Ricardo estaba a punto de decir algo, pero se quedó con las palabras en la boca.
La puerta del área de cuidados intensivos se abrió y una enfermera salió: "Rosalía despertó, quiere ver a la señorita Torres."
Natalia se secó las lágrimas, "Está bien."
Siguió a la enfermera y se marchó.
Ricardo se quedó allí parado, sin mostrar ninguna emoción en su rostro.
Beatriz miró a su alrededor, asegurándose de que no había nadie más y comenzó a hablar con cautela: "Sr. Roldán, ¿está bien?"
Eso de que Sancho lo denigrara frente a todos, era duro de tolerar.
"No pasa nada."
"Sancho siempre ha sido así, no se tome sus palabras en serio," Beatriz intentó consolarle, "Y sobre lo del riñón..."
"Ya estoy buscándolo."
Al parecer Ricardo recordó algo: "Ya he contactado a un equipo de especialistas extranjeros. Vendrán en nombre de tu familia, así que asegúrate de mantener el secreto."
Beatriz: ¿Qué?
Frente a su fría mirada, Beatriz no pudo evitar asentir: "Entendido."
El área de cuidados intensivos era aún más delicada que una habitación normal de hospital.
Natalia se puso un traje protector y siguió a la enfermera hacia adentro. Rosalía acababa de despertar y tenía un aspecto terrible.
Ella se acercó con los ojos llenos de lágrimas y tomó su mano: "Abuela."
No pudo evitar llorar.
Rosalía parecía perdida, pero al oír su voz, logró esbozar una sonrisa débil: "No te preocupes, estoy bien."
Las lágrimas de Natalia aumentaron: "Es mi culpa, no he podido encontrar el riñón..."
Si lo hubiese encontrado, su abuela no estaría sufriendo.
Rosalía negó con la cabeza: "¿Sancho vino?"
Ella no sabía cómo responder. Sancho había estado allí, pero se negaba a hacerse la prueba de compatibilidad.
Su abuela entendió y después de un rato dijo: "Naty, prométeme que no lo buscarás más."
"Abuela..."
"He vivido muchos años, estoy vieja." Rosalía sabía que Sancho no acudiría fácilmente. Solo le interesaba aprovecharse de Natalia.
Ella se apoyó en el borde de la cama, llorando sin cesar.
"Abuela, no me dejes, por favor, no me dejes... eres todo lo que me queda."
Su abuela era su única familia. No podía quedarse sin ella.
Rosalía también quería quedarse un poco más, pero su estado físico no se lo permitía. Después de un rato, ya no pudo hablar más.
Acababa de despertar y estaba extremadamente débil. No mucho después, volvió a quedarse dormida.
Cuando Natalia salió del área de cuidados intensivos, Beatriz la vio llorar y sintió lástima: "Naty, mi hermano ya ha contactado algunos especialistas en el extranjero. Pronto llegarán y tu abuela se recuperará, no te preocupes."
Al oír esto, Natalia sintió un rayo de esperanza: "Gracias."
Beatriz negó con la cabeza.
Solo había ayudado a hacer el contacto. El verdadero esfuerzo lo había hecho Ricardo.
Esa tarde, cuando el equipo de especialistas extranjeros tomó el control, la condición de Rosalía se estabilizó y Natalia pudo respirar aliviada.
Antes de irse, Beatriz la llevó a un lado y sacó algo que había estado preparado.
"Esto es pelo de Sancho y una muestra de saliva, úsalo para hacer una prueba de ADN lo más pronto posible."
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