A las altas horas de la noche, Catalina contempló fijamente el cielo nocturno, llenos de estrellas, sin tener ningún sueño. Emanuel le había dicho que no podía encontrarse con la persona más indicada de su vida, aunque no exigía mucho. En realidad, a ella le pasaba lo mismo.
Siempre había estado queriendo irse de la familia Arnal y formar su propia familia. Durante estos años, había trabajado duramente para realizarlo. Sin embargo, ella de ninguna manera esperaba que Isaac, del que ella se había enamorado durante siete años, la traicionara cuando estaba a punto de hacerse realidad su sueño.
Aunque había roto con Isaac, Catalina no estaba dispuesta a abandonar sus pensamientos de dejar a la familia Arnal.
Sin mencionar que ella solo consideraba a Alonso como hermano mayor, incluso si realmente sintiera un poquito de afecto a Alonso, definitivamente dejaría llevarse por un sentimiento así. Los parientes de la familia Arnal, incluida su tía, estaba chismeando escandalosamente a sus espaldas sobre su relación ambigua con Alonso. Los chismes y cuentos inventados a veces eran muy temibles y podían hacer mucho daño a la gente.
Catalina no quería poner a sus padres en ridículo por su propia culpa, por eso ahora solo quería casarse lo antes posible y alejarse los cotilleos de esas lenguas largas.
Más pensaba Catalina, más preocupada y caótica estaba.
De improviso, se incorporó y se bajó de la cama apresuradamente.
—¿Dónde está? Recuerdo que estaba aquí...
Catalina se paró descalza frente al escritorio, abrió uno por uno los cajones, buscando ansiosamente el libro de registro familiar. Siempre estado guardando el papel por sí misma porque así lo podría usar en cualquier momento cuando necesitaba.
Cogió el cuaderno en el cajón más bajo, lo abrió y vio caerse un papel en el suelo. Exactamente, era su libro de registro familiar.
«Pero, ¿De verdad Emanuel no está bromeando conmigo? ¿Realmente quiero arreglar los papeles para casarse con él mañana?» Otra vez Catalina se quedó en vacilación.
Las palabras de su madre volvió a resonar claramente a sus oídos:
«Fonsi es un chico muy obstinado y no es fácil cambiar sus pensamientos. Si este asunto no se soluciona de una manera radical, Fonsi no se rendirá fácilmente y seguirá tener ilusiones contigo, por lo que ahora la mejor manera para resolverlo todo es que te casas lo antes posible.»
Catalina nunca podría olvidar esa lamentable mirada de súplica de su madre. Como hija, pensaba que su madre era realmente egoísta, obligándola a su propia hija a casarse lo antes posible solo para aclarar unos chismes ridículos. Sin embargo, como mujer, podía entender a su madre.
***
Al día siguiente, hacía muy buen tiempo con el cielo despejado. La brisa de la mañana olía al olivo fragante, le hacía sentir muy bien a la gente. Sin embargo, Catalina no estaba del humor para sentirlo.
—Caty, por favor, piensa bien en lo que he dicho —Laura le dijo antes de que saliera de la casa—. Si te cae bien ese chico militar en la cita a ciegas, llévatelo a la casa para cenar cuando él está libre.
Con algo de amargura, Catalina contestó:
—Ya veo, mamá. Tengo que ir a trabajar ya.
Salió de su casa a las ocho en punto. Tan pronto como llegó al primer piso, vio que Emanuel ya estaba esperando. Hoy iba vestido con un traje formal, simple y elegante, bajo el brillo del sol de la mañana, se veía muy enérgico y guapo. Estaba mirando su celular con la cabeza gacha.
Catalina se quedó en un trance, recordando que Isaac le había esperado numerosas veces en el mismo lugar donde estaba Emanuel ahora.
De repente, se le sonó el móvil y, casi al mismo tiempo, Emanuel se dio la vuelta y dijo sonriendo:
—Justamente cuando te estoy llamando, apareces.
Al ver a este hombre, a quien todavía no conocía mucho, mostrarle una sonrisa tan dulce, Catalina se sintió un poco avergonzada y preguntó:
—¿Cuándo has llegado? ¿Puedes recordar exactamente la dirección de mi casa después de llevarme de vuelta una sola vez anoche? Parece que tienes memoria de elefante.
—Sí, mi memoria no es mala.
—Bueno —Catalina había pensado hablar un poco más con este, pero al ver que el tono de este era tan plano, lo abandonó.
—Súbete al coche —le dijo Emanuel.
Catalina no sabía que lo primero que Emanuel pensaba después de despertar fue que no podía dejarla arrepentirse de ninguna manera, por eso él se levantó temprano deliberadamente y condujo a su casa con antelación para esperarla.
En el camino, no hubo ninguna comunicación entre los dos. Uno se concentró en conducir y la otra miró hacia afuera de la ventanilla en silencio. Desde pequeño, Emanuel había sido una persona callada y seria, y especialmente no era bueno en comunicarse con las mujeres después de estar en el ejército durante muchos años. Ya estaba harto de las presiones constantes de sus padres y esperaba poder casarse lo antes posible sin ningún problema.
—No puedo creer haberme casado con un hombre con el que solo he encontrado tres veces...
—No, son cuatro veces —Emanuel le corrigió—. Hace unos meses, te vi llorar lamentablemente en el servicio para los hombres en la empresa donde trabajaba.
—¿Sí? Qué buena memoria tienes. Lo he olvidado... —Catalina contestó un poco avergonzada
—No es que yo tenga buena memoria, sino que tu aspecto de ese día fue muy inolvidable.
Al oírlo, Catalina se quedó aún más sonrojada y preguntó:
—Entonces, me reconociste ese día cuando te reunías con el marido de Florencia, ¿verdad? ¿Pues por qué todavía me mostrabas una expresión tan altiva y engreída?
De repente, el celular del hombre sonó en este momento inoportuno y él se excusó:
—Disculpa.
Se fue a un lado y puso una cara severa después de contestar a la llamada:
—¡¿Qué?! ¡Vuelvo ahora mismo para encargarme de eso!
Colgó y se dirigió a Catalina:
—Lo siento. Tengo que algo urgente para atender y tengo que irme ya. Me comunicaré contigo después. Por favor, espera mi llamada.
Dicho esto, se subió al coche precipitadamente y salió volando en coche.
Dejada sola allí, como si fuera un trozo de basura, Catalina sostuvo firmemente el certificado de matrimonio en la mano y vio el coche alejándose a toda velocidad hasta que desapareció de su vista. Catalina se quedó muy abatida y decepcionada.
¡Su recién casado desapareció después de terminar los procesos de casarse!
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