Quemame con tu pasión romance Capítulo 46

—Bueno, no pienses demasiado. Bruno debe de esperarte abajo —Amanda le mostró una sonrisa cariñosa y le dijo—. Carina, espero que puedas relajarte bien unos días con Bruno.

Carina asintió ligeramente con la cabeza, conteniendo las lágrimas en sus ojos porque realmente no quería que su propia madre se preocupara tanto por ella misma.

—Mamá, muchas gracias por todo lo que has hecho por mí durante estos años. Papá se fue cuando yo era muy niña. Has sido tú quien me ha criado trabajando tan duramente. No te preocupes, mamá. Pase lo que pase, no me rendiré a ninguna dificultad y resistiré erguida frente a todo de la vida. Mientras estés a mi lado, no tengo miedo a nada —Carina dijo con una voz un poco temblorosa.

De repente, una serie de sonido del claxon les interrumpió la conversación a la madre e hija. Amanda se bajó del edificio tomándola de la mano a su hija. Al cabo de salir de la escalera, vieron a ese chico alto y guapo, Bruno.

Este último no pudo evitar esbozar una sonrisa afectuosa y feliz al ver a Carina.

Amanda se acercó al coche de Bruno y le dijo sonriendo:

—Cuida bien de mi hija, ¿eh? Que os lo paséis muy bien estos días en Santiago, pero tienes que asegurar de que Carina está todo bien. Si le pasa algo accidental, no te perdonaré, ¿me entiendes?

—Señora, no se preocupe, seguramente cuidaré bien de Carina. La cuidaré bien no solo por usted, sino también porque ella es la mujer que amo más. Finalmente, ella me ha dado esta oportunidad, ¡claro que tengo que ser bueno con ella! —Bruno le contestó a Amanda.

Después, los dos se subieron al coche y Bruno le ayudó a Carina a llevar puesta el cinturón de seguridad muy atentamente. Los dos se despidieron de Amanda en el coche.

La madre asintió ligeramente con la cabeza.

—Siéntate bien, Carina. ¡Vamos a empezar nuestro viaje!

—Ya estoy lista —le respondió Carina.

Bruno puso en marcha el coche y pisó el acelerador, al instante, el automóvil salió volando y muy pronto desapareció de la vista de Amanda.

Los dos tardaron más o menos una hora en llegar a Santiago, ciudad que Carina siempre había estado queriendo visitar, pero no pudo por diferentes motivos.

Cuando Bruno estaba saliendo con Carina antes, le había preguntado cuál ciudad ella quería visitar más. La respuesta de ella en ese momento fue Santiago porque le gustaba mucho la larga historia y la gastronomía típica de esta ciudad antigua.

Al encontrarse con los ojos claros de Carina, se le aceleró el latido de corazón a Bruno al instante y se apresuró a apartar la vista avergonzada.

No obstante, al segundo siguiente, Carina por primera vez tomó la iniciativa, lanzó al abrazo de Bruno y lo abrazó en la cintura firmemente. A su vez, Bruno se quedó muy sorprendido por el abrazo repentino de la mujer y no supo qué hacer por un momento con las manos colgando en el aire.

—Carina... Carina... No está muy bueno... que me abraces así frente a tanta gente. Por favor, suéltame primero... —Bruno tartamudeó, con algo avergonzado.

Su cara su puso tan sonrojada como tomate por timidez, pero al mismo tiempo estaba muy emocionado y contento porque fue la primera vez que Carina le trataba tan cariñosamente después de aquel accidente en el hotel. ¡Bruno no podía creer que todo lo que estaba pasando era verdad!

—Por favor, déjame abrazarte un rato. Estoy muy emocionada y feliz. ¡Bruno, muchas gracias por todo lo que has hecho por mí, por recordar mi deseo y por tu amor constante por mí! ¡Estoy realmente agradecida de tenerte a mi lado cuando estoy más vulnerable! Muchas gracias, Bruno... —Carina se confesó con una voz sumamente suave y reconfortante.

¡Esa voz era tan tierna y blando que le despertó a Bruno un impulso emocional de apreciar y proteger a esta chica!

Mirando la expresión delicada de Carina, Bruno realmente quería abrazarla con fuerza.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Quemame con tu pasión