QUIÉREME COMO YO TE QUIERO romance Capítulo 4

Lucas era tan experto en burlarse, que cada vez que veía a Olivia desde que se casaron, siempre la había humillado hasta los suelos.

Después de escucharlo, Olivia se quedó rígida, con el ceño fruncido y los puños apretados.

—Señor Lucas, tengo mucho miedo... Ella pone una cara tan aterradora como si me quisiera devorarme viva... Mi corazón no para de latir... —dijo Linda, que miraba a Olivia mientras se apoyaba sobre el hombro de Lucas.

— ¿Tienes miedo? ¿Dónde tienes miedo? ¿Aquí? —Lucas sonrió y posó su dedo sobre el pecho de Linda, indicando en la posición del corazón.

—Sí, señor Lucas, aquí siento mucho miedo... Puedes tocarlo y sentir si mi corazón late rápido... —dijo Linda con un tono de agravio mientras ponía la palma del hombre sobre su pecho.

Esa escena le dio malestar a Olivia, sentía que su corazón estaba más helado que las temperaturas bajo cero de la medianoche nevada, y por mucho que se abrigaba, no se calentaba. Ella sintió que su corazón fue roto en pedazos de manera despiadada.

—Lucas, tengo sueño y no tengo tiempo para ver vuestro espectáculo pornográfico. Me voy a dormir, ya que estoy aburrida de ver que siempre usas las mismas posturas con esas mujeres, solo que la que traes hoy es mucho peor que las anteriores, tanto su rostro como su figura.

Después de decir eso, Olivia esbozó una sonrisa para ocultar sus tristeza y fue caminando de manera elegante hasta la puerta principal.

—Tú... —Linda estaba irritadísima.

Cuando Olivia se desnudó, mientras estaba metiendo el pie a la bañera llena de vapor, se vio reflejada en el espejo una figura hermosa, su piel era tan blanquecina como la leche. Luego, se tumbó en la bañera con los ojos cerrados, en medio de la niebla se revelaba un par de pechos rellenos y bellos, que parecían tan perfectos como un arte divina.

Después de relajarse, Olivia extendió todo su cuerpo debajo del agua, pero de repente vio la figura de un hombre al abrir los ojos.

Ella se frotó los ojos y tardó un tiempo en comprobar que ese hermoso rostro, que estaba tapada por las nieblas, era su marido, ¡Lucas Montenegro!

—¡Ahhhh! —Olivia gritó en pánico.

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