Notas de un asesino. romance Capítulo 7

“Hace unos meses pensaba que el amor era una pérdida de tiempo, una cursilería que era para hacer sufrir a los seres humanos, pero ¿sabes? Te conocí a ti y me obsesione de ti, sé que, aunque suena cursi y estúpido, aunque sé que contigo nada es estúpido. Tu eres la luz en medio de la oscuridad que arropa mi vida”

Había pasado un mes desde que estaba compartiendo casa con ese estúpido, al igual que va un mes desde que no le dirigía la palabra ¿acaso había cometido un error? Todo esto estaba pasando desde que lo privó de un orgasmo, por el amor de Dios. Tuvo oportunidad de escapar, pero no lo quería ya.

¿Qué cosas pensaba?

Día tras día se sentía caer un poco más por Mikhail, no habían pasado palabras, miradas y mucho menos roces e insulto. Ahora se sentía una completa estúpida, ¿por qué será que tenía que sufrir? sabía que no debería de quejarse tanto, llevaba un mes y una semana de no ser golpeada por su padre.

Estaba parada frente un mueble del departamento mirando hacia la puerta, si no lo había mencionado, no había salido de ese lugar y tampoco había asistido a clases, estaba pensando en ir a su departamento e ir a por sus cosas y presentar una excusa creíble para que la dejen continuar mi año.

Miró el reloj que reposaba en la pared de la izquierda, marcaba las siete de la noche, repasó su vestuario. No estaba mal.

Mientras él y ella habían vivido juntos le había comprado mucha ropa tenía que admitir que tenía un muy buen gusto y la verdad era que no sabía de donde sacaba todo ese dinero. Es un Psicópata, siempre esperará lo peor de él.

Salió del lugar y al bajar del ascensor se encontró a un Mikhail completamente sudado ¿Quién hace ejercicios a esta hora? Se miraron mutuamente y cuando menos lo esperó comenzó a caminar hacia él, pero su camino es abruptamente interrumpido porque una chica morena y alta, piernas largas y cuerpo de muerte se para frente a él y le da un beso en los labios.

¡Auch!

No se quedó parada ahí, simplemente salió de ese lugar y chocó contra ella a propósito. Di algo perra y lo pagarás.

Cuando estaba fuera del edificio caminó hacia su departamento.

El camino fue largo, mucho, a decir verdad, pasó por lugares los cuales dejó de ver hacia mucho tiempo, iba con seguridad y pensó en la chica que siempre quiso ser, la chica extrovertida, divertida, arriesgada y sobre todo una chica con una mente perversa.

Al llegar a donde estaban los edificios, donde se estaba quedando se detuvo y tomó una exhalación profunda, simplemente para sentir como el aire se colaba en sus pulmones.

Cuando tenía suficiente aire para respirar continuó caminando y al llegar a la puerta de su departamento abrió la puerta; sonó de manera chillona dándole una pizca de misterio a toda la situación, entró y encendió la luz y cuando lo hizo le da un vistazo a toda la casa, todo estaba en completo orden, no había porqué alarmarse.

Se dirigió a la habitación y se quedó quieta en el lugar al que llegó, todo estaba extremadamente limpio, recogido y ordenado en su lugar, volvió a recordar y repetir que no había nada extraño ahí. Fue hacia donde reposaba su mochila y la tomó, se la colocó en sus hombros y cuando lo hizo fue hacia donde reposan sus libros y los tomó en sus manos.

Salió de la habitación y se dio cuenta de que la luz de la sala del apartamento estaba apagada, excelente un típico cliché de una historia de terror, caminó hacia la perilla de la luz y la enciendo, tiró un grito por el susto.

—¿Quién te dio permiso de salir? —su voz sonó enojada y solo podía pensar en que él se creía ¿acaso no era él, el que estaba con una esquelética? No la juzguen son los que suponen... ¿Celos?

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