Porque Yo lo digo (COMPLETO) romance Capítulo 49

Sábado 22 de Diciembre

Ruidoso.

Así fue el cumpleaños de Danielle. Una cena divertida con las ocurrencias de Aaron, las bromas de Wes, las risas de Mika y Leo, y las anécdotas de Jim, sí, Jazmín, lo había invitado. Luego de comer vinieron los brindis, regalos, muchos abrazos.

Y Nicholas.

Cerca de las 10 de la noche se plantó en el bar del restaurante y no le quitó la mirada en ningún momento. Claro que Danielle, no se dio cuenta hasta que se acercó a la barra por otra copa, estaba disfrutando su noche así que cuando la saludó ella cerró los ojos, tomó una larga respiración (en parte para controlar lo achispada que estaba) y sin dirigirle la mirada le habló:

-Esta vez no voy a preguntar qué haces aquí porque no quiero discutir, solo…, solo quiero divertirme con mis amigos…

-¿No vas a permitirme darte ni siquiera un abrazo de cumpleaños?

-Preferiría evitar todo contacto físico contigo..., estoy tratando de olvidarte sabes

Suspiró apagada, tanto que ni las gracias le dio al chico del bar cuando puso una nueva copa de piña colada frente a ella, simplemente se quedó de pie mirando su mano junto a la copa

-No tienes que hacerlo, yo voy... -se acercó un paso con la intención de tocarla pero se arrepintió en cuanto vio cómo su cara expresaba dolor

-Estoy con mis amigos, por favor no lo arruines -se apresuró a decir con la respiración acelerada

-Quisiera haber hecho las cosas de otro modo contigo -murmura para sí mismo

-Por cierto no eran necesarios tantos regalos

-No son nada, solo cosas –comenta desganado

-Gracias por los tickets...

Y ya, tomó la copa y regresó a la mesa en donde Aaron, lloraba de la risa por algo que Leo, dijo. Los observó llevarse de maravilla y bebió su copa algo ausente no dejaba de pensar en lo que Nicholas, iba a decirle pero que no hizo porque lo interrumpió

-¿Todo bien Dani?

-Jim, el soplón –refunfuña en voz baja sintiéndose mareada

-Quiere hablar, solo eso

-Creo que necesito un poco de aire fresco

-Te acompaño y no acepto un no

Dejó su copa vacía sobre la mesa, avisó a Jazmín, que saldría por un poco de aire con Jim, y se dirigió a la salida caminando entre las mesas hasta que de pronto los olores de los platos del resto le revolvieron el estómago y tuvo que apresurar el paso hasta la salida.

Tomó varias respiraciones profundas para calmar su estómago y no acabar vomitando, trató de recordar cuantas copas habían sido y estaba segura que cinco no son suficientes para dejarla nauseabunda, inhaló y exhaló el frío aire de la noche controlando su malestar y a Jim, preguntando qué le ocurría

-Ya basta de preguntar, solo necesito un momento Jim -alzó la voz abrumada, quería un minuto a solas-. Estoy bien

-Estás pálida

-Bueno, quiero vomitar, se supone que me ponga así

-¿Es por el alcohol?

-Sí, los olores…, odio el pescado y la mesa del lado uff, ni pensar en ello puedo sin sentir asco

-¿Ha ocurrido antes?

-Cuando…, cuando me pongo nerviosa se me revuelve el estómago y ya basta no quiero hablar

Se giró para no mirarlo pero al hacerlo con tanta brusquedad se tambaleó

-¡Te tengo!

En dos pasos la alcanzó y la sostuvo.

-Estoy medio torpe…

-Tranquila, te tengo y ya no te voy a hablar, solo me voy a quedar aquí sosteniéndote en silencio

Y Danielle, no pudo evitar dejar escapar una risa ante lo que acababa de decirle

-¿Y este quién es? Ya te cansaste de tu jefecito

Esa voz. Con escalofríos e incapaz de respirar tomó la mano de Jim, y se la apretó inconscientemente congelándose.

-¿Qué? ¿Te vas a quedar callada sin decir nada? Bueno no sería novedad en ti primor

-Cameron…

Ese hombre ¿Qué no se cansaba? Asustada Danielle, se giró en dirección a Cameron, para verlo con sus propios ojos

-Así que te acuerdas de mí después de todo –comenzó a acercarse lentamente

-Basta, a..aléjate…, por favor

-¿Cameron? –intervino Jim, al reconocer ese nombre

-Sí ¿quién carajo es este idiota? –exigió saber prepotente a escasos centímetros de ambos

-Su novio y cuidado con las groserías mira que yo no te voy a dar una paliza y a dejarte sin trabajo –dio un paso adelante protegiendo a Danielle de ese hombre

-¿Qué va a hacer el nuevo imbécil? –lo desafió

-Te voy a mandar a la cárcel si tocas a mi chica

-No me hagas reír –se burló ocultando su miedo a acabar encerrado

-Voy muy en serio así que da la vuelta y respeta la orden de alejamiento que ya tienes

-No tienes poder ni pruebas para mandarme a la cárcel

-Estás rompiendo la orden del juez de no acercarte a Dani y curiosamente soy doctor y la atendí cuando la agrediste, una nueva denuncia serían suficientes para meterte en más problemas

La calma y certeza con que Jim, le hablaba a un alterado Cameron, tenían temblando a Danielle, el prepotente pediatra en cualquier momento podía usar su violencia para callarlo y no quería que le hicieran daño cuando estaba protegiéndola a ella

-¿Qué? No me vengas con esas estupideces ¡no eres doctor!

Y la mirada de espanto que apareció en el rostro de Cameron, lo dijo todo, pero como siempre reacciona alargó el brazo y agarró el codo de Danielle, jalándola y en el intento tirándola al piso violentamente

-¡¡¿QUÉ TE PASA?!!

Gritó antes de empujarlo lejos para ayudar a Danielle, a levantarse, se había golpeado el rostro con el pavimento y le sangraba la boca. Todo se volvió un tremendo alboroto, el anfitrión del restaurante salió disparado junto a un camarero al ver cómo Cameron, la había agredido, lo sostuvieron y este forcejeó como un poseído soltando insultos y tirando patadas como loco.

-¡No quiero verte en la misma cuadra que Dani, o vas a conocer a un hombre que aprecia y cuida de su chica!

Con cuidado Jim, quiso llevar a Danielle, de regreso al restaurante pero ella se resistió, le rogó que se fueran a otro lugar, no quería preocupar a su tía o sus amigos con noticias del desagradable de Cameron. La llevó en su auto a una cafetería a un par de cuadras de allí.

-Yo…

-No es necesario, quédate aquí tranquila mientras voy a conseguir algo de hielo

-Gracias…

En un gesto de cariño Jim, se inclinó hacia Danielle, y depositó un casto beso el su cien, le dedicó una media sonrisa y se alejó de la mesa, necesitaba atender su celular, no dejaba de vibrar en el interior de su bolsillo

-Nico

-¿Dónde está? ¿Le hizo algo, está bien?

La respiración agitada de su amigo le hizo saber a Jim, que se había encontrado con Cameron, y eso no era para nada bueno.

-Un poco asustada pero bien, la traje a una cafetería cercana, no quiere preocupar a su tía

-¡Estoy harto de este hijo de puta! Voy a hacerlo comerse su puto zapato

-Tranquilo es fácil encerrarlo el ya violó la orden de alejamiento

-Te hablo luego…

Le cortó de golpe, estaba concentrado en algo más, o en alguien más para ser más claros. Y no era bueno. Jim, lo sabía, pero ahora tenía que calmar a Danielle, así que se acercó a una camarera y le pidió varias cosas y señaló la mesa.

Con sus preocupaciones como buen doctor llevó a Danielle, hasta el baño de discapacitados y la ayudó a limpiarse la sangre y a enjuagar su boca

-Creo que me tiró un diente…, me duele mucho –susurró mientras Jim, le limpiaba con papel higiénico y examinaba con cuidado el rostro

-Tienes que enjuagarte, no veo nada roto, creo que solo fue el golpe

-De acuerdo

Dio un paso atrás dándole espacio para llenarse la boca de agua y poder enjuagarse con dolor evidente aunque nada salió cuando escupió en el lavabo solo agua teñida de rojo

-Mañana te voy a llevar con una amiga para que revise tu boca en mejores condiciones

-Te creo si dices que no me rompí nada

-Voy a llevarte y no acepto un no te golpeaste duro

-No me cuides…, Cameron, es mi error y detesto que mis cercanos tengan que lidiar con ese…, hombre

-No te sientas mal por eso, no es tu culpa

-Pero siento que lo es…, es mi culpa

-Las cosas pasan y ese hombre iba a aprovecharse de ti o de alguien más, así que deja de sentirte culpable de algo de lo que no tenías control, permite que te defiendan, se la damisela en peligro

-Damisela –repitió Danielle, y no pudo contener la risa

-Soy de las que no olvidan y las que odian el sushi –intentó bromear aunque ambas afirmaciones eran completamente ciertas

-¿¡El sushi!?

-Sí -se encoge de hombros-. ¿Te vas a quedar?

-¿Quieres que me quede? –y eso lo preocupó ¿le temía a Nicholas?

-Probablemente esté lastimado y necesite que lo atiendas y…

-Cierto, sí, es lo más probable, además no pienso dejarte sola con la bruja esa que se cree la dueña, vamos a esperarlo juntos

Nauseas. Frida, está viviendo en la casa de Nicholas, y eso le revolvía el estómago con furia así que tuvo que controlarse y tomar unas cuantas respiraciones para controlarse y dejar que Jim, tocara el botón de llamado para que los dejaran entrar.

Patricia los recibió y dejó que se instalaran en la sala junto a la chimenea, le dio unas mantas a Danielle, luego que Jim, le diera unos calmantes para el dolor, apenas 20 minutos después se durmió, como buen doctor siempre llevaba su maletín en el auto.

A las 3 de la madrugada Nicholas, entró a toda prisa en la sala seguido por su abogado, se encontraba golpeado, sucio con la camisa por fuera del pantalón y arrugada, pero no le importaba con su mirada de lince buscó a Danielle, y no pudo evitar la fría expresión de disgusto en su rostro cuando vio a Jim, sentado muy cerca de ella tocándola, bueno más bien le sostenía el mentón examinaba el raspón que probablemente aparecería en cualquier momento

-A fuera, ambos

Espetó Nicholas, sin quitarle la mirada a Danielle. El abogado le hizo una seña a Jim, para que lo acompañara y así pudiera tener algo de privacidad desde que se enteró que ella lo esperaba que lo único que quería era verla.

Nerviosa Danielle, se levantó del sofá dejando a un lado la manta y lo observó acercarse sin saber qué hacer, lucía molesto, furioso y bastante intimidante pero cuando la agarró por la cintura y la atrajo a un fuerte y acogedor abrazo olvidó sus nervios y se aferró a él. Le rodeó la espalda y no lo soltó

-Lo voy a matar si vuelve a tocarte

Danielle, se aferró con más fuerzas ocultando su rostro en el fuerte pecho de Nicholas, acallando las lágrimas que brotaban descontroladas por sus ojos.

-¿Estás bien?

La pregunta de Nicholas, llegó tras largos minutos aferrados y con tanta suavidad que Danielle, soltó un sollozo incapaz de hablar con el nudo de emociones atascado en su garganta, lo único que pudo hacer fue asentir como respuesta

-Tienes que saber que no pienso volver a alejarme de ti y no me importa si estás furiosa conmigo, voy a quedarme

-De acuerdo…

Y el suspiro de alivio al escucharla acceder fue tan fuerte que Jim, entró en la sala al instante con su maletín.

-Jim –protestó Nicholas

-Lo sé, lo sé, pero aquí la señorita quiere que te atienda y estoy de acuerdo así que vamos, déjala por unos minutos y veamos qué tan molido estas

Nicholas, dejó de ver a su amigo para encontrarse con la mirada enrojecida de Danielle, de tanto llorar. Ella asintió para que dejara a Jim, examinarlo y aflojó lentamente sus brazos para que se alejara. Lo observó ir con Jim, y comenzar a desabotonarse la camisa para quitársela

El grito que salió inconscientemente de Danielle, fue el mismo que soltó Jim, al ver los golpes en sus costillas, raspones en la espalda y codos, además de los nudillos al rojo vivo, rotos y el ojo en morado, se habían literalmente revolcado en el suelo a golpes.

-Bien, son solo golpes, terribles pero no vas a morir así que solo voy a curarte las manos, los raspones y a darte algo para el dolor

-Cómo sea date prisa

Sin dejar de mirar a Danielle, dejó que su amigo lo curara y que le inyectara algo para el dolor, si se despidió no lo notó solo sabía que ya se había ido y que finalmente estaban a solas.

-Sé que ambos tenemos motivos para estar peleados pero…, no puedo, solo he estado engañándome con eso de “querer olvidarte” no quiero alejarme de ti, te extraño incluso a tu malhumor, tus ordenes, tu frente arrugada cuando algo no te gusta y…, y quiero que me des otra oportunidad para intentar hacer las cosas me..mejor… –pidió llorando como un bebé

-Vamos a deshacernos de una vez por todas de esa plaga que no te deja tranquila y a ser egoístas –propuso Nicholas, con emoción llegando hasta ella sosteniendo su rostro con cuidado

-¿Egoístas?

-Sí, larguémonos de aquí, lejos de todos solos tú y yo Dani, quiero estar contigo, solo contigo y tus fantasmas

-Y yo contigo y tus problemas…, y cambios de humor –añadió con una media sonrisa tímida entre lágrimas

-De acuerdo, vamos a hacerlo ¿quieres salir de la ciudad lejos de todos?

-Si quiero –aceptó sin dudarlo

-¿Mañana? –sugirió Nicholas, ansioso

-Sí, hagámoslo mañana o ahora, cuando tú quieras –ofreció secándose el rostro con brusquedad ilusionada olvidando por completo el dolor

-¿Podemos pasar la noche junto? No quiero alejarme de ti

-Eso me gustaría mucho…, y no voy a irme a ningún lado Nic

Le aseguró sintiendo la necesidad de hacerlo. Y Nicholas, se lo agradeció con un abrazo, luego le rodeó los hombros y caminaron juntos hasta la habitación y Nic, sin absolutamente ningún pudor se quitó el pantalón mientras entraba a su vestidor para cambiarse toda la ropa asegurándose que Danielle, tuviera un buen vistazo de su culo cuando se deshacía de los bóxer. Al cabo de unos minutos salió vistiendo un jeans negro, una camiseta y una chaqueta demasiado casual para tratarse del mismo Nicholas Allen, rey de la elegancia y el buen vestir

Sin decir una palabra Nicholas, acabó de asearse en el baño con la puerta abierta para mirarla a través del espejo. Cuando estuvo listo tomó la mano de Danielle, y la guio hasta el garaje, le dio las llaves de uno de sus autos y le pide que condujera a su apartamento, se encontraba muy adolorido para conducir.

Acaban acurrucados en la pequeña habitación de Danielle, casi a las 6 de la mañana. Durmieron como hace días no lo hacían.

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