Papá, quiero que sea mi mamá romance Capítulo 92

Como Julieta había cenado con Elena Pardo en el Restaurante Delicia, reconoció en un momento la marca del tazón.

La verdad fue revelada por Julieta y Rebeca se sintió avergonzada, además, el hecho de que Rebeca destacara que el caldo había sido cocinado por ella misma también le hizo perder su dignidad.

—Después de hacer el caldo, lo puse en este tazón, ¿no puedo? —Rebeca se negó a admitirlo, justificándolo con sofismas una vez más.

—Eso es bueno. Pensaba que eras una cocinera del Restaurante Delicia y que tenías tantos objetos del restaurtante en tu casa —se burló Julieta.

—Tú... —Rebeca estaba furiosa.

Julieta se sintió reconfortada cuando Rebeca se enfadó tanto que su rostro se volvió malo.

Rebeca sabía que no podía conseguir una ventaja en este asunto, así que cambió la conversación.

—Pero algunas personas ni siquiera poseen la belleza exterior, por no hablar de atraer a otras personas para conocer su belleza interior.

Rebeca pensó que su buena familia y su elevada posición familiar pesaban más que la mujer, así que, habló con un tono más altivo, lleno de desprecio.

—Parece que la Sra. Rebeca está satisfecha de sí misma sin saber la realidad. —Aunque Julieta quería poner fin a esta batalla, la arrogancia de Rebeca volvió a disgustarla y la hizo decidirse a continuar.

—Creo que eres tú quien no conoce bien la situación. Sólo eres una invitada en esta casa —respondió Rebeca con tono de anfitriona.

—Srta. Rebeca, si no recuerdo mal, también dijiste que eres una invitada, ¿no? Sin embargo, yo me quedo en el Barrio Lujo por la noche como invitada mientras tú no puedes —replicó Julieta inmediatamente, sin perder a Rebeca en la arrogancia.

Al oír la respuesta de Julieta, Héctor, que estaba observando la batalla, levantó ligeramente las comisuras de los labios, aunque seguía manteniendo una postura indiferente.

En este punto, parecía que Julieta ya tenía un poco de aires de anfitriona.

La respuesta de Julieta sorprendió mucho a Rebeca. ¡No esperaba que Julieta hubiera vivido antes en el Barrio Lujo!

Rebeca miró a Héctor con esperanza, pero éste ni siquiera le dirigió una mirada.

—Ama de llave, despide a la invitada —habló Héctor con actitud fría.

Rebeca pataleó su puño con rabia, luego tomó su bolso y dejó el Barrio Lujo.

—¡Adiós! Sra. Rebeca. ¡Ten cuidado en el camino a casa!

Julieta mostró una sonrisa burlona mirando a Rebeca.

Julieta ganó la batalla esta vez.

Este resultado satisfactorio mejoró el estado de ánimo de Julieta, que volvió a su habitación muy contenta.

De hecho, Julieta siempre se había sentido ofendida por el asunto de Rebeca antes de esto, que no había sido explicado por Héctor. Pero hoy, esa mujer seguía apareciendo en esta casa con esos aires insolentes.

Esto no era intolerable.

Cuando recordó que Héctor, sentado a su lado, había ignorado sus ojos y había hecho que Rebeca fuera cada vez más arrogante, Julieta se sintió triste, con una gran decepción.

Si ella hubiera hecho lo mismo que Rebeca hoy, ¿a quién defendería Héctor? En el corazón de Julieta empezaron a aparecer algunas dudas que antes siempre habían sido de confianza.

Mirando a Julieta, que volvió a la habitación sin decir nada, Héctor dejó el periódico, con una evidente decepción en los ojos.

Las relaciones entre estas dos personas mejoraron un poco, pero cayeron en otra situación incómoda.

Así que el presidente Héctor se preguntaba si debía buscar a Guillermo para aprender algunas experiencias.

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