Obsesión por el Sr. Correcto romance Capítulo 1

Tras sentirse demasiado incómoda, Valeria Brown se quejó entresueños: “Au…”. Enseguida, rodó sobre la cama y se encontró con un hombre desconocido, cuyo cuerpo y rostro eran muy atractivos. De inmediato, la mujer pensó que estaba soñando, así que incrédulamente extendió la mano para palpar el rostro frente a ella. No obstante, tan pronto como lo hizo, el hombre abrió los ojos y la miró fijamente.

“¡Alto! ¿Quién eres tú? ¿Por qué estás aquí?” gritó ella mientras se alejaba con rapidez. Al instante, notó que estaba desnuda, por lo que agarró la manta y se cubrió.

“Soy tu ángel” contestó el hombre con voz baja y ojos oscurecidos.

Tras escuchar esto, Valeria lo miró con asombro y recordó las palabras resentidas que le dijo su amiga, Ashley Evans, antes de que perdiera el conocimiento.

“Valeria, acabo de poner el filtro más fuerte en tu té. Como tu amiga, te conseguí al proxeneta más joven y guapo. ¡Disfrútalo!, así como yo disfrutaré convertirme en la nueva novia de Mason, porque estoy segura de que cuando él vea las fotos de cómo te diviertes con otros hombres, terminará contigo”

En este momento, Valeria sintió que el mundo se le venía encima y no quería ni imaginar lo que pasó anoche con este individuo. Enseguida, su rostro se empalideció y se sintió tan irritada que inmediatamente agarró la almohada y se la arrojó sobre el hombre, diciendo: “¡Canalla! ¡Te meteré a la cárcel y haré que te sentencien a cadena perpetua!”

Pese a que la voz de Valeria sonó despectiva y desafiante, el hombre tomó la almohada tranquilamente y respondió campante: “Yo no te obligué a nada. Fuiste tú quien estuvo muy cariñosa conmigo. ¿En serio crees que la policía se tragará tu cuento?”

Aunque sentía que la rabia se apoderaba de su ser y no aceptaba haber perdido su virginidad de esta manera, en el fondo, Valeria sabía que este hombre tenía razón. Al fin y al cabo, después de lo que ingirió, era demasiado probable que haya sido ella quien se le ofreció. Por este motivo, sabía que sería inútil comentárselo a la policía, pero al mismo tiempo, tenía ganas de hacerlo, ya que, solo así, este proxeneta mantendría cerrada la boca y no denigraría su imagen.

Tras ver a su jefe, dos hombres vestidos de guardaespaldas lo saludaron respetuosamente: “Joven William”

“Revisen los antecedentes de la mujer e infórmenme cuanto antes” dijo el hombre con frialdad.

“Como usted diga”

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