Selena tardó un momento en ir al grano:
—El señor Xavier lleva poco tiempo de vuelta, ¿cómo es que os conocéis tan bien?
Después de preguntar, sus agudos ojos miraron a Susana sin pestañear, tratando de detectar un indicio de algo diferente en su rostro.
Y efectivamente. Susana, que siempre era extrovertida, tenía un rubor imperceptible en las mejillas.
Los ojos de Selena se entrecerraron.
Algo estaba mala.
—¿Qué? No es como si me hubieras arrastrado a bailar con Xavier en el último evento de caridad y luego nos hubiéramos dejado información de contacto —explicó Susana.
Selena recordó lo que había sucedido aquel día y asintió como respuesta.
Sólo su profunda mirada se dirigió a Xavier, que conducía sumido en sus pensamientos.
Aunque Selena no había tenido mucho contacto con Xavier y era natural y cercano cuando estaba con él, no era tan frío como Aaron, pero por alguna razón Selena siempre sintió que Xavier no era sencillo.
Especialmente, como incluso Aaron le había advertido.
Sentados en los asientos del conductor y del pasajero, Xavier y Aaron reían y bromeaban y parecían llevarse bien, lo que ayudaba a aliviar las preocupaciones de Selena.
Una hora más tarde, llegaron a la Estación de esquí, una estación de esquí.
Esta Estación es la mayor estación de esquí del país.
Es un lugar estupendo para pasar unas vacaciones de invierno, con snowboard y esquí hinchable, así como una exposición nocturna de esculturas de hielo, espectáculos y otras actividades.
Debido a su gran altitud y a las laderas sombreadas de la montaña, la Estación de esquí se abre para esquiar en noviembre hasta marzo.
La Estación de esquí necesita diferentes pistas, por lo que el propietario de la estación de esquí convierte las pistas empinadas en pistas de parapente en verano, mientras que las pistas más cortas se utilizan para otros proyectos para garantizar que no haya lagunas en la zona ni en los ingresos.
Cuando ellos bajaron del coche y miraron la Estación de esquí, que hacía un buen negocio, Selena tuvo la impresión de ver dinero y no pudo evitar pensar:
—El negocio es tan bueno que el dueño debe estar ganando una fortuna.
—Con tanta gente, el negocio va bien —Susana le siguió con un suspiro de alivio.
Viendo el interminable flujo de turistas, ¿no son euros andantes?
—El negocio es realmente bueno, Aaron es un hombre de negocios —Xavier metió las manos en los bolsillos de su gabardina y observó la multitud de turistas que se dirigían al complejo de la Estación de esquí, feliz por Aaron.
—¿Esto es de Aaron?
Selena se quedó un poco atónita.
—Vamos a entrar.
sugirió Alberto.
Otros asintieron y juntas entraron y se dirigieron a la ventanilla para comprar sus entradas.
—Esperad aquí, yo traeré las entradas —dijo Alberto a ellos.
Selena lo pensó y dijo al instante:
—Es mejor que vaya el señor Xavier —Miró a Xavier y frunció los labios—. Usted es el señor Xavier, tendrá un descuento por ir. Es mejor tener un 10% de descuento, comprar un pase y poder jugar a todos los programas, vaya trato.
El coste de la inversión en un lugar como éste es enorme, además del consumo de mano de obra, servicios públicos y mantenimiento, por lo que el precio de la entrada no debe ser bajo.
—Bien.
Susana estuvo muy de acuerdo con Selena:
—Xavier, yo también creo que es más apropiado que vayas tú.
—Ya que lo habéis pedido, tendré que ir.
Un lado de los labios de Xavier se curvó en una sonrisa y se volvió para caminar hacia la ventanilla mientras llamaba a Aaron por teléfono.
—Iré a buscar café para ustedes dos, entonces —Alberto no se quedó esperando y se dirigió hacia la ventanilla que vendía café por allí, haciendo cola.
Como el negocio estaba tan animado, había una larga cola en cualquiera de las ventanillas de venta y un tiempo de espera.
Mientras estaban allí, Selena vislumbró a Susana mirando a Xavier.
Sus ojos estaban teñidos de luz de estrellas.
Como Selena no sabe esquiar, acabó en las pistas para novatos.
Xavier se llevó a Susana y Alberto a Selena.
Susana se puso delante de Xavier con su equipo.
—Xavier, sólo sé un poco, debes sujetarme bien, de lo contrario tendrás que mantenerme el resto de mi vida si me caigo y me quedo inválido.
Selena se quedó sin palabras.
—No hay problema, déjamelo a mí —dijo Xavier mientras ayudaba a Susana a ponerse los esquís.
—¿Qué estás mirando?
Alberto se preocupó al ver que Selena estaba distraída.
—Nada, sólo estaba mirando cómo funcionan estas cosas —Selena se inventó una excusa al azar.
—Vamos, te enseñaré.
Alberto fue tan gentil como siempre con ella, tomando las rodilleras y dejándose caer sobre una rodilla para ayudarla a ponérselas.
—No, no, lo haré yo misma.
Selena no estaba acostumbrada a Alberto y se sentó en la nieve sin ninguna imagen, cogió las rodilleras y se las abrochó y se puso los esquís.
—Vale.
Una vez vestida, se levantó apoyada en sus bastones de esquí, pero dio un grito de sobresalto y parecía que se iba a caer, al momento siguiente fue arrastrada a un cálido abrazo, sostenida fuertemente por Alberto,
—Cuidado.
La repentina ternura fue un poco desconcertante para Selena,
—Estoy bien, estoy bien, debería poder estar de pie.
Empujó a Alberto y apoyó la mano en bastones de esquí antes de poder quedarse quieta.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Pedido de Amor
Seguirán escribiendo esta historia bonita...
Bella novela continuarán escribiendo capitulos...