Si estaba al alcance de sus manos entonces Nicholas, no dudaría en hacerlo.
Desayunó junto a Danielle, fue extraño y tranquilo, ella no dijo mucho, seguía muy preocupada por su papá, así que la dejó pronto para dirigirse a la oficina de su abogado personal, le presentó toda la información que le proporcionó Jazmín, la que no era mucha pero suficiente para comenzar a averiguar todo sobre Daniel Duncan.
-Vas a hacerte cargo, probablemente un abogado del estado esté viendo el caso. Quiero que lo saques de allí y no me refiero al hospital, mueve influencias, gasta lo que debas gastar pero quiero resultados
-Por supuesto Nicholas –asintió el abogado tomando notas
-Quiero un informe detallado sobre todo lo que hizo, necesito saberlo antes de llevar a mi novia con ese hombre, no voy a provocarle más dolor del que ya le ha causado
-Puedo tener la información para esta tarde ¿Cuándo tienes pensado llevarla?
-Mañana
-No hay problema, voy a trabajar en ello de inmediato y te envío los detalles por mail
-Te pido discreción, nadie debe saber que estás trabajando en esto, es algo que a mi novia le avergüenza, aparentemente sufrió las consecuencias
-No te preocupes
Con eso dio por concluida su visita a su fiel abogado y excompañero de universidad. Se levantó del lujoso asiento de cuero, se abotonó la chaqueta del traje y dio media vuelta para marcharse
-¡Un momento Nicholas!
Pero el abogado lo detuvo recordando algo antes que se fuera.
-¿Qué pasa?
-Es sobre el asunto de la herencia, Hoggard, ha estado averiguando como impedir que recibas el poder de la compañía
-No puede hacer nada, ya está hecho
-¿Cuándo será?
-Pronto, ve redactando el acuerdo prenupcial, no quiero que esa mujer se quede con nada
-No hay problema, estaré en contacto.
Miércoles
El día había llegado, Danielle, finalmente vería a su padre luego de 4 años sin saber nada de él.
-Podemos cancelar...
Sugirió Nicholas, al verla salir del baño público del hospital donde se encontraba internado Daniel Duncan, luego que un grupo de presos intentaran matarlo.
-No, no creo que pueda regresar aquí otra vez –suspiró mientras se acercaba a Nicholas, con una mano en su frente y la otra en su estómago
-Es segunda vez en menos de 20 minutos que corres al baño a vomitar
Acunó el rostro de Danielle, entre sus manos y le acarició las mejillas con ternura, estaba pálida y ojerosa, no había dormido nada pensando en este momento
-Estoy..., nerviosa –admitió sin aliento
-Estás temblando no puedo verte así, nos vamos
-No, tengo que hacerlo, no quiero seguir postergándolo –dijo con ojos suplicantes
-Sabes que haré lo que me pidas, pero te ves mal, estás enferma
Y antes que alguno pudiera añadir algo más fueron llamados por el guardia de turno, firmaron la hoja de ingreso y un oficial los escoltó hasta la habitación de hospital donde estaba internado
Con los latidos de su corazón tan fuertes que no conseguía oír lo que el oficial hablaba con Nicholas, intentó concentrarse, sacudió la cabeza y prestó atención, al menos escucharlos la distraería por unos instantes, tomó aire y los observó..., pero lo único que pudo deducir de la conversación fue que él, estaba consciente.
Entrelazando sus manos Nicholas, la guio al interior de la habitación que el oficial mantenía con la puerta abierta para que entraran, había una hilera de 4 camas separadas por biombos para privacidad, Daniel, estaba en el último. La luz era tenue lo que no ayudaba para nada, sudor frío se acumulaba en la frente de Danielle, su respiración era irregular y de pronto todo iba a cámara lenta, Nicholas, tirando de su brazo con suavidad para que caminara, el bip de las maquinas, el repiqueo de sus botas, los zapatos de Nicholas..., todo se escuchaba amplificado...
Mirando el piso se detuvo junto a la cama y no se le escapó el jadeo que soltó Daniel, su papá, al verla, la máquina que monitoreaba su pulso se aceleró un poco y enseguida escuchó su voz..., era tal y como la recordaba
-Anie...
Ese apodo..., así la llamaba su papá desde pequeña y con el tiempo todos en la escuela. Fue un golpe bajo. Apretó la mano de Nicholas y cerró los ojos con fuerza, no se atrevía a mirarlo.
-Señor Duncan, buen día, veo que la cirugía ha salido bien y ya se encuentra fuera de peligro, felicitaciones -saludó Nicholas, rompiendo el silencio
-Salió bien, espero... -tenía la mirada sobre Danielle, quien aún no se atrevía a mirarlo
-Permítame presentarme soy Nicholas, el novio de su hija Danielle, la he acompañado hasta aquí porque no es fácil hacer esto después de todo el daño que le ha causado
Daniel, asintió con un lento movimiento de cabeza ante la sutil advertencia de Nicholas, e intentó nuevamente llamar la atención de su hija.
-Anie, soy yo por favor regálame una mirada con esos hermosos ojos que tanto deseo ver...
Aguardó por una reacción pero no la hubo. Insistió asustado.
-Te extraño hija, lamento todo lo que te pasó por mi culpa..., Anie, por favor
Fue todo, su voz de víctima y su lamento transformaron la ansiedad de Danielle, enfureciéndola, soltó la mano de Nicholas, cuadró los hombros y levantando la cabeza lentamente lo miró a los ojos, sus mismos ojos.
Contuvo la respiración. Se veía horrible..., llevaba una venda alrededor de la cabeza, el ojo con un terrible derrame y amoratado, la ceja rota, una pierna quebrada, algunos dedos rotos y quien sabe qué más
-No, no quiero que me llames así, mi nombre es Danielle
-Claro hija, como tú digas... -se apresuró a darle la razón-. Vaya estas hermosa te has convertido en una mujer preciosa
-Papá..., no vine para escuchar eso, solo necesitaba saber que estas bien, ver con mis propios ojos que no necesitas estar en una clínica -explica observándolo fijamente-. Y ya lo hice
-No, no te vayas tan pronto, quiero saber de ti hija, han pasado años –pidió al notar que estaba lista para marcharse
-¿Quieres saber de mí? -repitió con un toque de ironía
-Sí, estás tan grande, adulta..., con novio
-Bueno ¿quieres saber de mí? Bien, gracias a ti casi pierdo mi apartamento. Por tus vicios me echaron de la universidad. Mis amigos me dieron la espalda por ser hija de un ladrón estafador. Tuve que mantenerme con 3 empleos para lidiar con los gastos de la hipoteca que me dejaste de regalo, tuve que rogar para que no me echaran a la calle, por suerte, o pena el dueño del edificio que me permitió pagar por los atrasos, me ayudó con el banco para que no me desalojara -soltó con desprecio-. Y eso es todo lo que necesitas saber de mí, el resto no te incumbe
Y Daniel Duncan, se echó a llorar para sorpresa de Dani y Nic, con sollozos y todo, suplicó por su perdón y le expresó una y otra vez lo arrepentido que estaba de haberla dejado sola. Prometió cambiar, mejorar pero ya estaba alterado y la máquina a la que se encontraba conectado comenzó a soltar un pitido y en segundos una enfermera llegó para verlo, le suministró un calmante y les advirtió que se dormiría en cualquier momento antes de marcharse y volver a dejarlos solos.
-Ahora estoy bien, tengo a mi tía Jazmín, que me cuida como si fuera su hija y ojalá lo fuera
La rabia en su voz le dejaba claro cuánto daño le provocó, el dolor que le causaron sus malas decisiones..., pero algo dentro de ella necesitó decirle que estaba bien, no era su intención dejarlo ahogándose en culpa mientras seguía encerrado
-¿Jazmín, regresó? –preguntó en un hilo de voz
-Sí
-¿Estás con ella? –sonaba sorprendido
-Por supuesto, es mi familia, la única que realmente me quiere en su vida
-Tu mamá...
-No existe, está demasiado ocupada siendo egoísta y odiando a los hombres
-¿No sabe que estás con Jazmin?
-Si lo sabe ¿por qué lo preguntas?
-Nada, es solo que tu madre detestaba a su hermana
-No necesito saber de eso, me alegro que estés fuera de peligro, por favor compórtate y no discutas con nadie si no quieres que esto vuelva a ocurrir
-Dani, por favor
Ya sabía lo que quería, pero no estaba segura de estar preparada para tanta proximidad. Y Nicholas, se dio cuenta
-No lo hagas si no quieres, has estado muy bien -le susurra al oído rodeándole los hombros con su brazo
-Quiero irme de aquí
-Cuando tú me lo pidas Dani –le susurró al oído antes de besarla en la cien
Soltando el aire con fuerza se alejó de Nicholas, avanzó hasta la cama, se inclinó y depositó un cuidadoso beso en la frente de su padre antes de mirarlo a los ojos y confesarle con culpa
-Quise odiarte, quiero hacerlo..., pero no puedo..., papá
-Anie... -sollozó con un nudo en la garganta
-Intenta hacer las cosas bien..., no quiero que te pase nada malo
-Eres todo lo que tengo hija –le acarició la mejilla mientras lamentaba el daño que le ha causado y que hasta ese momento no había asimilado
-Solo tengo un papá, deja las estupideces
-S..si, por ti...
Con suavidad Danielle, tomó la mano que su papá mantenía en su mejilla y la acomodó sobre la cama. Se alejó lentamente y regresó al cálido lugar bajo el brazo de Nicholas. Se marchó sin decir una palabra ni mirar atrás.
De regreso en el apartamento Danielle, seguía sin hablar, con la mirada perdida en un lugar oscuro lo que lo incomodaba, no sabía cómo actuar, qué decir, pero si estaba seguro que pensaba en el pasado y eso le rompía el corazón
-Dani, por favor dime que puedo hacer para que estés mejor y lo hago, lo que sea pídemelo
Sorprendida Danielle, lo miró, se veía nervioso al no saber qué hacer así que se acercó a él, posó sus manos en el pecho fuerte de Nic, lo acarició con lentitud y entonces le susurró
-Fóllame
-¿Qué? -chilló sorprendido
-Hazlo ahora
-No puedo, tú no quieres que lo haga
Sorprendido se congeló, su mirada estaba decidida, encendida, pero ella nunca haría algo así de impulsivo.
-Si puedes, hazlo -llevó una de sus manos a la entrepierna de Nicholas, solo para confirmarlo
-Estás alterada por lo que sucedió con tu papá, no voy a aprovecharme de eso
-Hazlo, si puedes estás duro –le dio un pequeño apretón con la mano que mantenía sobre la entrepierna de Nicholas
-Siempre lo estoy cuando estas cerca -tomó aire con fuerza para poder contener las ganas
-Voy a pedirlo una vez más y si no lo haces no volverá a suceder..., fóllame Nic, ahora
Y no pudo aguantarse más, la atrajo en un fogoso beso quita alientos, la agarró del trasero con gusto levantándola para aproximarse a la pared más cercana colándoselo entre sus piernas, frotándose con deseo y desesperación, la deseaba, siempre lo hacía y más ahora después de una eternidad sin tenerla
-Hazlo rápido, deja de pensar Nic -jadeó mientras era besada en el cuello
-No quiero hacerte daño –intentaba controlarse
-¿Sabes cuál fue la peor parte esta vez?
Continuó y no pudo evitar que su voz sonara tan bajo como en un susurro. Levantó la mirada hacia Nicholas, que seguía de pie frente al sofá y con esa arruga en su frente, estaba molesto. Bien, dos pueden jugar a eso. No respondió nada, solo negó con la cabeza. QUE BUENO. Ahora ella quería hablar y no guardarse nada.
-La peor parte fue enterarme que estas comprometido con la bruja de Frida y que hace semanas te paseas con ella colgada del brazo -sonrió con amargura-. Me dolió..., me mentías a diario, bueno ahora entiendo por qué desaparecía constantemente..., para irse contigo –lo acusó con ojos vidriosos, conteniendo sus emociones, haciendo lo imposible por no quebrarse
-Danielle, si te lo decía tú... –comenzó a decir y por primera vez sonaba y se veía inseguro
-¿Yo qué?
-No lo ibas a tomar bien –soltó sin cuidado como si fuera la obvia reacción de parte de ella
-¿Cómo lo sabes?
-Mira cómo estás reaccionando ahora –rodó los ojos haciéndola sentir absurda
-¿¡Qué tienes en los oídos!? Nada de lo que he dicho tiene que ver con Frida ¡tú eres el único responsable, tú! ¡MENTIROSO!
Con la cara roja de ira al estar aguantándose las acusaciones de Danielle, dio un par de pasos hacia ella, pero manteniendo cierta distancia no iba a callarse mientras le levantaba la voz y lo señalaba con el dedo
-Fuiste tú quien le permitió sacarte de apuros en la reunión con el directorio, tú les dijiste que es tu prometida y continuaste con la mentira y no fuiste capaz de decírmelo..., no puedo creer el descaro que tuviste para enfadarte porque le escribí a un amigo y no te lo dije enseguida como si tuviera que rendirte cuentas de todo lo que hago
-Ibas a verte con otro hombre –gruñe apretando los dientes rabioso
-¡Y tú finges tener una relación con otra mujer! No intentes echarme la culpa o comparar, no seas descarado
Harto de la distancia la acorraló contra la mesa y la tomó de las muñecas cuando intentó alejarlo empujando su pecho, forcejearon pero no la soltó
-Oye, oye para, ya para -intentó calmarla-. Sé que soy responsable, lo sé, me disculpé y si necesitas que lo vuelva a hacer no me voy a negar, es mi culpa, sí, pero ya es suficiente ¡basta!
-No, no es suficiente, quieres todo fácil, no te gusta escuchar la verdad y necesito que sepas cómo me haces sentir, cómo juegas con mi autoestima, mi orgullo, con mis..., mis sentimientos... -explotó abrumada-. No voy a olvidar lo tonta, no, lo ESTÚPIDA que fui al ir hasta tu casa con un plato de lasaña, la que no llegaste a probar porque me dejaste plantada a mí y a mi tía una hora antes, cuando ya estaba todo listo -le sacó en cara
-Tuve esta fiesta y...
-¡Y no me importa! A ti no te importa –gritó forcejeando para liberar sus muñecas
-Fui hasta la consulta de Jim, para decírtelo personalmente, pero tú simplemente te escapaste de mí, me ignoraste
-¿Realmente recuerdas lo que pasó? -tenía una extraña versión sobre aquello
-Estoy copado de compromisos –se excusó
-Lo sé y luego de invitarte a cenar me aseguré que no tuvieras nada en la agenda, así que sea lo que sea que fuera esa fiesta, aceptaste ir sabiendo que tenías un compromiso conmigo, pero no te importó, no era importante
-Si eres importante, sabes lo que siento por ti
-Son solo palabras Nicholas, no te mientas a ti mismo también
-No. Y estamos hablando de mí trabajo, del por el cual estoy dispuesto a amarrarme a una terrible mujer solo por concretarlo, no te lo tomes personal si no tengo tiempo –su sarcasmo y mala leche hicieron acto de presencia
De un fuerte tirón que le dolió como los mil demonios Danielle, consiguió soltarse del fuerte agarre de Nicholas, se alejó en dirección a la cocina buscando distancia, se sirvió un vaso de agua buscando algo que la distrajera para controlarse, estaba temblando, estaba perdiendo el control
-Intenté yo... ¡Lo intenté! Traté de no tomarme personal el poco tiempo que tenías para mí con tus cancelaciones de último minuto pero cuando la escuché darle órdenes a Patricia, como si fuese la dueña de casa, sentí náuseas. Eras el Nicholas, que conocí..., dispuesto a lo que sea para demostrar que nadie lo pasa a llevar. Que es el mejor y no pide ayuda a nadie.
-Es quien soy –levanta el mentón con arrogancia
-Lamentablemente lo sé... –suspira y se gira para mirarlo
-¿Lamentablemente? –exige una explicación fulminándola con su oscura mirada
-Sabes que no está bien ser tan petulante –su tono había bajado y ahora sonaba resignado
-¿Algo más que quieras agregar antes de largarme de aquí?
-Sí, hay algo más, el que vinieras furioso exigiéndome cosas luego que descubriera tus mentiras y tu compromiso fue la gota que rebalsó el vaso -no iba a permitir que se fuera pretendiendo que ella era la culpable-. Tienes cara, yo la tonta dispuesta a perdonarte y tú jugando a la casita feliz a mis espaldas. Te volviste maniático cuando supiste que fui a tu casa "sin avisar" y viniste a golpear mi puerta para reclamarme, a exigirme que te diera explicaciones -le recuerda-. Si te pedí que te fueras fue porque estaba dolida, sorprendida y me sentía abandonada, TRAICIONADA..., pero tú solo lanzaste gritos, advertencias, AMENAZAS porque no estaba haciendo lo que ordenabas, porque no me controlabas
-¿Eso es todo? ¿Tienes algo más de lo que acusarme o sacarme en cara? Porque ya me harté de quedarme aquí y ver cómo me señalas con el dedo
Ambos guardaron silencio por un instante escrutándose con la mirada, cada cual más furioso que el otro.
-Te agradezco, de verdad que lo hago por haberme acompañado a ver a mi papá. Me perdonaste el abandonar mi trabajo..., aunque eso no quita la angustia, la pena, la rabia que me provoca saber que no confías en mí, que me mientes como si fuera cualquier persona..., creí que era más importante para ti..., creí que éramos algo más que solo sexo...
-Pero... ¿¡Qué mierda quieres de mí!? ¡QUÉ! -explotó irritado nivel mil-.Te trato bien, hago lo que me pides, me aguanto las ganas, sí, me gusta el sexo, como a todos, pero tú no me dejas tocarte, me restringes y me provocas soy el único que intenta llevar la relación, tu solo te quedas allí parada esperando que sea quien siempre dé el primer paso, ya para..., a y tengo que recordarte que esto es tu culpa por no acceder a ayudarme
-Vete –pidió manteniendo la calma
-No seas ridícula –se burló amargamente
-Quiero que te vayas –volvió a pedir con calma
-No, dime porqué debería irme –la desafió altanero
-Porque eres un ESTÚPIDO si eso es lo que piensas de mí entonces no tengo nada que hacer o decir, allí está la puerta ÚSALA. Adiós.
-¿Estás segura que eso es lo que quieres? -soltó en tono burlón-. No voy a perseguirte si es lo que esperas –soltó una risa forzada que decía que no haría tal cosa
-Ya no hables, no digas nada más que cada vez que lo haces lo empeoras todo, se lo que digo después de todo esto no estaba funcionando..., te quitas un problema de la lista, puedes casarte o hacer lo que se te de la maldita gana
Soltando humo por su nariz y con la respiración acelerada Nicholas, se preparó para contestar, pero no tuvo oportunidad. Danielle, caminó hasta la puerta, la abrió y le señaló la salida.
-Inmadura
Esa fue su palabra de despedida antes de salir y recibir la ráfaga del portazo que dio Danielle, al cerrar con tanta fuerza.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Porque Yo lo digo (COMPLETO)