—Jajajaja, bien, bien, bien, me siento mejor, muchas gracias, señor Aaron.
Diego miró a Aaron y le dijo:
—Mi hija ha sido muy mimada por su madre desde pequeña, no se lo tomes en serio, por favor.
—Sí, sí. Ella no sabe nada, así que no se enfade, señor Aaron.
Florencia sabía que Aaron tenía una identidad muy noble, así que le trató del “señor Aaron”.
—No la culparé —Aaron dibujó una sonrisa amable y dijo—. El médico dijo que todos los indicadores de la salud de Diego son normales y que puede ser dado de alta mañana.
—Muchas gracias, señor Aaron.
—Sí, si no fuera por la ayuda de usted, no sé cuándo habría despertado.
Florencia le dio las gracias a Aaron y le dijo a Selena:
—Le debemos tanto al señor Aaron que tienes que invitarlo a cenar esta noche. ¿Me oyes?
Selena frunció los labios, queriendo negarse, pero al ver las sonrisas de sus padres adoptivos, sólo pudo asentir con la cabeza:
—Ya lo sé, mamá.
Como no quería mirar la cara falsa de Aaron delante de sus padres adoptivos, se dio la vuelta y salió de la sala, dirigiéndose directamente a la enfermería.
—Disculpe, ¿puede decirme cuánto tengo que pagar para los gastos médicos de mi padre?
En la estación de enfermería, Selena preguntó mientras le daba a la enfermera el número de sala de su padre adoptivo.
—Diego Soria, ¿verdad?
—Sí.
—Es... —la enfermera miró el importe de la factura y se detuvo de repente mientras se acercaba a la pantalla del ordenador y murmuraba en voz baja—. ¿Hay algún problema con el sistema? ¿Cómo puede ser tanto?
—¿Qué pasa? —preguntó Selena.
La enfermera contó la cantidad antes de decirle a Selena con seguridad:
—Perdón, todavía tiene que pagar 2.375.824,33 euros.
—¡¿Qué?! ¡¿Más de dos millones...?!
Selena no pudo evitar soltar un grito y luego se tapó la boca por miedo a que sus padres adoptivos la oyeran.
Bajó la voz y susurró:
—¿Por qué es tanto? ¿Puede enseñarme la factura?
—¿Te has indignado hace un momento y ahora no puedes pagar la factura? —de repente, una voz sonó detrás de ella.
Selena se dio la vuelta y vio a Aaron mirándola con una sonrisa sarcástica en su apuesto rostro.
En ese momento, la enfermera ya había impreso la lista y se la entregó a Selena.
—Aquí está la factura, aquí tiene usted.
La enfermera habló con Selena, pero sus ojos seguían mirando a Aaron sin pestañear, salvo que su rostro se sonrojó involuntariamente.
«¡Este hombre es tan guapo!»
Selena sabía que el Hospital Santo era un privado de alto nivel y que el coste era muy elevado, pero no esperaba que fuera tan caro.
Miró la factura y sintió un dolor de cabeza.
La familia Lirio le había dado dos millones, había gastado ocho mil para contratar al detective privado y diez mil en el tratamiento de sus padres adoptivos, por lo que, le faltaba mucho para saldar las facturas..
«¿De dónde voy a sacar el dinero?»
—No puedo pagar...
El hombre se acercó a su oído y le dijo con voz grave:
—O puedes pagar la factura con tu cuerpo.
Su voz era grave, su aliento caliente le erizaba el pelo y le acariciaba la nuca, haciéndole sentir un cosquilleo y haciendo que recordara imágenes de su anterior intimidad con el hombre.
El rostro de Selena estaba muy maquillado, por lo que, no se podía ver que su rostro estaba muy sonrojado.
Se dio la vuelta y miró directamente a Aaron con sus ojos afilados y fríos.
—Señor Aaron, no se comporte como un bestia aquí.
Selena se acercó a Florencia y la tomó de la muñeca.
—Yo también quiero ver el mundo exterior, por no hablar de...
Se quedó pensando un buen rato y finalmente se le ocurrió una excusa.
—Por no hablar de que Alberto sigue en la Ciudad Azul. Es mi novio, ¿cómo voy a salir con él si vuelvo al campo?
Era una excusa decente.
Selena no pudo evitar sentirse alegre por su ingenio.
—Esto...
Florencia dudó y finalmente asintió a:
—Es cierto. Estás en una relación amorosa con Alberto, no está bien haceros separar.
Diego sabía lo de Selena y Alberto después de despertarse.
Al ver la insistencia de Selena en quedarse en la Ciudad Azul, suspiró:
—Ay, que la niña se hace mayor....
—Papá, ¡de qué estás hablando!
Selena frunció los labios y sonrió aliviada.
Al menos, con la excusa del “novio”, no tenía que volver a casa por un tiempo.
Por la tarde, acompañó a sus padres adoptivos fuera del Hospital Santo para dar un paseo al aire libre e hacer compras.
Cuando volvió a la sala, ya eran las cinco y media de la tarde.
Florencia obligó a Selena a llamar a Aaron e invitarlo a cenar, luego ella no tuvo más remedio que hacerlo.
La cena se organizó en Esfera, un restaurante cercano del hospital.
Selena llegó al restaurante y envió a Aaron su ubicación. Media hora más tarde, Aaron apareció en la sala con un traje a medida, cuyo rostro era tenso y frío, y desprendía una sensación de opresión.
—¿Este es el lugar al que me invitas a cenar?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Pedido de Amor
Seguirán escribiendo esta historia bonita...
Bella novela continuarán escribiendo capitulos...