Pero… ¿¡Eres un Millonario!? romance Capítulo 229

Rosalía volvió a escribir una frase: "Si yo dejo este mundo, tienes que prometerme que cuidarás a Naty."

Al escuchar esto, Ricardo sintió un dolor en su corazón: "Rosalía, tú te vas a recuperar. Naty es mi esposa, me aseguraré de cuidarla. Cuando te mejores, Naty y yo te llevaremos a casa, ¿de acuerdo?"

—No, tienes que prometerme —dijo Rosalía con firmeza.

Ricardo no pudo resistirse a cumplir el deseo de la anciana y la miró seriamente: "Rosalía, te lo prometo, cuidaré bien de Naty."

Rosalía estaba satisfecha.

Después de que Ricardo se marchó, Rosalía le hizo una seña a la enfermera para que rompiera el papel. Observó cómo la enfermera tiraba el papel y finalmente se sintió satisfecha.

El sol se ponía, el horizonte parecía teñido de un tono amarillo dorado.

En la mirada de Rosalía había cierta nostalgia. Después de un rato, cerró lentamente los ojos.

Ricardo salió de la unidad de cuidados intensivos, abrió la puerta y vio a Natalia sentada en la banca afuera de la puerta, la obligaron a descansar anoche y ahora tiene mucha más energía.

"¿Cómo está la abuela, Ric?" Natalia se levantó y tomó su mano, con una mirada ansiosa.

"Está mejor que antes", dijo Ricardo, sabiendo que ella estaba preocupada por Rosalía. La rodeó con el brazo y se sentó en el banco: "Tengo buenas noticias."

"¿Cuáles son?"

"Encontré un donante de riñón adecuado en Estival. Iré allí esta noche y alguien traerá el riñón aquí. La abuela será operada lo antes posible."

Los ojos de Natalia se iluminaron: "¿De verdad?"

"Sí, los datos actuales indican que este es el único riñón adecuado."

El rostro de Natalia se relajó y sus ojos se llenaron de lágrimas. Extendió su mano para cubrirse el rostro y después de un rato dijo: "Ric, gracias por encontrar el riñón."

"Es lo que debería hacer", respondió Ricardo.

Natalia tomó su mano, sus ojos llenos de amor. "¿Ya comiste algo antes de tu viaje esta noche?"

"No, comeré algo en el aeropuerto, con algo pequeño me basta."

"No puedes hacer eso, voy a casa ahora mismo para prepararte algo de comer", insistió Natalia. ¿Cómo puedes tomar un vuelo con el estómago vacío?

"No es necesario", dijo Ricardo, tomando su mano. "Has estado muy ocupada estos días, no necesitas ajetrearte más. Quédate conmigo un rato, iré al aeropuerto más tarde."

No teniendo más opción, Natalia lo llevó a un restaurante cercano al hospital. Comieron algo juntos y luego lo vio partir.

Después de que Ricardo se fue, Natalia habló con el médico durante más de una hora. Tan pronto como llegue el riñón, habrá una alta probabilidad de éxito en la cirugía.

Natalia finalmente pudo relajarse un poco.

Encendió su teléfono, que había estado apagado durante días, y se dio cuenta de que se había perdido muchas cosas.

El asunto con Valeria se había intensificado y ahora toda la red estaba insultando a Natalia, incluso afectando a Rosalía.

"¡Escuché que Rosalía está a punto de morir!"

"Espero que así sea, no debería haber criado a una nieta tan malvada como Natalia."

"¡Mejor muere pronto, eres un desperdicio de recursos!"

"¿Por qué el hospital acepta a una paciente así? ¿No sería mejor simplemente dejarla morir?"

"Yo también quisiera saber por qué."

Natalia sintió que su visión se volvía borrosa. Había estado ocupada en el hospital y no había tenido tiempo para prestar atención a las noticias en internet. Nunca imaginó que estas personas no solo la atacarían a ella, sino que también maldecirían a su abuela.

El corazón de Natalia latía con dolor, y la ira y el odio llenaron todo su ser. Un sabor dulce amargo se atascó en su garganta, y sus ojos se volvieron rojos de la angustia.

Sí, tenía que revelar la verdad.

Tenía en su poder la grabación completa de la cámara de seguridad que demostraba que Valeria había negado tener alergias.

Intentando reprimir su ira, Natalia se obligó a calmarse. Se arregló un poco y tomó el ascensor, planeando volver a casa.

La grabación de seguridad estaba en casa, tendría que ir a buscarla.

Cuando el ascensor llegó al estacionamiento, Natalia salió.

Casi no había nadie en el estacionamiento, y ella siempre tenía la sensación de que la seguían, y su ritmo cardiaco se aceleró inmediatamente.

Pero, inesperadamente, los pasos detrás de ella se volvieron cada vez más fuertes.

Al final, esa persona dejó de esconderse.

Arrastraba una tubería de acero en su mano, que levantó bruscamente.

"¡Por tu culpa, Valeria resultó herida, y aún piensas que puedes seguir con vida, estás soñando!"

Natalia se volvió, pálida, y un rostro familiar apareció ante sus ojos.

Era la mujer que había destrozado su estudio antes. Los ojos de la mujer estaban llenos de disgusto mientras bajaba la tubería de acero con todas sus fuerzas...

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