En el momento en que la abrazó con fuerza, Alberto aspiró su aroma y, de repente, su corazón latió más rápido y se tensó, aunque miró a Selena con un ligero calor en la mirada.
Pero entonces Selena salió por reflejo de sus brazos y el corazón de Alberto bajó instantáneamente de temperatura y un escalofrío recorrió su mirada.
—Yo te sostengo.
Alberto le tendió la mano.
Selena dudó un momento, pero le cogió la mano, con la intención de aprender a esquiar con Alberto.
—Hemos terminado, vamos.
A estas alturas, Susana y Xavier ya estaban preparados, cada uno con sus bastones de esquí y deslizándose por la pendiente de forma fluida.
—Aquí, déjame apoyarte —Alberto tiró un poco de Selena hacia delante, sólo para que ésta cayera al suelo con un golpe justo cuando daba un paso.
—Ouch.
Selena, que se había caído, se sentó en el suelo y se sintió un poco avergonzada al ver las miradas burlonas de los turistas que se encontraban en los laterales.
—¿Todavía vienes a esquiar así?
De repente, llegó la voz de una mujer conocida.
Selena se giró y se sorprendió al ver que la persona que había hablado era Nieve.
¡Y Nieve está de hecho al lado de... Aaron!
Los dos que llevaban su equipo de nieve, se acercaron y se pusieron delante de Selena.
Nieve tenía una sonrisa burlona en su rostro y la cara de Aarón no era tan amable como cuando veía a Selena, sino que era tan fría e indiferente como cuando la conoció.
Hacía dos meses que no se veían, desde la última vez que había dicho tantas palabras desesperadas en el hospital.
Incluso cuando visitaba a su abuela en Villa Tamayo, nunca veía a Aarón.
—¿Hay alguna norma explícita en la estación de esquí que diga que no puedes venir si no sabes jugar? —dijo Alberto con mala cara mientras se inclinaba para ayudar a Selena a levantarse.
Selena se levantó, quizá temiendo volver a caer, y se agarró con fuerza a la mano de Alberto.
Cuando miró hacia atrás, sus ojos se encontraron con los oscuros ojos de Aarón, y sintió que su corazón latía más rápido e incluso un poco contenido por alguna razón.
—¡Qué entrometida! —Selena evitó la mirada de Aarón y se burló de Nieve sin buen humor.
—¿Me regañaste?
Nieve no esperaba que Selena la regañara directamente y dio un pisotón de rabia, interrogando.
—¿Qué me importa si te gusta admitir? No soy tu madre.
Selena se levantó sarcásticamente y acarició la nieve de su cuerpo mientras su corazón se desbocaba.
Selena aún no ha ajustado las cuentas con Nieve después de que ésta le hiciera una jugada a sus zapatos en el último desfile de joyas, pero no esperaba que Nieve insistiera en el asunto.
—¡Selena, tú... no te alejes demasiado!
Los puños de Nieve se cerraron con rabia y miró de reojo a Aarón a su lado, como si quisiera ver la reacción del hombre que estaba a su lado.
Pero sólo acabó viendo el apuesto rostro de Aarón mientras sacaba un cigarrillo de su cabeza y sostenía el mechero para encenderlo.
Aunque no hizo nada, sus movimientos gallardos tenían la apariencia de un hombre ideal en su mente.
La ira de Nieve se calmó al pensar en ello.
—No importa, no voy a entrar en su lado malo general —Nieve sonrió con suficiencia a Selena, alardeando deliberadamente de algo delante de ella.
Y luego le dijo a Aarón:
—Aarón, vamos a esquiar. Es muy difícil venir aquí una vez, no podemos dejar que algunos estropeen el ambiente.
—No importa si rompe el ambiente, lo que importa es que huele tan a humo y contamina el aire como el perfume de mala calidad de 9,90 dólares de los puestos.
—Sí. Es casi la una, estamos en el palco 905 del Hotel Dragón, hemos pedido, así que date prisa en venir —Dijo Xavier.
—Ohhhh, está bien, ya voy para allá.
Tras colgar el teléfono, Selena y Alberto se dirigieron inmediatamente a la acera, llamaron a un autobús turístico y se dirigieron al palco 905 del Hotel Dragón.
Pero para su sorpresa, cuando empujó la puerta de la caja, vio a Aarón y a Nieve sentados dentro.
«Ellos están juntos...»
Pero pensándolo bien, Xavier era el tío de Aarón y sería normal que se sentaran juntos en la cena, si no fuera porque ella no esperaba que Xavier y Aarón se conocieran antes.
—¿Estáis aquí? Entra, sois los únicos que falta.
Al ver que Selena estaba aturdida en la entrada del palco, Xavier le ofreció un saludo.
Y Susana, que estaba sentada a su lado, no pudo evitar mirar a Aarón y luego a Selena, un poco avergonzada por ella.
«¿Qué está pasando aquí?»
Aaron y Selena no se han hablado durante dos meses, y ahora sentados juntos de esta manera, es bastante...
—Selena, ven, siéntate a mi lado.
Susana se levantó y saludó a Selena.
Ya que no podemos escondernos de ello, más vale que afrontemos la realidad.
Selena sonrió ligeramente y se acercó a Susana, sentándose directamente a su lado, mientras Alberto se sentaba al lado de Selena.
En el centro, en las dos posiciones, está Nieve, y luego Aarón.
Pero Selena, en este ángulo, no estaba demasiado lejos y justo para mirar hacia arriba y ver la cara de Aaron.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Pedido de Amor
Seguirán escribiendo esta historia bonita...
Bella novela continuarán escribiendo capitulos...