PECADO DEL DESEO romance Capítulo 7

Lo miro y trago saliva. Un escalofrío entra por mi garganta y llega a mi corazón.

Ha estado investigando... Si se entera, mi identidad y mis secretos se quedarán al descubierto.

Sinceramente, lamento de haber mentido en aquel entonces. ¿Por qué me habré venido a la familia Santalla? Pensé que podría dejar atrás mi vida miserable, pero en realidad, solo he conseguido quince años de sufrimiento.

Y este sufrimiento no tiene fin.

Mirando mi mirada desesperada, Clyde sonrie y se inclina. En este momento, mi mente está en blanco y dejo de resistirme.

Penetra una y otra vez en mi cuerpo. Solo siento cada vez más humillación.

Me muerdo el labio y aparto la mirada, en trance parece que veo a Kenneth de pie en lo alto de las escaleras...

De repente, todo mi cuerpo se encoge, siento escalofríos en la espalda y se me pone los pelos de punta.

—¡No lo tengas tan cerrado! —susurra Clyde y me abofetea—. ¡Sí que eres putilla!

El dolor me hace despertar y, cuando vuelvo a mirar hacia allá, no queda rastro de Kenneth.

***

A la mañana siguiente, mientras ayudo a Kenneth a levantarse, mis pensamientos vuelan. Me avergüenza pensar en que he estado haciendo eso con Clyde durante dos noches seguidas, entonces no me atrevo a mirarle los ojos a Kenneth.

—¿Te encuentras bien? —me pregunta Kenneth cuando abotono mal por segunda vez su camisa.

—¿Eh? —Me asusto, y mi corazón latía a toda prisa por miedo—. Na... Nada.

—¿No dormiste bien anoche? —pregunta suavemente.

Bajé la cabeza y no hablé.

—Lo siento, Selena —Kenneth me disculpe, tocando mi cabeza—. He molestado tu descanso, ¿verdad? Creo que... es mejor que me vaya a dormir a la habitación de invitados a partir de hoy.

—¡No! —digo apresuradamente.

¿Cómo puedo dejar que vuelva a dormir en la habitación de invitados? Ya estamos casados ​​y deberíamos dormir en la misma habitación, pero he traicionado a mi marido en estos dos días... Creo que, si el castigo existe de verdad, acabaría en el infierno.

Me han criado para que sea esposa de Kenneth, ¿qué más puedo pedir?

—Selena, no te desanimes —me dice de nuevo—. Mira... Cuando tengamos un niño, se lo mencionaré de nuevo, es posible que me diga que sí con la alegría del bebé, ¿no crees?

¿Tener un bebé?

Lo miro con sorpresa.

Kenneth frunce los labios y baja la cabeza, frotándose las manos con inquietud.

—Kenneth —digo en voz baja luego de reflexionar un largo—. En realidad, mamá tiene razón... Debería quedarme en casa contigo. Pero Kenneth, también quiero tener mi propio trabajo, ¿me entiendes?

—¡Por supuesto! —Kenneth asiente apresuradamente—. Selena, no quiero ser una carga para ti.

—Kenneth... —Siento ganas de llorar y las lágrimas se me caen incontrolablemente—. Kenneth, no eres mi carga, eres mi marido.

—Te daré un bebé —Lo miro a la cara con cautela—. Pero después de eso... ¿Puedes decirle a mamá que me gustaría salir a trabajar?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: PECADO DEL DESEO