Pedido de Amor romance Capítulo 162

Con eso, volvió a agitar el pequeño plato de papel que tenía en la mano y dijo:

—Añadí cinco euros para estas velas y pequeños platos. ¿Qué tal una sorpresa?

Mientras la escuchaba, el rostro de Alberto se iluminó con una sonrisa, nunca tan feliz como hoy.

—Gracias —la agradeció de todo corazón.

—Somos buenos amigos, no te hace falta darme las gracias. Tienes dinero para comprar fuegos artificiales y yo sólo puedo comprarte una mini magdalena como muestra de agradecimiento, espero que te guste.

—Claro, me gusta mucho —Alberto dijo con prisa.

Selena cortó la tarta de Pikachu, cogió un trozo y lo puso en un plato de papel desechable, cogió un tenedor y se lo entregó a Alberto:

—Toma, tarta de cumpleaños, cómetela.

Alberto no dijo nada y, tras unos segundos de silencio, cogió el pastel y se lo comió en silencio con la cabeza gacha.

Selena cogió el tenedor y se comió la otra mitad de la magdalena.

—¿Cómo sabe, está bien?

—Sí.

—Ja, ja, lo que elijo, debe saber bien.

Ella estaba de buen humor.

Alberto estaba muy emocionada en secreto por lo que había hecho Selena por él.

Los dos terminaron su pastel y Selena le pasó un pañuelo de papel y ambos se limpiaron la boca.

Miró hacia abajo y sacó algo de otra bolsa de papel:

—Toma, esto es para ti, es tu regalo de cumpleaños.

—¿Qué es?

—Míralo tú mismo.

Selena le entregó algo en otra bolsa de papel.

Alberto sacó una pequeña caja negra de la bolsa y la abrió para revelar un alfiler de corbata de hombre engastado en negro y oro.

El diseño era sencillo pero elegante, y quedaba absolutamente bien con un traje.

—Son 288 euros, no vale mucho pero es una muestra de agradecimiento mío. Guárdalo en casa, no lo uses, algo tan bararo no te encaja.

—No, me encanta mucho.

—Escóndelo en casa si te gustas, alguien tan noble como tú debería llevar algo más fino —dijo Selena de todo corazón.

En cualquier caso, Alberto era el hijo menor de una de las cuatro familias y sólo se reiría de él cuando saliera con algo que costaba 288 euros.

—Gracias, de verdad.

—Somos buenos amigos, no te hace falta tener tanta formalidad. Bueno, he celebrado tu cumpleaños, así que me voy primero, tengo que ir a casa mañana, por eso tengo que descansar temprano.

Volvería a su pueblo natal mañana, pero el tren partiría a las once del mediodía, así que ella no tendría ninguna prisa.

Pero todavía tenía algunas cosas que hacer antes de irse.

Quería desprenderse de su odio, porque algunas personas crueles eran se habían pasado de la raya y no quería dejarle salir tranquilamente.

—Te llevaré de vuelta.

—No es necesario.

Selena no le dio a Alberto la oportunidad de hablar, se levantó, se despidió de él y se marchó directamente.

Alberto se puso de pie y la vio salir, mirando el regalo que Selena le había dado y una sonrisa de alivio se dibujó en sus labios.

Esta noche él estaba muy contento.

***

Selena no volvió a su piso alquilado, al fin y al cabo, había sido cedido y no podía quedarse allí aunque quisiera.

Sólo que ella se dirigía en dirección a la Villa Río.

Selena ni siquiera tuvo que pensar en quién estaba detrás del accidente de coche de esta noche.

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