Selena se tensó al ver a Simón y no pudo evitar sentir un poco de miedo porque todavía recordaba que ella había inundado el piso de Aaron unas horas antes.
—Jeje, señor Simón, ¡qué coincidencia!
Miró a Simón con una sonrisa sarcástica y ya sacó su teléfono, lo hojeó rápidamente para encontrar el número de la señora Patricia y le envió un mensaje.
Nada más enviar el mensaje, Simón le arrebató el teléfono.
—Señor Simón, ¡¿qué estás haciendo?!
Selena fingió ponerse enfadada.
Sin mirar el teléfono de Selena, Simón se lo entregó directamente al guardaespaldas que estaba detrás de ella y le dijo fríamente:
—Por favor súbete al coche.
Con eso, Selena fue llevada a un lado.
La puerta del coche se abrió y Selena se agachó para entrar. Luego, vio al hombre sentado dentro con los ojos cerrados descansando.
Su corazón tartamudeó.
Tragó saliva y saludó sonriendo:
—Señor Aaron, ¿me busca...?
El hombre abrió lánguidamente los ojos, y una mirada afilada se posó en ella.
—¿Ya has pensado en cómo morir? —dijo con brevedad.
Su tono era plano y indolente, pero se podía notar una amenaza en él.
—Jajaja... Por supuesto que quiero que... morir envejeciendo.
Selena trató de mantener una sonrisa amable pero en el interior maldijo mil veces a Aaron a escondidas.
El hombre dijo en voz alta:
—Simón, pon en marcha el coche.
—¡¿Qué?! ¿A dónde va, señor?
Selena se puso nerviosa al oírlo.
En el tiempo que tardó en hacer la pregunta, Simón ya había subido al coche y puso en marcha la limusina.
Aaron cerró los ojos una vez más sin hablar nada más.
Ella sólo podía mirar a Simón y preguntar:
—Señor Simón, ¿a dónde vamos?
—Al hospital.
—¡¿Hospital?!
El rostro de Selena palideció y su corazón palpitó nerviosamente.
Al recordar que Aaron le había dicho que iba a quitarle el útero, la chiquita se asustó aún más.
Se había creído muy atrevida en toda su vida, pero tenía que admitir que realmente tenía miedo de Aaron.
«Dios mío, hoy terminaré acabado...»
Selena se apoyó débilmente en el asiento del coche como si estuviera moribunda.
Estaba esperando la llamada de la señora Patricia.
De repente se oyó el teléfono de Aaron, y Selena se alegró al ver que Aaron respondió a la llamada.
Inclinando la cabeza hacia la pantalla, descubrió que era la llamada de la señora Patricia.
—Abuela ayúdeme, Aaron me va a quitar el...
Selena pidió ayuda a gritos a la señora, pero el hombre le tapó la boca antes de que pudiera terminar la frase.
—¡Cállate si no quieres morir!
Aaron le lanzó mirada asesina a Selena como una advertencia.
Selena le asintió con la cabeza rápidamente.
Ahora que la señora Patricia había llamado, no tenía nada que temer.
—Abuela, ¿qué pasa? —preguntó Aaron.
—¿Dónde estás, cabrón? ¿A dónde quieres llevarte a Selena?
Aaron se quedó en silencio.
—No te quedes callado. ¡Si le pasa algo a Selena, no te perdonaré!
—Anda, ese cabrón es tan odioso. Bien, Selena no llores.
Fueron sólo tres días con Selena, pero la señora descubrió que Selena era inteligente, amable y diligente, que era una muy buena chica.
El único defecto era su aspecto discreto y poco atractivo.
La señora Patricia creía que Selena sería una mujer adecuada para formar una familia, pero ese aspecto común no cautivaría el corazón de Aaron, por lo que, sería poco posible que Aaron se casara con ella.
—Sí, gracias, abuela.
—Dale a Aaron el teléfono.
—Bueno —Selena respondió y le devolvió el teléfono a Aaron.
Este desactivó el altavoz y puso el teléfono junto a su oreja:
—¿Abuela?
—Anda que todavía sabes que soy tu abuela, si no tienes ningún respeto por mí. ¿Cómo te atreves a llevar a una chica al hospital para que le saquen el útero? ¡Qué diablos!
Al otro lado de la línea, la señora Patricia estaba muy furiosa.
—Devuelve a Selena su teléfono inmediatamente y le haré una videollamada cada día. Si descubro que la maltratas, ¡me suicidaré!
—Abuela, no sea así...
Antes de que Aaron pudiera terminar una frase, la señora Patricia había colgado el teléfono.
Agarró el teléfono, y su rostro guapo estaba muy sombrío como si quisiera devorar a Selena a la siguiente segundo.
Selena miró a Aaron, observándolo, y vio que estaba extremadamente enfadado, por lo que, suponía que su abuela debía haberle advertido que no volviera a intimidarla.
Al pensar esto, Selena se quedó finalmente aliviada.
—Devuélvele el teléfono.
—Sí, señor Aaron.
Simón sacó su teléfono y se lo entregó a Selena.
—Gracias.
Selena se lo agradeció inmediatamente y justo cuando cogió el teléfono entró una llamada con el nombre de “Abuela Patricia”.
Aaron también vio el nombre en la pantalla.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Pedido de Amor
Seguirán escribiendo esta historia bonita...
Bella novela continuarán escribiendo capitulos...