Ambos fueron a la oficina de Luca en silencio, en cuanto entraron, John se sentó en frente de la gran silla del empresario. Luca por su lado, se tomó su tiempo, se quitó la chaqueta, pidió dos cafés a Patricia y luego miró de nuevo a su amigo.
—¿Y bien?, ¿Qué fue eso? No se ve como que no te interesara la hija de la mejor amiga de tu madre, ah ya sé, ¿fue un beso de caridad?
Luca sintió algo que no supo expresar bien que era.
—Ella no es una obra de caridad, me enamoré de ella con sólo verla, el problema es que me sentía, bueno más bien me siento poca cosa para ella, es tan hermosa.
—Eres un tonto Luca, ¿cómo es posible que hicieras algo tan estúpido? Te lo he dicho mil veces, tienes derecho a enamorarte, a que te amen, esa mujer allá afuera, se nota a mil kilómetros que ella está enamorada de ti, no puedes estar comportándote como un cavernícola.
—¿Y qué hago John? Tengo miedo, me siento inseguro, ella es la perfección hecha persona y yo, yo no soy nada.
—Luca, amigo, eres un gran hombre, no se que es la maldita necedad de menospreciarte, ya no eres un adolescente, tienes que ser un hombre en toda la expresión de la palabra y luchar por salir adelante y ser feliz.
Luca sabía que tenía razón, debía dejar de tener miedo y salir adelante de una vez por todas.
—Tienes razón John, debo enfrentar lo que soy, y como dice April, aceptarme yo mismo tal y como soy.
—Vaya, esa mujer al parecer te hace entrar en razón más que nosotros — dijo con una gran sonrisa.
—Ella has sido una luz en mi vida, desde el momento en que me vio, me sonrió como si fuera lo mejor que hubiera visto, no me vio con asco y me defiende como una gata salvaje, ella es perfecta.
—Pues espero que te comportes a la medida, y seas lo que ella quiere y necesita, a ese Luca que le estás mostrando que eres, ese que deberías ser siempre.
—Seré lo que ella quiere que sea, con tal de tenerla a mi lado, ella es mi luz John, y a partir de ahora, seré diferente y mejor.
—Bueno, espero y así sea, ahora me despido, debo irme a trabajar y de verdad amigo deseo que seas feliz, April a simple vista se ve que es una mujer increíble y te la mereces, lucha siempre por esa felicidad, tu felicidad.
—Eso no se oyó feo, se oyó excitante y me encanta — colocó sus manos alrededor del cuello de Luca y lo acercó aún más si podía. — Yo estoy dispuesta a que me hagas todo lo que quieras — dijo muy sensual y brutal gruñido salió de la garganta de Luca, asaltando su boca y besándola con la pasión y el fuego que crecía en él cada vez que estaba con ella.
La cargo y la sostuvo por por sus nalgas, mientras April se recargaba en la pared y enrollaba sus piernas alrededor de la cintura de él, haciendo que ambos sexos se rozaran entre sí, ambos se besaban y movían sus manos con deseosos, se movían tan rítmicamente que parecía que estaban haciendo el amor con ropa.
—Quiero hacerte el amor ahora. — dijo al separarse de ella.
—¿No se suponía que no hacías nada en tu oficina?. — dijo realmente agitada.
—Pero contigo todo es diferente, no me importa como, cuando, ni siquiera en donde — la separó de la pared, y antes de llevarla al gran sofá que tenía en la oficina, cerró la puerta para que nadie los interrumpiera.
Luca en ningún momento dejó de excitar a la mujer que tenía debajo de él, ella era suya y de nadie más, así como ella le enseñaría a amarse así mismo y aceptarse tal y como era, él iba a enseñarle lo que era los placeres de la vida, esos placeres en los que había entrado pagando, siempre pagando para que lo complaciera, pero ahora era diferente, April estaba con él porque quería, porque lo deseaba, y siempre sería así, él se encargaría de eso.
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