Después de hablar, se le aflojaron las piernas y se desplomó al suelo.
Rosalía lo crio con su propia mano, así que desde que era niño él sabía que su madre, aunque parecía amable, en realidad era muy estricta.
Aunque se casó con Teresa, se convirtió en el presidente de la empresa y para los demás era inalcanzable, todavía no se atrevía a hablar en voz alta frente a Rosalía.
El público comenzó a murmurar.
Ni siquiera Natalia esperaba que Rosalía lo hiciera arrodillarse.
La anciana se levantó lentamente, Sancho solo sintió una presión insoportable y luego...
Tres fuertes bofetadas aterrizaron en su cara, él oyó un zumbido en sus oídos. La vergüenza inundó su corazón en un instante.
Natalia tampoco esperaba que su abuela le pegara.
"La primera bofetada, es porque eres ingrato. Teresa se casó contigo, pero no la valoraste, en cambio, fuiste infiel durante tu matrimonio y provocaste su muerte. Incluso después de su muerte, quisiste destruir su reputación en público. ¡Eres desleal e injusto!"
"La segunda bofetada, es porque no sabes cómo devolver un favor. Permitiste que la madrastra de Natalia la maltratara durante veinticuatro años. ¡Eres un padre irresponsable!"
"La tercera bofetada, es porque eres un hijo desobediente. Yo, tu madre, estoy gravemente enferma y tú no haces nada al respecto, no estás dispuesto a hacerte la prueba de compatibilidad, incluso estás dispuesto a sacrificar a Naty, queriendo exprimir hasta lo último de su último valor, ¡eres un hijo desobediente!"
Rosalía estaba furiosa, sus ojos llenos de repugnancia: "Alguien como tú, no merece ser mi hijo y mucho menos llamarme madre".
Sancho, temblando, dijo con desesperación: "Mamá..."
No esperaba que Rosalía cortara lazos con él. Recordaba que ella siempre estuvo a su lado, criándolo con su propia mano.
Admitía que estaba equivocado, pero esas fotos eran reales, solo quería obligar a Natalia a rendirse, no tenía la intención de dejarla morir.
Si las circunstancias fuesen realmente críticas, no se negaría a hacer la prueba de compatibilidad.
"Rosalía."
Una voz masculina sonó y un hombre de mediana edad se acercó. Era un abogado bastante conocido en Ciudad Imperial.
No esperaba que la fortuna de su madre fuese tan grande y mucho menos que toda la herencia, un valor total de más de 100 millones, fuesen para Natalia.
Y él, no tenía nada.
"Madre, ¿realmente quieres cortar lazos conmigo?"
Debía haber sido Natalia quien influyó en la decisión de la anciana, de lo contrario, ¿cómo podría su madre tratarlo así?
Natalia tampoco esperaba que su normalmente modesta abuela tuviera tal riqueza y menos, ¡que se lo dejara todo a ella!
El abogado leyó todo el contenido del testamento y finalmente, vio a Sancho con una mirada de lástima: "Sancho, Rosalía ha cancelado legalmente tu adopción, a partir de este momento, ella y tú no tienen ninguna relación."
Sancho se sintió sin fuerzas, no esperaba que en realidad él no tuviese lazos sanguíneos con Rosalía y la familia Torres.
Con una mirada llena de decepción, la anciana dijo, "Si hubiera sabido que terminarías así, nunca te habría adoptado."
Ella sacudió la cabeza y dijo: "Vámonos, Naty."
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