"Dios, no me había divertido tanto en mucho tiempo," les dije a todos, secándome el cabello con mi toalla mientras entramos por las puertas de la manada. Félix se rio y pronto todos, incluyéndome a mí, también lo estaban. No podíamos no estar felices. "Me alegro de haber podido contribuir, nena. Los veré en unas horas, cosas Alfa de las que encargarnos." Félix nos dijo, besando mi frente antes de subir las escaleras a su oficina. "Voy a transformarme. Bajar en un momento." Les dije y salté escaleras arriba con Dolores en silencio detrás de mí.
Ella caminaba por el pasillo hacia su habitación. Llegaba a la mía y cerré la puerta detrás de mí.
Empecé a quitarme el traje de baño mojado, dejándolo caer al suelo con un ruido sordo y descuidado. Me sequé el resto de mi cuerpo antes de ponerme la ropa interior y el sostén. Busqué en mis cajones y saqué una camiseta y los calzoncillos de ositos cariñosos de Jaime. A veces me pregunté qué veía él en su tiempo libre. Negaba con la cabeza, me recogía el pelo con una pinza y bajaba las escaleras.
"Diría que estás a unos 5, 6 metros detrás de mí, más cerca de mi izquierda," dije en voz alta, sabiendo que José me escucharía. Estábamos parados en medio del claro del bosque y yo estaba practicando mis habilidades auditivas. Se suponía que podía detener todos los ataques que José intentaba hacer usando solo mi oído. "Buen trabajo." Me elogia y yo sonrío. Hasta ahora, solo recibió un ataque en el que no lo vi venir.
Corrió hacia el bosque, escondiéndose en algún lugar en la distancia. Miro a mi alrededor, escucho pasos silenciosos cada vez más claros. No pude precisar en qué dirección estaba, hasta que escuché el viento levantarse cuando comenzó a correr hacia mí. Me giraba, lista para atacar y él se detenía en seco sonriendo. "Te estás volviendo bueno en eso." "Es más fácil defenderte si puedes sentir dónde están antes de su ataque. Lista para el siguiente paso." Me preguntó y yo asiento, ansiosa. "Está bien."
"Cambia y haremos las mismas cosas que hemos estado haciendo estas últimas semanas, en forma de loba. Lo tengo." Me dijo, sosteniendo mis hombros mirándome con seriedad. Tomo una respiración profunda para calmarme y pongo mi cara de juego. "Entendido." Dije y me doy la vuelta para alejarme, dando unos pasos antes de cambiar y dar la vuelta una vez más, mirando a José mientras ambos estamos en nuestras posiciones de lucha.
Me dijo y corre hacia el bosque. Estaba en silencio. Sabía que estaba en modo sigiloso, escondido en algún lugar tan cuidadoso de no ser visto. Cierro los ojos y hago mi mejor esfuerzo para concentrarme. Respiro, dejando que mis oídos se animen mientras escucho los sonidos del bosque. Grieta.
Giro y corro lo más rápido que podía hacia el bosque, derribándolo en un placaje. Una vez más le gruñí derrotado, solo me di cuenta de que este no era el mismo lobo gris con el que había estado peleando. En cambio, debajo de mí había un gran lobo negro gimiendo.
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