Porque Yo lo digo (COMPLETO) romance Capítulo 27

Eran solo las 8 de la mañana del sábado cuando el destrozado celular de Danielle, comenzó a vibrar cobre la mesita de noche con el más molesto de los zumbidos. Soltando gruñidos de fastidio y aun dormida alargó el brazo y por inercia le dio a contestar y se lo llevó al oído..., pero no dijo nada, tenía demasiado suelo, la noche anterior luego de la cena se instaló en el sofá junto a su tía y miraron una película.

-Buenos días –saludó la suave voz de Nicholas

-Mmm...

-Tus ronquidos son lindos, pero me gusta más tu voz

-¿Qué quieres Allen? –refunfuñó aun con los ojos cerrados

-Anoche me distrajiste del motivo de mi llamada –anuncia con tranquilidad

-La hora del revolcón –balbucea aun medio dormida

-¡Vaya! Cuanta elocuencia señorita Ross

-Horario PM, no me molestes, es mi mañana libre

-Paso por ti a las ¿7, 9 tal vez?

Y Danielle, no respondió, siguió dormitando mientras sujetaba el celular contra su oído

-¡Vamos Dani! Un pequeño esfuerzo y ya te dejo dormir

-Es toda una atracción escuchar que esperas por mi decisión –bromea pensando en que jamás en el trabajo habría permitido tener que esperar por la decisión de alguien.

-Háblame

-9 de la noche, Nicholas

-Muy bien bella durmiente, nos vemos esta noche

-Ya lo creo

  Y sin más se volvió a dormir profundamente... Pero dos horas más tarde el zumbido de su celular, aun contra su oído, la hizo saltar del susto. Sentándose sobre el colchón buscó su celular entre las sabanas y contestó

-¿Qué pasa ahora? –gruñó creyendo que sería Nicholas

-Hola Dani ¿interrumpí tu sueño reponedor de día sábado?

-Aaron, hola -suspira recostándose contra el respaldo de la cama-. Sí, supongo que me interrumpiste, pero creo que ya debo levantarme –suspira dejando escapar un largo bostezo

-¡Son las 10 de la mañana, niña! ¿Otra vez te quedaste mirando películas?

-Fue solo una, es que me quedé hablando con Jaz, y ya, era viernes, no me regañes

-Será mejor que vaya al grano

-Buena idea

-Sé que no llevamos mucho siendo amigos y que todavía no está habilitada la "opción de los favores" pero me agradas, además de ser súper linda eres inteligente y divertida

-No necesitas inflar mi ego, solo dime qué puedo hacer por ti y te digo si puedo hacerlo

-Dani, necesito que me ayudes a organizar una fiesta para esta tarde, eres astuta, necesito persuadir gente para que me presten estructuras, equipos de luz, audio y muchas mierdas más

-¿Qué pasó? ¿Ya no eres solo DJ?

-Se me presentó esta oportunidad y el idiota estaba diciendo que sí incuso antes de pensar en llamarte ¿me ayudas?

-Pero..., sí, te ayudo en lo que quieras, pero no quiero que pienses que sacaré mi barita mágica y ¡Bum! Todo listo.

-Vamos Dani, tu puedes

-Soy buena con los papeles, no con amplificadores o esas cosas

-¡Adminístrame! –insiste optimista

-Me pongo unos jeans y zapatillas y te ayudo con lo que quieras, pero...

-Confío en ti –la interrumpe

-Aaron –suspira con cariño

-Vamos Dani, si lo hacemos bien puede ser nuestro negocio y así ambos ahorramos -insiste-. Podrías terminar tus estudios, la gente rica gasta mini fortunas por este tipo de trabajos –sugiere hablando muy en serio

-¿Si la cago no habrá resentimientos? –pregunta ocultando su emoción

-Solo una borrachera

-De acuerdo ¿qué quieres que haga?

-Que tomes una ducha y te vistas cómoda

-¿Y luego?

-Mete un vestido y tacones en el bolso, la fiesta es de finolis y tiene código de vestimenta

-¿Coctel?

-Sí, un vestidito de coctel, y uno para mí si tienes algo de mi talla

Ambos rieron relajados

-Veré que puedo hacer

-Te recojo en una hora, gracias Dani

-Es muy pronto para los agradecimientos –le advierte de buen humor

-Y la celebración ¡Nos vemos en un rato!

En cuanto cortó la llamada se levantó de la cama con mucho ánimo, se dio una ducha, se puso ropa cómoda, buscó ropa para cambiarse y se fue con Aaron, pasaron por el desayuno y se dirigieron al apartamento tipo estudio donde vivía. Era primera vez que Danielle, iba a ese lugar y había que decirlo, era bastante impresionante, muchos equipos de sonido, toda la decoración muy moderna, cuadros de bandas, de artistas, demasiado cool, para un hombre, y ordenado.

-Eres buena con los papeles, eso fue lo que dijiste, así que necesito que organices toda la mierda, no tengo papeles pero sí una memoria muy grande, así que necesito que me hagas preguntas y hacemos la cosa

-Hay que organizar cronológicamente todas las actividades y tareas, poner horarios, prioridades ¿tienes más gente?

-Conozco a la organizadora, ella nos puede conseguir un par de manos

-Genial, ahora el interrogatorio

-¿Quieres un portátil?

-Luego, primero me gusta escribir a mano

-Vieja escuela

-Si hago todo por computador pronto ni mi nombre recordaré como se escribe –le guiña divertida

-Sí jefa, como usted diga

-Payaso

Y así se pasaron toda la mañana, Danielle, enumerando las tareas para luego entre ambos hacer las llamadas para conseguirlo todo, coordinar con la organizadora. Almorzar. Ir al lugar del evento, instalar equipo de sonido, tomar nota de las exigencias del festejado, pruebas de sonido, armar el repertorio y la lista sigue.

A las 6 de la tarde tendrían una charla con el que paga, como lo llamaba Aaron, así que ambos se cambiaron de ropa por algo un poco más formal y hablaron con la mujer.

Una fastidiosa.

Les pidió unos cambios de último minuto con algunos focos, más decoración que camuflara el equipo de sonido, peticiones y bla, bla, bla...

-Vamos a mi tarima, voy a comenzar con la música, bebe un o unas copas conmigo

-De acuerdo, no puedo creer el dineral que se gastan los ricachones solo en un cumpleaños

-La fuente de chocolate es bastante impresionante

-Las cuatro que pude contar –asiente Danielle, alucinada

-Y no has visto nada

A las 6 de la tarde Amanda, llamó a Danielle, sonaba emocionada, ansiosa, quería que se vieran para cenar, pero la verdad es que estaba tan divertida con Aaron, que no quiso marcharse y Amanda, acabó enfadada, quería que conociera a su novio oficial, el piloto con quien salía hace un mes.

-Amanda, me encanta que tengas un novio oficial y todo eso, pero ya me he comprometido con Aaron –intenta explicarle

-Necesito que vayas a la cena, es importante –repite seria

-Esto también -vuelve a repetir-. ¿Por qué no me lo dijiste antes? Es algo impulsivo para tratarse de ti, siempre planeas tus "eventos sociales" con anticipación

-Surgió de último minuto Danielle

-¿Tiene que volar o algo así? –pregunta intentando entender los motivos de su amiga

-Algo así, es un hombre ocupado, tiene responsabilidades

-Oye, igual que todos los seres humanos

-No te desvíes –exige molesta

-¿Qué edad tiene? Solo recuerdo su espalda, cuando se podría decir que lo conocí solo vi cómo te llevaba a ese cuartito para echar uno rápido –comenta con humor

-Cuarenta y dos ¿importa la edad? –salta a la defensiva

-No, claro que no

-Danielle, necesito que estés en el restaurante a las 8 de la noche, no puedes faltar, tienes que ir –y eso sonó a una orden más que a petición

-No entiendo tu insistencia, no puedo ir Amanda

-¿Estás diciendo que prefieres a un tipo que conociste hace literalmente dos semanas en vez de a mí?

Y comenzó el drama, pensó Danielle, soltando un largo suspiro.

-Vaya..., eso fue algo egoísta y un poco manipulador

-¿Qué?

-Intentas cobrarme los años que llevamos siendo amigas solo para que vaya a cenar con ese novio tuyo

-¡Es importante! ¿Cuántas veces más tendré que repetirlo? Presta atención –espetó haciéndola sentir como si fuese una niña tonta

-Si realmente fuera importante me habrías avisado con tiempo y no dos horas antes

-Danielle, basta –ordena de malhumor

-No vuelvas a hacer eso, no me trates como si fuera una pendeja que no sabe separar prioridades, a ambos los considero mis amigos, no puedo elegir, no me hagas elegir.

-¡Te conozco hace años! A ese idiota lo conoces hace dos semanas y gracias a mi novio –le saca en cara

-A mierda, entonces está bien que lo deje botado porque la princesa Amanda, quiere que cene con su novio el rey de la china –espetó ya molesta con su actitud

-No vayas por ahí Danielle, sin tonto sarcasmo

-Estoy trabajando con Aaron, llevamos todo el día organizando y consiguiéndonos equipos para una mega fiesta, esto es importante también, así que no vuelvas a hacerme elegir entre un amigo y otro, eso no se hace

-¡Esto también!

-¿Alguien está muriendo?

-¿Qué? ¡No!

-No es de vida o muerte –protesta intentando hacerla entrar en razón

-Pero ya acabaron, estás bebiendo, lo sé –espeta como si fuese un pecado

-Amanda –suelta en tono de advertencia

-¿Es tu decisión final? –le lanza como ultimátum

-¡Sí! No exageres, quiero quedarme y ver cómo sale todo

-Muy bien Danielle, vete a la mierda

-Con gusto, disfruta de tu cena y de lo que sea que evitas decirme

Le cortó o de lo contrario la discusión duraría eternamente, Amanda, es de las chicas que no aceptan un "no" por respuesta. Siempre se sale con la suya.

Pero estaba furiosa, acabó con su copa y tomando su bolso fue a cambiarse, los invitados comenzarían a llegar y todos debían estar vestidos como la anfitriona lo solicitó. Se maquilló bien, se puso tacones y armada con su inseparable libreta regresó con Aaron, dejó sus cosas junto a las de él, y entusiasmada miró a su amigo, si todo salía bien, era probable que les preguntaran por sus servicios para más eventos y estaba dispuesta a recolectar números de teléfono como loca.

-Ve a dar unas vueltas, estas casas son reales museos del excentricismo

-¿No quieres que me quede contigo?

-Tranquila, al comienzo es medio aburrido, pero me traes algo de beber

-De acuerdo, nos vemos en un rato –le sonrió y bajó del reducido escenario.

Por más de una hora se paseó entre la multitud, recorrió la maravillosa casa cargada de detalles, pinturas, costosas lámparas, muebles extraños y un sinfín de cosas que no se ven en cualquier lugar.

-¿Danielle?

Esa voz..., se detuvo de golpe, se tomó unos segundos para encontrar al dueño de aquella voz y cuando su memoria registró al dueño continuó caminando atenta a la gente a su alrededor, entonces nuevamente la llamó, buscó entre la multitud y entonces lo vio..., de entre las masas Cameron, apareció con una ridícula sonrisa en el rostro, un vaso en la mano y la mirada clavada en ella.

-¡Tiene que ser una broma!

Protestó en voz alta antes de dar media vuelta y caminar a toda prisa hasta la tarima de Aaron. Con la respiración acelerada miraba entre los invitados para asegurarse que no la hubiera seguido

-¿Qué pasa?

  Preguntó Aaron, sobre la música, no le gustaba la expresión en el rostro de Danielle, parecía asustada.

-Sí, tengo a cinco personas interesadas en contratar tus servicios –dice para cambiar de tema intentando sonreír

-Nuestros servicios, no me dejes solo –le recuerda con una amistosa advertencia

-Lo voy a intentar, pero no te prometo nada, ya tengo otro trabajo y debo cuidarlo

-Descuida, haremos que funcione –promete con buenas intenciones

-Gracias Aaron, pero ya no te distraigas

-Tú, necesitas otra copa -la señala-. No sé con quién te encontraste que te dejó tan mal

-Con el retrasado de Cameron –suspira calmándose

-¿Qué? Oye si me necesitas solo dilo

-Tranquilo macho, ya no va a pillarme desprevenida

-Bien, ahora háblame, dime algo interesante

Y se distrajo, habló con varias personas interesadas en hacer gigantescas fiestas, la mayoría para año nuevo, quedaban solo dos meses para el final del año.

-Estás tensa

-Lo sé, reacciono mal a las sorpresas, sobre todo a las desagradables

-Oye Dani, si estás incómoda puedes irte, yo puedo encargarme desde aquí

-Tranquilo, un par de vueltas y me voy

-¿Segura? Si tienes algo que hacer no voy a enojarme, me ayudaste muchísimo

-No voy a esconderme, no he hecho nada malo, tú tranquilo

-Bien, pero no quiero que estés a solas con el maricón ese

-Es una fiesta, hay gente por todas partes ya no te preocupes y pon buena música

-A la orden 

Sonriéndole dio media vuelta y regresó a la pista, habló con un par de chicos, hizo vida social con normalidad, si se le puede llamar así, pero entonces el rostro de Cameron, volvió a aparecer, pero esta vez no la miraba a ella, estaba muy concentrado en su cita. Curiosa por saber quién era la desafortunada se acercó con precaución .... Jaqueline, la amiga..., claro, era la típica fiesta de ricachones, su mundo.

-Hola ¿eres Danielle? El DJ, me dijo que has organizado las luces y el sonido

-¿El DJ dijo eso?

-Sí, me acerqué a pedirle una tarjeta

-Entonces sí soy Danielle, mucho gusto -le ofrece su mano a modo de saludo

-Vaya que lindos ojos

-Gracias desconocido

-¡Dónde están mis modales! -se regaña a si mismo-. Soy Wes Phillip, encantado

Divertida con su repentina formalidad, Danielle, le estrechó la mano y no ignoró el modo en que el desconocido se mordió el labio inferior mientras la observaba

-Bueno Wes ¿qué puedo hacer por ti?

-¿Por mí? -repitió pensativo

-Sí, te acercaste a hablarme de... -sonrió divertida, le estaba mirando el escote y no estaba enfadada

-Voy a dar una fiesta -se aclaró la garganta y obligó a mirarla a la cara-. Sí, una fiesta y necesito que hagan lo mismo que han hecho aquí, este lugar se ve majestuoso con esas luces y el sonido es de calidad

-Bueno la casa es un sueño, pero gracias

-Entonces ¿cómo lo hacemos? ¿Me vas a dar tu número para llamarte...?

-Voy a escribir tus datos en mi linda libreta y durante la semana voy a enviar un mail pidiendo detalles de la celebración -explicó coqueta, el chico es apuesto y no le quita la mirada

-Perfecto

Entonces Danielle, abrió su libreta escribió el nombre de Wes, y cuando se disponía a preguntar sus datos, Aaron, apareció

-Dani, tu celular no para de sonar, contesta que me vuelvo loco

-¡Sabía que algo me faltaba! Gracias Aaron

-Me regreso a la tarima

-En un rato estoy contigo

-¡De acuerdo!

Gritó mientras corría de regreso a su lugar.

-Bueno Wes, necesito tu mail, tu teléfono y fecha del evento, si no la tienes clara aún una cercana, para tener una referencia...

-¿Qué haces con Cameron?

-Con... -inmediatamente se quedó callada, un poco avergonzada

-¿Dónde está tu esposo? ¿Glen, se llamaba?

-Si... -su entusiasmo se esfumó en una milésima de segundo, sabía que lo que hacía estaba mal

-¿Qué estás haciendo? Me advertiste sobre Cameron, pero sin embargo ahora te lanzas a sus brazos, él, no es bueno ¿te contó porque terminó conmigo?

-Solo dijo que lo engañabas con tu jefe

-Me pegó -decirlo en voz alta no era agradable-. Me golpeó en medio de una cafetería y me dejó sola, sin saber cómo regresar a mi apartamento -suspiró liberada-. Yo que tú me alejo de ese abusivo

-Dani...

-Te lo digo en serio, cuida tu matrimonio y aléjate del plástico y superficial imbécil con el que te estas "revolcando" aparentemente...

-Aléjate de ella

Cameron, había regresado y estaba furioso por lo que Danielle, le decía a Jaqueline.

-Ya me voy, descuida, no me interesa para nada estar aquí

  Se acomodó el bolso en el hombro y se dispuso a marcharse, pero como no, Cameron, la agarró del antebrazo y la retuvo con fuerza

-Más te vale hablar con el hijo de puta ese

-¿O qué? –lo desafió furiosa por que se refiriera a Nicholas, de ese modo

-No me provoques, ya sabes lo que ocurre cuando juegas conmigo

-¡Cameron! –chilló Jaqueline, al verlo amenazando a Danielle

-No te metas Jaqueline, tranquila –pidió Danielle, con demasiada calma

-O haces que me regresen mi trabajo o ya verás de lo que soy capaz, puedo hacerte la vida imposible

-No lo dudaría, después de todo eres un poco hombre

La empujó tan fuerte que Danielle, cayó al piso, pero no fue intimidada por la ira del doctorcito, se levantó rápidamente y lo enfrentó

-No vuelvas a tocarme

-¿Qué vas a hacer para prohibírmelo? –sonrió con petulancia

Su tolerancia y modales estaban en negativos, ya había sido suficiente de todos exigiéndole cosas por una noche, se acercó hasta estar prácticamente rosando su pecho y con fuerza levantó su rodilla y le dio el más duro y glorioso de los rodillazos en la entrepierna

Cayó de rodillas al suelo sosteniéndose sus partes y aullando de dolor mientras prometía que lo pagaría caro, y para rematarlo Danielle, estrelló su puño en el ojo de Cameron, gritando al sentir el contacto

-Mierda ¡qué dolorrr! –soltó con la mano dolorida

-Estúpida pendeja –lloriqueó Cameron, en el suelo

-Cierra la boca retrasado

Sosteniéndose el puño con su otra mano Danielle, le dedicó una última mirada a Jaqueline, antes de tomar su bolso y largarse de esa casa

Caminando lentamente para no sentir dolor en su coxis producto de la caída, Danielle, caminó lejos de la casa, sacó su celular y entonces se dio cuenta de lo terrible que era la idea de pedir un Uber, cuando tienes la pantalla rota y no consigues ni siquiera leer un mensaje de texto, así que maldiciendo como nunca, caminó esperando encontrar alguna parada de bus o un taxi. Pero tras media hora con los tacones puestos y viendo nada más que casas y nadie en las calles comenzó a preocuparse, era un buen barrio, sí, pero eso no quería decir nada.

Pasó por varios grupos de gente a lo largo de las cuadras, si bien ninguno le habló, más de alguna mirada la siguió, las sentía clavadas en su espalda, era tarde y andaba sola, en un vestido...

-Oye princesa ¿qué haces sola en las calles a esta hora?

Y allí estaba, lo que temía que ocurriera. Intentó ignorarlos, eran dos. Apresuró el paso, pero ya era inútil, la siguieron por tres cuadras, pero sus pies ya no daban más, además del dolor en su mano por el golpe (bien merecido) que le dio a Cameron, así que intentó calmarse y recordar lo que siempre le decía su papá cuando iba a fiestas en su época de adolescente

"Si te quieren robar entrégales todo, lo material se recupera, pero si te dañan, eso es para siempre"

Y eso hizo, los desconocidos se acercaron a ella invadiendo su espacio personal para impedir que siguiera avanzando, comenzaron a hablarle, pero Danielle, estaba tan nerviosa que no conseguía entender lo que decían, los tipos aprovecharon eso y le quitaron el bolso con su ropa, la billetera con sus documentos y dinero y los tacones. La dejaron en medio de la calle descalza.

Permaneció de pie en ese mismo lugar por un buen rato decidiendo qué hacer, le dolía la mano, de eso no había dudas, así que decidió que tenía que encontrar un hospital.

Llegó a urgencias, se acercó al mostrador y tranquilamente les contó que la habían asaltado hace unas horas y tenía dolor en su mano derecha. Una de las enfermeras de turno rellenó el formulario de ingreso por ella y enseguida la ingresaron.

El doctor de urgencias atendió sus pies con pequeñas heridas producto de todo lo que había caminado descalza y luego atendió su mano, le hizo radiografías y finalmente determinaron que tenía un esguince.

-Danielle, la policía está aquí

-¿Por qué? –preguntó tranquila

-Es rutina, en la ficha dice que te asaltaron, solo harán preguntas sobre lo ocurrido

-Me quiero ir a dormir

-Descuida solo serán unos minutos, lo prometo

-Si no hay más que hacer...

Resignada les explicó que caminaba buscando un taxi cuando estos dos extraños se le acercaron, no recuerda lo que le dijeron y se llevaron sus cosas. La hicieron repetirlo un par de veces antes de dejarla tranquila.

El doctor de urgencias regresó con ella, le colgó un cabestrillo del cuello y le acomodó su mano enyesada para que la tuviese en alto.  

-Bueno Danielle, estás lista ¿tienes a quien llamar para que te recojan?

-Yo puedo irme sola, solo necesito un taxi, no quiero preocupar a nadie, además solo conozco un número de memoria

-Esclavos de la tecnología

-Exacto doctor

-Puedes llamarme Lewis –le sonríe con amabilidad

-De acuerdo, doctor Lewis

El doctor era todo lo opuesto a Cameron, se notaba su vocación todo el tiempo, era amable, lindo y preocupado. Y eso era peligroso.

-¿Te gustaría ir por un café? Mi turno está por acabar y si gustas podría llevarte a casa, para que no preocupes a nadie –aclara algo nervioso

-Eres muy amable Lewis, pero solo quiero irme a casa, gracias por la invitación, pero golpear a mi ex fue doloroso y agotador

-Espero volver a verte..., pero no en urgencias, claro

-Claro –sonríe apenada

-Bueno, voy a pedirle a una enfermera que te ayude con esa llamada y que te deje en un taxi

-Muchas gracias por todo

-Es mi trabajo

-Que llegue bien a casa doctor

-Igualmente Danielle

Pronto apareció una enfermera empujando una silla de ruedas, la ayudó a sentarse y la llevó a recepción para que hiciera su llamada mientras le conseguía un taxi.

Danielle, llamó a la única persona que responde a su celular en cualquier horario. Leo, el esposo de Mika.

-Habla Leo Donovan

-Leo, es Danielle, perdón por llamarte a esta hora pero necesito un favor

-¿Dani? ¿Estás bien? ¿Qué pasa? Son las 5 de la madrugada –su tono de preocupación se activó inmediatamente al escuchar que se trataba de su amiga

-Estoy bien, pero me asaltaron y necesito dinero para un taxi ¿puedo hacer una parada en tu casa?

-Sí, sí, claro ¿te hicieron algo?

-Me robaron los zapatos –suspira cansada

-Carajo, vente pronto, yo te llevo a casa

-Gracias, eres el mejor

-Lo sé

Leo, la esperaba en la entrada de su casa, estaba vestido con su ropa de deporte, un pantalón largo y una camiseta. Se acercó al taxi, le pagó y enseguida ayudó a su amiga a bajar del auto.

-Oye no mencionaste nada sobre una mano herida, o tus pies –protestó preocupado

-No es nada, solo un esguince leve, 15 días y mi mano está como nueva

-Mika y Amanda, están furiosas contigo

-Lo imaginé ¿tu entiendes el motivo por el cual no fui con ellas?

-Sí

-En algún momento se les pasará el enojo –se encogió de hombros resignada

-Vamos a llevarte a casa enana

Leo, fue por el auto al garaje y con cuidado la ayudó a acomodarse y la llevó a casa, se aseguró que estuviera sana y a salvo en su apartamento antes de marcharse para seguir durmiendo, ya iban a ser las 6 de la mañana de un domingo. Y las mañanas de los domingos no son para nada fáciles. Menos después de semejante noche.

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