—Por cierto, ¿tienes alguna buena idea para hacer feliz a alguien? —Julieta, que estaba sentada perezosamente en el lado del pasajero, preguntó de repente a Mateo.
Como ambos vivían en Barrio Lujo, Mateo llevó a Julieta.
—¿A quién quieres hacer feliz? —Mateo no sabía a quién haría feliz Julieta de buena gana.
—Tu tío, por supuesto —El tono de Julieta era impotente.
—Ouch.
Su cabeza casi golpea el parabrisas cuando Mateo frenó de repente.
Mateo miró a Julieta y preguntó incrédulo:
—¿Quién? ¿Otra vez?
Julieta aún no se ha recuperado de su asombro, lanzando una mirada de odio a Mateo, con una mano suya acariciando incesantemente su pecho, contestando:
—Tu tío.
—¿Hacer feliz a mi tío? —Mateo no podía imaginar que el frío y arrogante Hector necesitara ser feliz.
Sólo pensar en esa imagen era aterrador.
—Exactamente. El rumor entre Diego Silva y yo se extendió por Internet unos días antes. Su tío parecía celoso. No pude encontrar ninguna forma de calmarlo —Julieta se preocupó al pensar en su rey de los celos.
A Mateo le dolía el corazón, Julieta era totalmente sincera con él, le trataba como a un buen amigo. Dado que tenía esa relación con ella, no sabía si estar alegre o triste.
Si el hombre que Julieta quería hacer feliz soy yo, sería maravilloso. pensó Mateo con amargura.
—En realidad, los hombres no quieren mucho. Sólo tienes que dejarle sentir tu amor —Mateo aparcó de repente su coche en el arcén—. Sal.
—¿Por qué para el coche aquí? —Julieta miró a Mateo, perpleja.
— ¿No quieres hacerlo feliz?
Al oír esto, Julieta se bajó del coche inmediatamente. Pero se arrepintió cuando vio a dónde iba Mateo.
Una floristería...
—Señor, por favor, envuelva un ramo de rosas y ponga esto en el centro —Mateo señaló las rosas y le entregó la flor en la mano.
Julieta pensó que Mateo estaba simplemente loco. Regalando flores a Hector, ella... Esa vieja idea se le había ocurrido hace mucho tiempo. La idea le pareció anticuada, así que la abandonó.
Si hubiera sabido que este tipo es tan poco fiable, no se lo habría pedido.
Julieta se quedó fuera de la floristería, muy impotente.
Mateo le dio las flores envueltas a Julieta:
—No es cierto que sólo los hombres puedan regalar flores a las mujeres. Las mujeres también pueden regalar flores a los hombres, por lo que habrá sorpresas inesperadas.
Julieta miró las flores con asco y tuvo el impulso de quitárselas.
Había un girasol entre las rosas.
¿Rechazará Hector las flores, que eran de color rosa?
No podía imaginarse a Hector sosteniendo un ramo de rosas.
—Las rosas significan tomar tu mano y envejecer contigo. Y este girasol representa la lealtad. —explicó Mateo con paciencia.
Al escuchar la explicación, Julieta empezó a sentir que el ramo de flores era mejor.
Este ramo de flores era cada vez más hermoso.
—¿De verdad? —Julieta miró a Hector con cara de desconfianza.
Sólo cuando Hector asintió le creyó de verdad.
—Que Mateo dijo que las rosas representan... —Julieta comenzó a explicarle a Hector, pero antes de que pudiera terminar sus palabras él la besó.
El repentino beso dejó a Julieta sin saber qué hacer, con la respiración agitada. De repente, una gran mano se acercó a su cintura. El calor de la mano hizo que su cuerpo se estremeciera, se ablandara bajo el contacto de Hector.
Hector llevó a Julieta y la besó, abrió la puerta del dormitorio con un pie.
La sala se llenó de pasión.
Fuera de la ventana, la luna era hermosa. En el dormitorio, los dos pasaron una noche llena de deseo juntos.
Al día siguiente, Julieta abrió los ojos y vio el hermoso rostro del hombre. Ella y se enterró en sus brazos.
Hector miró a la perezosa mujer en sus brazos. Una sonrisa apareció en sus labios. Le acarició el pelo, con un rostro lleno de afecto.
—¿Por qué no has ido a trabajar todavía? —Julieta seguía tumbada con los ojos cerrados, con la voz perezosa. Estaba muy cansada, porque ayer había grabado todo un día de variedades y había pasado una noche super cansada con Hector. Todavía tenía mucho sueño.
—Porque es sábado, levántate. Puedes seguir durmiendo después de desayunar —dijo Hector en voz baja.
—Por cierto, no he terminado mis palabras de ayer. ¿Sabes el significado de las flores que te regalé? —Julieta levantó los ojos, mirando a Hector. No había olvidado lo de ayer. Si Hector no conociera el significado de las flores, éstas serían insignificantes.
—Lo sé. Sólo soy leal a ti, sólo te quiero en mi vida.
Hector le frotó la cabeza, tirando de ella para levantarla de la cama, confesándose con Julieta a través del lenguaje de las flores.
Al escuchar su respuesta, Julieta sintió al instante que era ella misma la que no entendía los sentimientos de los demás. Porque ni siquiera había entendido los significados de las flores que hasta Hector conocía.
De hecho, esto debía atribuirse al libro que Guillermo había regalado a Hector. El libro incluye varios idiomas de las flores. Y durante un largo periodo de tiempo, Hector había ofrecido cada día diferentes flores a Julieta. Las flores tenían sus propios significados, simplemente él no los había entendido en ese periodo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Papá, quiero que sea mi mamá