Papá, quiero que sea mi mamá romance Capítulo 95

Aunque Héctor tenía la cara fría todo los días y una sonrisa casi invisible en su rostro. Pero él siempre estaba ahí para ella cuando tenía problemas y, de alguna manera, se había hundido en el calor que Héctor le daba.

—Sí, ya hay alguien que me gusta, y lo haré público si puedo cortejarle.... —Julieta sonrió ligeramente al responder enigmáticamente al periodista, con un rostro teñido de dulzura.

—¿Es Mateo? —Las palabras de Julieta no sólo no calmaron a los periodistas, sino que los excitaron aún más.

—Después, lo sabréis —Julieta sonrió a los periodistas, sin afirmar ni negar.

Cuando el informe salió a la luz, también hubo un reportaje en los medios de comunicación sobre un programa de entrevistas anterior en el que Julieta hablaba de los criterios para elegir a un cónyuge.

Ella quería que su novio y ella tuvieran las mismas metas y los mismos intereses.

El presentador dijo en la entrevista entonces:

—Mateo encaja perfectamente en los criterios.

Y los medios especularon que Julieta estaba enamorada de Mateo. Y había muchos informes y fuentes que decían que Julieta y Mateo tenían una relación de amor.

Los fans de Julieta y Mateo eran los más felices de todos. Enviaban mensajes a Julieta, discutían qué aconsejarla sobre cómo cortejar a su amor y luego hacer una demostración pública de afecto tan pronto como sea posible.

Julieta se sintió un poco avergonzada al ver los mensajes de los internautas. Y el despacho del presidente del Grupo Velázquez estaba ya tan frío como una bodega de hielo.

Héctor vio el video de la entrevista de Julieta con una mirada oscura, y lo primero que pensó fue Mateo cuando escuchó a Julieta decir que le gustaba alguien.

Julieta incluso había empezado a mostrar abiertamente su amor, tan impaciente...

La mirada de Héctor era profunda, como un vasto océano.

Cuando Julieta volvió a casa por la noche, no vio a Héctor, y a la mañana siguiente el ambiente en el comedor era bastante delicado.

—Acompañamos a Miguel a ver el Dr. Umberto. —Héctor comió y se levantó con elegancia para subir las escaleras, dejando sólo unas palabras.

Fue entonces cuando Julieta recordó que era fin de semana y que era hora de que Miguel volviera a ver al psiquiatra. Miguel la miraba con anhelo, Julieta fue completamente incapaz de decir que no.

Tuvo que pedir permiso al equipo para acompañar a Miguel al Dr. Umberto.

En los días siguientes, Héctor buscó todo tipo de razones para impedir que Julieta fuera al equipo. En los primeros días Héctor logró convencer a Julieta con algunas razones, pero luego las razones se volvieron cada vez más rebuscadas y Julieta fue descubriendo poco a poco lo que Héctor tenía en mente.

—El equipo tiene una escena importante hoy y tengo prisa —dijo Julieta a Héctor mientras bajaba corriendo las escaleras.

—¿De verdad le echas tanto de menos después de unos días sin verle? —La voz de Héctor estaba fría mientras se sentaba en el sofá y miraba a Julieta apresuradamente.

—¿Quién extraño? —Julieta no entendió inmediatamente el significado de las palabras de Héctor y lo miró confundida.

—Ya sabes de quién estoy hablando.

Julieta, al oír las envidiosas palabras de Héctor, miró la rara y antinatural expresión de éste, esbozó una sonrisa y se acercó lentamente a Héctor.

—¿Quién? ¿Mateo?

¡¿Héctor estaba celoso?!

Héctor vio la mirada curiosa de Julieta mientras levantaba de forma antinatural la taza de porcelana que tenía delante.

Julieta se dio cuenta ahora de lo que Héctor había estado haciendo estos últimos días. ¿Le había impedido ir al equipo para que tuviera menos contacto con Mateo? ¿Era por eso que no se le había permitido tener contacto con Mateo antes?

—¿También crees que me gusta Mateo? —le preguntó Julieta a Héctor, que estaba sentado a su lado sorprendido.

—¿No es así? —La cara de Héctor se vio mal.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Papá, quiero que sea mi mamá