¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 64

Rosaría se quedó sin palabras.

Solo tenía una cita, ¿por qué dijo que era desvergonzada? Además, no tenía ninguna relación especial con Mateo.

-Anabel, Mateo puede ir a ver a Estela y yo también puedo salir, ¿por qué me dijiste esto? Además, no tengo relación con Mateo. Lo que hiciste tú es demasiado brusco, ¿verdad? -dijo ella.

Rosaría no tenía hostilidad con esta sirvienta. Después de todo, las dos se llevaban muy bien antes, pero ahora no podía soportar la actitud que tenía Anabel.

La criada se puso aún más enojada cuando escuchó lo que dijo Rosaría.

-El Sr. Mateo te llevó aquí, así que eres su mujer. Además, te trata tan bien, ¿por qué actúas así? La señora Estela dio a luz a un hijo para esta familia, por lo que naturalmente el señor Mateo necesita verla. ¿Eres tan tacaña que no puedes aguantarlo? -preguntó la mujer.

Rosaría se enfadó al oír esto.

-Anabel, te dijo otra vez. No necesito que te preocupes por mí y tampoco tienes el derecho. En primer lugar, no me casé con Mateo. Tengo la libertad. En segundo lugar, la relación entre yo y Mateo no tiene nada que ver contigo. Si sigues así, se lo diré a Mateo. ¿Crees a quién va a culpar? -dijo Rosaría.

No quería mostrar una actitud tan dura, pero lo que había hecho esta sirvienta lo enfadó mucho.

Solo quería salir de aquí rápidamente, pero sus palabras hicieron que Anabel se quedó muy enojada.

-Ya te digo. No importa cómo el señor Mateo te trate, siendo la mujer de esta familia, siempre tienes que considerar por él. Al igual que nuestra dueña anterior, tienes que ser respetuosa con tu marido. De lo contrario, ¡no eres digna de ser su mujer! -dijo la criada.

Rosaría se quedó aturdida al escuchar esto.

Resultó que el motivo por el que Anabel la trataba tan bien antes era porque se había puesto inferior a su marido.

¡Quizá tenía razón!

Anabel era la nodriza de Mateo y le había criado, por lo que naturalmente siempre protegió a Mateo. Fue Rosaría quien era demasiado inocente. Ahora entendió que, para esta señora, Mateo era como su hijo, mientras que la tomaba como la nuera.

La suegra no era como la madre real, así que no protegerían a su nuera frente al interés de su hijo.

Rosaría entendió lo todo y se puso triste.

La forma en que miraba a Anabel cambió.

Al final, ella fue tan inocente y tonta que se había equivocado.

Ella dijo burlonamente -Anabel, ¡no tengo ningún interés en ser la mujer de vuestra familia! Dile a Mateo que quiero que me deje ir rápidamente -

-¡Qué desvergonzada eres! -No sabía qué decir la sirvienta.

Anabel se puso muy ansiosa. De repente levantó el brazo con la intención de golpear a Rosaría, pero la fría mirada de esta mujer la sorprendió.

-¡No me trates así! No soy Estela y no quiero casarme con Mateo. Si me golpeas, no importa qué reacción tendrá Mateo, ¡te corto la mano! ¿Ya lo sabes? -dijo Rosaría.

Rosaría lanzó miradas llenas de frialdad, haciendo que Anabel se quedara parada.

Rosaría empujó la silla de ruedas y se fue.

Tan pronto como salió, vio a Víctor puesto de pie a la puerta con una sonrisa encantadora. El hombre dijo -Señora, ¡Eras muy valiente con aquella persona! -

-Has entrado aquí sin permiso. ¿No tienes miedo a Mateo? -preguntó ella.

Rosaría sonrió, tomó las rosas, las olfateó y dijo -Huelen bien. ¿Son para mí? -

-Por supuesto -contestó el hombre.

Víctor creía que lo que había hecho Rosaría era impresionante.

Él empujó a Rosaría y los dos salieron de aquí. En el camino, se encontraron con algunos sirvientes de esta familia. Este hombre incluso silbó unas cuantas veces, como un rufián.

Rosaría dijo -Señor Víctor, ¿puedes comportarte como una persona normal? -

-¿Qué tengo que hacer? ¡Siempre actúo de esta manera desde que nací! -contestó el hombre.

Mientras Víctor hablaba, llevó a Rosaría al auto, le puso bien el cinturón de seguridad y dejó la silla de ruedas en el maletero.

Dijo -Vamos, chica guapa. Te llevo a desayunar. Dime, ¿qué es lo que quieres comer? -

-Se dice que las empanadas de aquí son ricos. ¿Vamos a probarlos? -preguntó ella.

-¡Bien! -dijo el hombre.

Encendió el auto y los dos se fueron.

Anabel se recuperó la consciencia mucho después de que Rosaría se fuera. Observó a ellos por detrás.

Recordó la solemne mirada de Rosaría, y se quedó asustada.

Pensaba, "¿De dónde vino esta mujer?"

"¿Por qué esa mirada hizo que me sintiera tener miedo y me temblara?"

Rápidamente cogió el teléfono y llamó a Mateo.

Dijo -Señor, Señora Catalina se fue con un hombre arrogante quien vino con rosas. ¿Por qué te has quedado con una mujer así? -

Mateo estaba en el camino de vuelta cuando escuchó las palabras de Anabel. Se quedó muy serio.

-¿Cuál hombre? -preguntó.

-Parece que es de la Familia Serrano. No lo vi claramente -respondió la mujer.

Anabel sabía que Víctor y Mateo no se llevaban bien. El hecho de que Rosaría se haya ido con este hombre molestó mucho a esta sirvienta.

Dijo -Señor, los dos estaban hablando y riendo con mucha alegría. Están muy familiarizados. No podemos dejar a esta mujer quedarse aquí. ¡Señor, no sea tonto! -

Mateo respondió -Ya lo sé. ¿Ella ha desayunado? -

Mateo se frotó la cabeza y estaba algo cansado.

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