Lunes 03 de Diciembre
Jazmín, llevó a su sobrina hasta el trabajo luego que pasaran a desayunar juntas a su cafetería preferida. Eran las 7:40 de la mañana, seguía siendo temprano aunque no tanto como era lo habitual en Danielle, y no podía evitar sentirse desanimada por dejar a Jazmín, le gustaba pasar tiempo con ella, no la ve tanto como le gustaría después de todo es su único familiar. Resignada arrastró los pies hasta el despacho de su jefe luego de encender su computadora. La puerta estaba sin llave y ella siempre la deja cerrada, solo el conserje tiene copia y también cuida que la puerta siempre esté bloqueada..., preocupada entró registrando todo a su paso pero la sorpresa fue mayor cuando encontró a Nicholas, sentado en la oscuridad y visiblemente furioso (qué novedad)
-¿¡Se puede saber dónde diablos estabas?! –levantó la voz alterado levantándose de su silla
-Nicholas... -susurró confundida con su enojo
-¿Dónde mierda estabas?
-¿Qué..Qué sucede? ¿Por qué estás tan molesto? –consiguió preguntar aturdida
-Ayer te envié un puto mensaje ¿NO LO LEISTE?
-Claro que lo leí
-Y acabas de llegar –le reprocha
-Sí, aún falta para que sean las 8 de la mañana
-¿Cómo llegaste y a esta hora? ¡Es inaceptable!
-Bueno yo...--
-¡Contesta! –golpeó la base de su escritorio con impaciencia y con..., ira
-No entiendo qué haces aquí, fuiste claro, ibas a trabajar todo el día en terreno
-Envié al maldito chofer para que te trajera y esperó en vano. Aún debe seguir estacionado fuera de tu edificio, llegó allí a las 6 de la mañana para que no tuvieras que caminar a la maldita parada del bus
-¿Cómo iba a sab...?--
-Pero a ti -la interrumpe nuevamente-. De pronto se te ocurrió salir por no sé dónde y llegar tarde ¿qué mierda de comportamiento es ese?
-Pero... ¿qué te pasa? No llegué tarde, solo no fue tan temprano como siempre ¿Por qué me tratas así? –finalmente consiguió decir después de sus interrupciones
-Te envié un maldito mensaje ¡concéntrate Danielle! –escupió rabioso
-No me grites -le advirtió intentando mantener la calma-. Claro que leí el mensaje, varias veces y no dice nada de lo que tú me reclamas, de hecho lo que entendí entre líneas es que no me ibas a recoger y ya te he dicho que no tienes que hacerlo, no lo hagas más si tantas molestias te causa y fin de la discusión
-¿Vas a seguir con la discusión de la semana pasada? –suelta irónico
-No Nicholas, claro que no, solo quiero que me hables..., te extraño, estás molesto por mi culpa y solo quisiera disculparme y no hacerte perder más tiempo -suspira con fuerza-. Tuviste que venir hasta aquí y sé lo ocupado que has estado con los preparativos de la obra y...--
-Basta -la corta-. Sé muy bien todo lo que he hecho, no necesito que hagas un recuento, no soy estúpido
-No, claro que no...
-Suficiente. Ya no puedo seguir perdiendo mi tiempo contigo se puntual mañana mi chofer también tiene cosas que hacer
-Gracias, pero no quiero que nadie me recoja, soy perfectamente capaz de hacerlo por mi cuenta -lo enfrentó ofendida con su tono tan altanero haciéndola sentir culpable-. Será mejor que te marches y dejes de perder el tiempo conmigo, ten un buen día
Gritando por dentro dio media vuelta antes que las lágrimas de decepción cayeran. Salió del despacho, tomó el bolso de paso por su escritorio y fue hasta el baño. Necesitaba calmarse, refrescarse el rostro para no llorar como una tonta por sus descuidadas palabras. Fueron 5 minutos de dar vueltas frente al espejo antes de atreverse a salir, se retocó el labial y regresó a su puesto. Y sí, tal y como lo esperaba allí estaba nuevamente Nicholas, de brazos cruzados
-¿Necesitas algo?
Intentó sonar calmada pero solo verlo allí de pie con la respiración agitada supo que molesto no era la palabra adecuada para describir su estado de ánimo, tampoco el modo en que la observaba con esa mirada negra y penetrante
-¿Nicholas?
Insistió pero de pronto lo tuvo frente a ella atrayéndola a un hambriento beso, con movimientos precisos que los llevaron a la pared más cercana y a una fricción ya conocida por ambos, había sido demasiado tiempo sin tocarse y Nicholas, la deseaba incluso estando furioso, su cuerpo reaccionaba con voluntad propia jugándole una mala pasada y la erección que saltó en su pantalón lo confirmó, no podía controlarse cuando la tocaba
-Entremos –señaló su despacho con claras intenciones
-No –jadeó con la respiración acelerada apartando el rostro
-¡Maldición! ¡NO ME RECHACES!
Danielle, intentó soltarse pero solo consiguió invertir posiciones, las manos de Nicholas, se aferraban a sus caderas con fuerza y ahora él estaba apoyado en la pared
-Ya vete, no puedes seguir perdiendo el tiempo conmigo –murmuró ofendida
-No voy a dejar de recogerte –le advirtió acomodándose las ganas con una de sus manos mientras que la otra se aferraba a ella para que no escapara
-Ya basta con eso Nicholas, no me estoy quedando en el apartamento y ya suéltame antes que alguien nos pueda ver
-¿¡Qué significa eso!?
Si la soltó, pero con brusquedad haciendo que retrocediera unos pasos
-¡Bruto! -se quejó por el empujón-. Y déjame aclararlo antes que tu mente desconfiada invente alguna absurda explicación. Me quedo con mi tía toda la semana en su casa
-Dame la dirección ¡no voy a dejar de recogerte! –alzó la voz una vez más harto
-No, Jazmín, me va a traer y fin de la discusión, ya no lo soporto Nicholas..., te enojas y me ignoras, no me hablas ni tomas en cuenta mis intentos por hacer conversación, lamento no haberte dicho que iba a ver a Leo, pero no lo hice con mala intención, traté de hablarte, te escribí mensajes mientras estaba con él, para que te quedara claro que pienso en ti cuando no estamos juntos pero no me respondiste y luego esta actitud -suelta el aire cansada de estar "peleados"-. ¿Recuerdas cómo acabó todo la última vez que me trataste como si no significara nada? Porque si veo aparecer a esa amiga tuya las cosas se van a complicar aún más de lo que ya las has complicado al negarte a comunicarte
-Danielle –allí estaba su tono de advertencia que le decía que no quería oír más
-Ya vete, tienes mucho que hacer ¡vete!
Estaba advertido había conseguido hacerla enojar y lo peor es que esa determinación en sus palabras solo consiguió excitarlo, hacía lo opuesto..., si quería que se alejara él, solo pensaba en acercarse. Y lo hizo, invadió su espacio personal y la besó con fuerza en los labios, quería más pero reconocía lo mal que estaba llevándolo. Lentamente se retiró para mirarla pero lo que encontró en sus ojos lo puso alerta, se alejó de golpe y giró la cabeza para ver lo que había puesto esa expresión de espanto en los ojos de Danielle...
Era Frida, de pie observándolos con una burlona sonrisa en el rostro con esa expresión de "¡lo sabía!". Maldiciendo en susurros Nicholas, regresó su atención una vez más a Danielle, antes de apartarse y encargarse de la secretaria
-¡Tú, camina!
Ordenó caminando hacia ella con la amenaza grabada en el rostro. Llevó a Frida, lejos y furioso le advirtió
-Como alguien se entere de lo que acabas de ver no solo te quedas sin dinero, te olvidas del trabajo ¿quedó claro?
-Por supuesto –estaba muy calmada para lo aterrador que se veía Nicholas
-No te acerques a ella, te lo advierto no me va a gustar enterarme que la has puesto incómoda con preguntas indiscretas
-Bien
-Y no llegues tarde, el chofer te recogerá en la entrada principal a las 5 de la tarde en punto
-Seré puntual
-Más te vale
Se fue echando humo. Esa tarde tenían un cóctel con los jefes de obra y arquitectos para afinar detalles. Necesitaban iniciar cuanto antes. Y por supuesto llevaba a Frida, a cada evento que podía para cerrarle la boca a Hoggard, padre e hijo.
La siguiente mañana Danielle, recibió la llamada de Nicholas, era temprano apenas salía de la ducha cuando corrió a contestar, tomó el celular y una larga bocanada de aire preparándose para escucharlo
-Señor Allen
-No, por favor, no necesito eso ahora –pidió agotado
-¿Qué necesitas entonces?
-Almuerza conmigo hoy
-¿Seguro que puedes? –solo eso bastó para que bajara la guardia y cediera
-Lo necesito...
-¿No vas a estar ocupado? Anoche me enviaste un correo a la una de la madrugada y...
-¿Qué hacías despierta a esa hora? –y su tono era de preocupación
-No podía dormir
-Es mi culpa –suelta el aire con pesar
-Claro que no, es mía..., siempre estoy complicando las cosas y no te lo pongo fácil y...--
-A la 1pm paso a recogerte
-De acuerdo..., quiero verte –susurró ilusionada por verlo y arreglar las cosas
-Yo también cariño
-Que tengas un buen día
-Sí, necesito uno de esos
Esa tarde Danielle, esperó en vano Nicholas, no llegó ni tampoco contestó a sus llamadas ni mensajes. Y Frida, nuevamente se fue temprano a casa dejándola con trabajo extra el resto del día.
Abatida llegó a su sesión con Jim, a quien no se le pasó lo decaída y triste que lucía pese a los intentos que hacía por sonar normal. Intentó averiguar lo que le ocurría pero Danielle, solo lo adjudicó a un dolor de cabeza, entendía que no quisiera decirle nada, era amigo de Nicholas, claramente el protagonista de su estado de ánimo.
Al acabar la sesión Danielle, pasó al supermercado a hacer algunas compras para la cena Jazmín, le había enviado un mensaje pidiéndole algunas cosas ya que no pudo salir temprano de su trabajo y como si su día no hubiese sido lo suficientemente duro se encontró con Leo y Mika, odió lo incómoda que se sintió al no saber cómo saludarlos, por suerte Leo, se acercó y le dio un cálido abrazo
-Ruidosa ¿cómo sigue tu mano? ¿Vienes de la sesión?
-Sí y está mucho mejor, recuperando su fuerza –le dedica una media sonrisa por su preocupación
-Me alegra saber que estás mejor -la besa en la mejilla y se aparta para que vea a Mika
-Cielo ¿te adelantas? -pidió Mika, a su esposo
-Seguro
-Leo, espera
Pidió Danielle, mientras buscaba en su bolso la caja del celular que le había prestado y le quitó su chip al aparato para regresárselo
-Muchas gracias por sacarme de apuros
-¿Segura que no lo necesitas? Es solo un celular –aceptó la caja
-Voy a conseguir uno, ya es hora
-De acuerdo, cuídate mucho ruidosa
Ambas aguardaron en silencio a que Leo, se marchara empujando el carro de compras por el pasillo
-Hola Dani ¿cómo has estado?
-Bien, gracias ¿tú? –respondió incómoda
-Extrañándote -confesó apenada
Danielle, solo la observó en silencio se veía agotada aunque trataba de sonreírle, bueno para la pastelería diciembre siempre había sido un mes de mucho trabajo y apenas comenzaba
-Ya dime de una vez lo que quieres decir, no alarguemos esto Mika –suspiró resignada, no era el mejor momento para tocar ese tema
-¿Sigues molesta?
-Claro, mis dos supuestas mejores amigas me atacaron, me insultaron y pusieron en duda mí criterio..., a y me dieron la espalda
-Dani, yo..., me dejé llevar por el berrinche de Amanda, ella solo quería ser el centro de atención y ahora que he pasado tiempo con su prometido me queda claro lo poco que se conocen y no tenía derecho a enfadarme contigo por no haber asistido a esa cena, ella solo buscaba comensales para que Ferdinand, no creyera que es una arpía sin amigos, la familia de Amanda, no sabía nada tampoco
-Al menos te has dado cuenta
-Lo lamento tanto Dani... -suspiró conteniéndose la angustia de ver a su mejor amiga tan lejos-. Si pudiera hacer algo para que me perdones sólo tendrías que decirlo
-No te voy a pedir nada
-¿Crees que podamos reunirnos algún día a cenar o a beber una copa?
-Yo...
-Sé que tienes mucho trabajo y que estas con la terapia en tu mano -dijo antes que la rechazara sin considerarlo-. Y eso es todo lo que me ha dicho Leo
-Veré cuando puedo, me estoy quedando con mi tía esta semana
-Claro, claro te voy a escribir
-Está bien
-Gracias Dani
-Nos vemos
Ninguna se atrevió a acercarse para despedirse así que ambas siguieron su camino Danielle, pagó por las cosas y antes de pedir un Uber a casa de Jazmín, consiguió un celular, no era tecnológico ni nada, pero cumplía con sus funciones básicas, hacer llamadas y recibir mensajes de texto
Cuando la mañana siguiente Danielle, se despedía de Jazmín, en la entrada del edificio lista para otra jornada de trabajo silencioso notó la presencia del deportivo de Nicholas, estacionado más adelante, se bajó con prisa pero cuando ella lo hizo también lo hizo él
-Danielle
Su voz sonaba preocupada y ese era uno de sus puntos débiles, soltando un discreto suspiro Danielle, se acercó con cautela hasta el auto y entró sin preguntar nada. Nicholas, hizo lo mismo y arrancó el motor para dirigirse a la parte trasera del edificio.
-Te llamé al menos 20 veces anoche y en la mañana ¿qué pasó contigo? Estaba preocupado
-Dejé el celular cargando y aun no lo enciendo –respondió apagada
-Pensé que algo te había sucedido, anoche fui hasta tu apartamento pero recordé muy tarde que no estabas allí
-Estoy bien –responde decepcionada
-¿Segura? –insiste intentando tocar su mano, pero ella al notarlo la apartó
-Sí, bueno ya que estás aquí ¿necesitas que te ayude con alguna cosa del trabajo?
-No, no yo..., tengo que ir a un desayuno ahora... -susurró inseguro como si Danielle, ya supiera de lo que se trataba
-Bien, que tengas un buen día entonces
Se estiró hasta llegar a Nicholas, y lo besó en la mejilla antes de bajarse y entrar al edificio por el estacionamiento. Se sentía tan decepcionada que ni siquiera recordara que la había dejado plantada el día anterior y eso dolió ¿qué no vio las llamadas que le hizo y los mensajes que escribió? ¿A qué jugaba? Estaba ignorando completamente el hecho que le pidiera almorzar juntos y no presentarse. Mientras caminaba a la oficina intentó auto convencerse que estaba muy concentrado en el trabajo y que solo era eso, pero últimamente tiene muchas actividades con proveedores o eventos en los que ha participado la compañía, lo sabe porque después de todo es su asistente y está a cargo de su correo, recibe todas las invitaciones
Con cada día que pasaba más desanimada y deprimida sentía, con una angustia que la hacía querer llorar cada vez que escuchaba su nombre o incluso cuando lo leía en algún documento.
El viernes fue su última sesión de kinesiología con Jim, y en medio del tratamiento apareció Nicholas, vistiendo un smoking, recién duchado y afeitado, tan perfectamente arreglado que se sorprendió muchísimo ya que la noche anterior finalmente la llamó por teléfono, después de dos días de silencio y cerca de la media noche, seguía trabajando en terreno, se escuchaban voces y maquinaria, mucho alboroto a su alrededor. Lo sintió tan angustiado con todo lo que aún necesitaba hacer que no pudo negarse y le permitió que se desahogara con ella. Lo escuchó por 45 minutos y afectada por lo mucho que él, sufría trabajando tan duro y que el japonés no lo tomara en cuenta hasta ver "hechos" que decidió invitarlo a cenar con ella y su tía para que probara la maravillosa lasaña de la que tanto le había hablado. Gustoso e ilusionado aceptó de buena gana, pero ahora se encontraba allí, observándola desde la entrada con atención
-Muy bien señorita, ha quedado usted como nueva
Anunció Jim, con entusiasmo intentando opacar la tensión entre su amigo y su paciente. Le aplicó un gel en la mano masajeándola con delicadeza.
-Muchísimas gracias Jim, sé que eres un hombre ocupado
-No es absolutamente ninguna molestia, estoy aquí para lo que necesites
-Gracias
La besó en la mejilla antes de lavarse las manos y acercarse a la entrada Nicholas, seguía de pie junto a la puerta.
-En mi oficina tengo las píldoras que me pediste, recuerda no tomar más de dos tabletas y cada mínimo 6 horas o de lo contrario te duermes como princesa
-Voy por ellas en un momento ¿tienes más pacientes?
-No, tu dulce chica fue la última
-Bien
Sabiendo descifrar lo que significaba la mirada en el rostro de su amigo Jim, los dejó a solas dándole la privacidad que necesitaban
-No era necesario que vinieras
Murmuró abotonándose el abrigo y tomando su bolso, evitando mirarlo a los ojos, no podía, ya no soportaba ser rechazada
-Un mensaje habría bastado
-Que amable -la observó guardar el recipiente en la nevera
-En cuanto el señor se desocupe le diré que pasaste
-Suena bien ¿te molesta si paso al baño antes de irme? -preguntó ocultando su decepción
-No faltaba más cariño es un agrado ayudarte en lo que necesites de hecho el chofer está libre ¿Necesitas que te lleven?
-Voy a pedir un Uber, no te molestes
Algo acabó su té en silencio y pasó al baño antes de marcharse, no podía creer que hubiese cruzado media ciudad para nada, que tonta y ahora Patricia, la miraba con ¿pena? De seguro ya estaba sacando sus propias deducciones sobre la relación que tiene con Nicholas. Se encerró en el baño para empleados, ni siquiera tenía ganas de hacer pis, pero se sentía tan tonta al querer darle una sorpresa y arreglar las cosas que no pensó en lo ocupado que es Nicholas, siempre con algo qué hacer..., unos minutos a solas y soltando un pesado suspiro se cerró el abrigo lista para caminar fuera de la sala de descanso del personal cuando escucha una familiar voz, de mujer.
Siguiendo una corazonada se asomó por la puerta procurando no ser vista y observó a Patricia, dejar de sonreír y mirar a la dueña de la voz
-Nico, te pidió que llevaras las cosas a la sala hace 15 minutos y aun no hay nada en la mesa ¿quieres que sus invitados mueran de hambre?
-En dos minutos estará todo listo señorita Frida, no se preocupe que los bollitos están por salir del horno en cualquier momento
-No faltaba más, menos excusas y ponte a trabajar
-Por supuesto
-Y quiero mi café dulce y descafeinado
-Con gusto
Alucinada cerró la puerta y esperó a que Frida, se marchara. No quería que la viera, no sabía que pensar..., salió cuando ya no escuchó conversación con la respiración acelerada, alterada
-Ya me voy Patricia, gracias por la taza de té -dijo fingiendo estar calmada cuando en realidad no sabía que pasaba
-Siempre es un agrado verte Dani
-¿Todo bien? No pude evitar escuchar que tal vez estés en problemas
-Para nada, solo era la prometida del señor, está nerviosa, acaba de conocer a la familia
-Me... voy entonces -tartamudeó congelada
-Danielle, acepta el auto
-No quiero molestar a... -señaló la puerta hacia la sala
-Insisto y soy buena en eso
-De acuerdo, pero no te tardes con lo que te han pedido, no quiero que tengas problemas por mi culpa, te he estado distrayendo
-Claro que no
Mierda.
Quería escapar de allí y si el chofer la sacaba rápido entonces no se negaría. Siguió a Patricia, hasta la zona donde estacionaban los autos de la casa, le pidió al chofer que llevara a Danielle y se despidió con prisa, corrió de regreso a la cocina.
El camino fue nada, se sentó y en un pestañeo (de 40 minutos al menos) ya estaba en su apartamento con su mente en blanco..., congelada no conseguía procesar lo que había descubierto
Estaba sucediendo..., y era la única responsable, ¡lo sabía! Pero apestaba. Tenía náuseas, ganas de llorar hasta no poder más y sobre todo quería ver a Nicholas, gritarle, enfadarse, escucharlo de su boca y no enterarse de este modo que lo ha estado ocultando..., todos esos eventos..., ha ido con ella..., y no intentaba victimizarse pero ¿qué clase de relación esperaba que tuvieran si le ocultaba algo como esto? Porque en el fondo sabía que lo iba a hacer, ella misma le dijo que no y el mismo dijo que igualmente lo haría, aunque no con palabras exactas pero dejó claro que decirle a su familia no era una opción, además de haber estado tratándola como si no fuera nadie "especial" y aun así se atreve a ponerse celoso por un amigo cuándo él juega a la casita feliz con una mujer que sabe que querrá todo lo que pueda conseguir y eso lo incluye
3 horas más tarde cuando al fin había dejado de llorar por el apartamento calmándose, se acurrucó en la cama e intentó distraerse con una película su celular comenzó a sonar con un horrible tono de llamada, aun no lo configuraba. Extendió el brazo hasta la mesita de noche y entonces el nombre de Nicholas, brilló en la pantalla. Se paralizó, las lágrimas regresaron a sus ojos nublándole la vista, no quería escucharlo, ya no. Silenció el celular y así sin más comenzó a llorar nuevamente, no sabía qué hacer, no le respondió, estaba aturdida ¿hace cuánto había pasado todo aquello? ¿De verdad se iba a casar con Frida, por esa cláusula de la herencia de su abuelo? ¿Iba a mentirle a su familia? ¿Le estaba mintiendo a ella?
Llamó 8 veces más, pero solo dejó que saltara el buzón de voz. Trató de concentrarse en su película, pero no lo conseguía. Apagó todo intentando dormir, ya era medianoche
Pero no pegó un ojo, solo consiguió tener media hora de silencio antes que alguien tocara a la puerta con fuerza. Bueno no "alguien" ya sabía quién pero realmente no podía verlo..., no hasta al menos haber procesado la información y el hecho que le ocultara lo que estaba haciendo. Le estaba mintiendo en la cara y cada escasa vez que hablaron, su comportamiento de mierda era por esto
-¡Danielle, abre ahora!
Escuchó su voz fuerte y claro acompañada de unos golpes terribles en la pobre puerta.
-¡Danielle!
Estaba furioso, reconocía su tono y no entendía cómo es que era el, quien estuviese furioso y no ella.
-Danielle, voy a tirar la maldita puerta si no me abres ahora mismo
Volvió a gritar y sabía que no se detendría así que tomando una larga respiración Danielle, se armó de valor y salió de la cama, buscó su bata y descalza fue hasta la puerta, abrió lo suficiente para verlo, no estaba dispuesta a dejarlo entrar
-¿Qué haces aquí? Es tarde...
Fue lo primero que dijo al verlo. Estaba tan elegante con su traje como de costumbre, se arregló para ella...
-Déjame entrar -ordenó con el ceño fruncido
-No..., no es un buen momento, es mejor que te vayas a casa
-¿Qué? ¿Me vas a hacer hablar aquí afuera? –indignado la fulminó con la mirada
-Claro que no, no quiero hablar puedes irte ¿por favor?
-No -fue una advertencia
-Estaba durmiendo, ya vete
-¿Por qué no me dijiste que irías a la casa? –y ahora sonaba molesto
-Quería verte, pero estabas ocupando, como lo has estado toda la semana
-Mi familia llegó y...-
-¿Tu prometida también o ya estaba allí? –contuvo las ganas de gritar, no necesitaba una pelea justo ahora
-Tu no me... -comenzó a decir sorprendido-. Es tu culpa -la acusó al verse descubierto
-Mi culpa -asintió pensativa-. Bien. Buenas noches
Sin importarle sus protestas o advertencias le cerró la puerta y puso el seguro temblando sostuvo la puerta ya cerrada aguantando el llanto, no quería que la escuchara romperse en mil pedazos
-¡No hagas esto, te vas a arrepentir! –lanzó una nueva advertencia
-Vete a casa, por favor
-Estás siendo inmadura al evadir el asunto ¡ABRE!
-Como usted diga..., señor Allen
-¡No empieces maldita sea!
-...eres un mentiroso
Y se quebró, su voz sonó tan afectada que era imposible que Nicholas, no se diera cuenta del daño que le causó enterarse de todo el asunto de ese modo
-Tenía que hacerlo...
No contestó, no podía
-Quiero entrar, voy a entrar -sacudió la manilla con fuerza intentando abrir
-Yo quiero que te vayas -pidió con voz apagada
-Si me voy atente a las consecuencias -le advierte creyendo que con eso conseguiría ganar
-Buenas noches
-¡DANIELLE!
Se quedó de pie a un paso de la puerta conteniendo la angustia que estaba sintiendo por el hombre del que estaba profundamente enamorada pero que no hacía más que me mentirle y ocultar cosas..., ahora más que nunca estaba segura que solo era una entretención, y después de ese ultimátum le quedó clarísimo.
No se llamaron ni mucho menos vieron en todo el fin de semana, o lo que quedaba...
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Porque Yo lo digo (COMPLETO)