba, sintiéndose un poco triste por primera vez.
Mateo se quedó completamente atónito cuando lo escuchó.
—¿Es cierto lo que dices?
—¿Por qué te mentiría? Nunca he visto una mujer tan tonta. ¿Qué mujer de hoy en día no aspira el dinero o el poder de un hombre? Las mujeres como ella que no piden nada e incluso darían su vida por el llamado amor son una especie en extinción. Si no fuera porque es tan estúpida, ¿crees que habría tenido la amabilidad de dejarte aquí para enemistarme con los hombres de la Ciudad Subterránea? No estoy tan confundida de la cabeza. Es que se le está acabando el tiempo, así que es mi último acto de piedad con ella para que sepa que estás bien antes de morir, así puede irse en paz. ¿Por qué si no os habría acogido? ¿Qué me habéis dado para que haga eso?
Cuanto más hablaba Hazel, más se inocente se sentía.
Por primera vez había dado su bondad y se había metido en semejante problema.
Los pasos de Mateo tropezaron de repente, y el hombre casi se cayó.
Fue por él que Rosaría vino aquí, lo que significaba que Rosaría había dado su vida para salvarlo.
Él era tan inútil.
No paraba de decir que protegería a Rosaría y le daría la mejor vida posible, pero ¿ahora qué? No podía creer que la había matado.
—¡No es verdad! Hace nada tenía buena cara y no parecía que fuera a morir.
Mateo recordó de repente su aspecto de antes.
Hazel lo fulminó con la mirada y dijo:
—¿No sabes que la gente tiene buena cara antes de morir? Porque la gente siempre quiere dar lo mejor de ella para sus seres queridos.
—¡Tonterías! ¡No es verdad! No me creo ni una palabra.
El corazón de Mateo estaba completamente revuelto.
«¡No!¡Eso no es cierto! Es tan joven, ¡no tiene ni treinta años!¿Qué haría si se muere?Acabo de prometerle que le confesaría mi amor en las calles de la Ciudad H con ropa de mujer.¿Cómo iba a morir si aún no lo he hecho?También le prometí que le diseñaría una joya con las estrellas como tema principal. Ella dijo que le gustaba cualquier cosa que le regale».
Mateo no sintió más que dolor en su corazón, y no pudo evitar agarrarse a la pared, sintiéndose sin aliento.
«¿Cómo ha ocurrido esto?La persona que más quiero se enfrenta a la muerte por mí. ¿Significa eso que traigo mala suerte?».
Mateo recordó de repente que Rosaría estuvo mal de salud desde el asunto de Anabel, y que su falta de abstinencia había estado a punto de matar a Rosaría.
Pensó que se había recuperado de verdad, nunca pensó que acabaría así...
La persona a la que más quería proteger, la persona a la que más quería, era ahora la que más había herido.
Mateo se odiaba a tanto que quería darse una paliza, pero antes de hacerlo llamó a Sara con inquietud.
—Rosaría, ¿dónde estás? ¡Vuelve, que tu cuerpo no aguanta! Rosaría, ¿me has oído?
Sara había estado llamando al teléfono de Rosaría y ésta no había contestado, y ahora al ver que Rosaría la llamaba de improviso, fue la primera en gritar antes de que pudiera decir nada.
Estaba realmente preocupada.
Nadie conocía el estado físico de Rosaría mejor que ella.
Mateo ya lo tenía claro cuando la escuchó.
Casi no podía sostener el teléfono.
«¡Es cierto!La salud de Rosaría se estaba debilitando cuando llegó.¿Por qué no me lo dijo?¿Por qué ha venido?¿Por qué vino sabiendo que encontraría la manera de salir aunque estuviera temporalmente atrapado?».
En realidad, Mateo sabía el por qué, ¿no era todo por amor?
Hacía cinco años, esa tonta insistió en dar a luz a un par de hijos aunque fuera malentendido por él; cinco años después, más aún por su amor, se quedó junto a él en todo, incluso cuando la familia Nieto fue sometida a semejante dificultad, siguió a su lado en todo momento.
A la familia Nieto le pasaban muchas cosas, y si hubiera sido una mujer normal y corriente, habría sido incapaz de soportar tanto, pero Mateo nunca había oído a Rosaría decir ni una queja. Incluso cuando fue a buscar medicinas para la señora Lorena y fue herida de esa manera por Anabel, ¡ella seguía queriendo y amando a él y a la familia Nieto!
Ahora, de repente, alguien le dijo que Rosaría se estaba muriendo.
¿Cómo podía una persona tan alegre y feliz estar a punto de morir?
Mateo no quería creerlo, pero ahora las palabras de Sara seguían resonando en sus oídos, haciéndole imposible escapar.
—Rosaría...
Sara no pudo oír la voz de Rosaría y tuvo la urgencia de gritar.
—Soy Mateo.
La voz de Mateo estaba ronca y todo su ser estaba a punto de desplomarse.
Sara podía entender el dolor de Mateo, ya que también se quedó destrozada cuando se enteró de que Ernesto había muerto en esa misión.
No había mayor pena en el mundo que la de amar a una persona, pero solo poder ver cómo se moría poco a poco.
Ese sentimiento de impotencia podía convertirse en una daga que lacerara constantemente el corazón de uno.
—Lo siento, señor Mateo. Si Rosaría me hubiera escuchado y se hubiera quedado en la Ciudad H, tal vez hubiera podido encontrar una solución a su problema. Por desgracia, te quiere demasiado.
Sara no tenía forma de quejarse de la falta de cooperación de Rosaría y ni siquiera sabía cómo culpar a esa desobediente paciente.
También era mujer y naturalmente sabía que una vez que una mujer se enamorara, su coeficiente intelectual era cero. Por la persona que amaba, podía dar todo lo que tenía.
Era un dolor desgarrador que todavía le invadía como olas de mar.
El cuerpo de Mateo cayó lentamente al suelo, sin importarle si su ropa se ensuciaba.
Sus ojos estaban un poco apagados, y la intensidad de su tristeza era tan fuerte que la gente que iba y venía parecía sentir compasión por él.
Mateo se encontró de repente en el infierno, la sensación de frío y mordacidad le quemaba la piel, pero la sensación de calor y ardor estimulaba su interior.
—Si pudiera, preferiría que nunca me hubiera amado.
Mateo se rio, pero con una sonrisa muy triste.
—Desde que se enamoró de mí, Rosaría nunca ha disfrutado de nada. En el pasado la malentendí y vivió tres años de matrimonio en un infierno. Fue perseguida, desfigurada y casi enterrada en un incendio cuando la mandé lejos porque Estela estaba embarazada de Rolando. Ha estado criando a los niños sola durante cinco años, y ahora que ha vuelto, pensé que nuestra familia podría vivir una vida en paz, pero la familia Nieto no ha parado de tener problemas. Por mí, por la familia Nieto y por mi madre hasta ha dado la vida. ¿Crees que, si no se hubiera enamorado de mí y se hubiera casado con un hombre corriente, ahora tendría una vida más corriente? ¿Estaría viviendo una vida feliz?
Sara escuchó a Mateo decir eso y le hizo sentir aún más triste.
—No digas eso, Rosaría se enfadaría si lo supiera. Amar a alguien es cosa del destino, está previsto en una vida anterior. Lo que tengáis que pasar, es una experiencia inevitable. Señor Mateo, lo siento.
—No quiero oír que lo sientes, sólo quiero que me digas si realmente no queda ninguna esperanza... Eres la mejor médica, has salvado a muchísimos pacientes con enfermedades difíciles, ¿por qué no puedes salvarla?
Mateo seguía con esperanzas.
Sara suspiró y dijo:
—Señor Mateo, mis conocimientos médicos no son los mejores del mundo. Si la amiga de mi padre estuviera, habría habido algo de esperanza para Rosaría. Desgraciadamente...
—¿Dónde está?
Los ojos de Mateo se iluminaron.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!