—Selena, yo, tengo suficiente valor para hacer cualquier cosa, pero cuando se trata de ti, no puedo ni siquiera decir «me gustas». Tú, ¿no crees que soy cobarde?
El hombre suspiró con frustración, su corazón inexplicablemente se sintió un poco triste.
—Duerme bien y buenas noches.
Aaron se inclinó una vez más, dejándole un beso en los labios, con la palma de la mano acariciando la mejilla durante mucho tiempo antes de levantarse de mala gana y marcharse.
Salió del dormitorio y apagó la luz.
Sin darse cuenta, Selena, que había estado durmiendo un momento antes, abrió los ojos en la penumbra.
Ella estaba asombrada, y en sus ojos se reflejaba una inconfundible conmoción.
«¡¿Dijo que le gusto?!»
Selena era una buena bebedora, unas cuantas botellas no la habrían emborrachado, simplemente tenía sueño después de días de trabajo en el montaje de la boda y se quedó dormida.
Pero no esperaba despertarse justo a tiempo para escuchar lo que Aaron le confesaba sus sentimientos.
Inmersa en el shock, Selena no se atrevió a lanzar ni un sonido.
Incluso cuando Aaron la besó en los labios, ella no se atrevió a apartarlo.
Totalmente confundida y no sabía cómo reaccionar.
«¡¿Cómo puede ser?!»
Selena recordó el día en la casa de sus padres cuando acompañaban a su maestro a su casa después de tomar las copas y en el camino de vuelta, Aaron dijo que tenía un amigo que estaba a punto de casarse con su prometida embarazada pero a ese amigo le gustaba otra persona...
Hasta ahora Selena se dio cuenta de que el amigo a que se refería Aaron era él mismo.
Selena no sabía desde cuándo se enamoró Aaron de ella, ni se atrevió a pensar en ello.
¿Qué le importa a ella que un cabrón la amara o no?
A pesar de pensar así, Selena todavía recordaba que cuando conoció a Aaron, éste la había desesado repetidamente a la fuerza y sin piedad.
En cambio, ahora dijo que le gustaba, pero no volvió a tocarla.
«¡¿Acaso este de verdad se ha enamorado de mí?!»
***
A las 5 de la mañana.
Selena dispuso entonces que una secretaria fuera directamente a la Villa Río para ponerse en contacto con Laura y preguntarle qué necesitaba para la boda.
Pero la secretaria, acababa de llegar a la Villa Río cuando se le impidió entrar.
—Hola, soy la secretaria de la novia dispuesta por la empresa de bodas para acoplar el proceso de la boda con la novia —dijo la secretaria.
—Nuestra señora dijo que deberías esperar fuera —un guardaespaldas dijo.
Violeta Domínguez se sintió un poco impotente pero sólo podía aceptar.
Y en ese momento, las luces se encendieron en el piso de arriba mientras la compañía nupcial se acercaba con maquilladores y vestuaristas, trabajando febrilmente para maquillar a Laura y cambiarle el vestido de novia.
Hasta que todo estaba hecho, ya eran las seis de la mañana.
En ese momento entraron Juliana, Bruno.
Juliana, quien iba muy bienvestida, se puso delante de Laura y miró de arriba abajo a la preciosa Laura:
—Dios mío, mi hija es realmente la novia más hermosa.
—Por desgracia, ahora se casará pronto y no podrá vivir más con nosotros —Bruno suspiró de mala gana.
—Laura, enhorabuena, por fin has conseguido lo que quieres: casarte con Aaron.
Un soleado y apuesto Sergio, vestido con un traje a medida, se acercó a Laura y sonrió alegremente:
—Hoy es tu gran día, ¿no me das un sobre rojo?
Sentada frente al espejo de maquillaje, Laura miró al trío y dibujó una cruda sonrisa en su rostro guapo y le entregó un sobre roja a este diciendo:
—Toma.
—Ja,ja,ja gracias.
Lo único en lo que podía pensar era en el día en que la secuestraron, la llevaron a un almacén en ruinas y se enfrentaron a hombres fornidos que querían sacar al bebé de su barriga.
El bebé, la única ficha que tenía para unir a esa familia adinerada.
Laura les había rogado que dejaran marchar al bebé que llevaba en su vientre, dejando de lado su dignidad.
Pero quién iba a saber que esa gente no sólo le pedía 3 millones, sino que además le iba a exigir ..
Dijeron:
—No es imposible mantener al bebé en tu vientre, si puedes hacernos felices a todos, dejaremos ir a tu bebé.
Laura se colapsó en el acto, desesperada por las lágrimas, y en ningún momento había estando tan desesperada como en ese momento.
Tenía miedo de que la historia de ese día saliera a la luz y se convirtiera en el hazmerreír de toda la Ciudad Azul.
Las lágrimas, indiscutiblemente, resbalaron por las comisuras de los ojos de Laura.
Con el corazón nervioso y ansioso, marcó el número de Aaron.
El teléfono sonó un par de veces y Aaron, que estaba sentado en su estudio fumando, echó un vistazo al teléfono que tenía sobre la mesa y en la pantalla aparecía el nombre de Laura.
Su rostro apuesto e inocente se hundió un poco mientras pasaba el pulgar por la pantalla y contestaba al teléfono.
—¿Qué pasa? —preguntó.
¡Mira, qué actitud más cruda y fría!
El corazón de Laura, de inmediato, se hundió hasta el fondo.
—Aaron, ¿estás listo por tu parte? —preguntó Laura con lágrimas en los ojos y una voz suave y aguada.
El hombre dio una calada a su cigarrillo y sus largos dedos de jade golpearon la colilla contra el cenicero:
—Ya casi está.
—Nos vamos a casar pronto. Yo ...estoy un poco nerviosa.
No estaba nerviosa sino inquieta.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Pedido de Amor
Seguirán escribiendo esta historia bonita...
Bella novela continuarán escribiendo capitulos...