ROMANCE ALOCADO romance Capítulo 29

Catalina miró hacia adelante con indiferencia y le dijo con mucha tranquilidad:

—Deberías contar eso a otra persona.

Sin embargo, Isaac siguió quejándose como si no lo hubiera escuchado:

—No te imagines que no he comido nada caliente desde que me casé, la casa siempre está sucia, mi madre vino a limpiar la casa y solo se quejaba un poco por el desorden, pero ella le gritaba sin ningún respeto. Nunca había visto a una persona tan maleducada como ella. Caty, nunca podrás imaginar cómo es mi vida ahora, cuando estaba vivo mi hijo, siempre me acomodaba de su mal genio y desde que murió mi hijo, igual me disputaba por motivos más mínimos, cada vez que llego un poco tarde a casa, ella huele todo mi cuerpo como un perro. Caty, sálvame, por favor, te lo ruego, si sigo vivir con ella, me vuelve la cabeza loca.

Catalina ya no pudo escuchar más e interrumpió:

—Ya me voy a casar.

En ese momento, el otro lado del teléfono se quedó en silencio, y se podía escuchar rumor de llanto y de sollozos.

Pero a esta altura, ella ya no podía hacer nada.

Sin darse cuenta, Emanuel había estacionado su auto en la puerta de un hotel de cinco estrellas. Catalina se quedó atónita por la distracción hasta que Emanuel le hizo señas con la mano frente a ella para que se reaccionara, entonces dijo:

—¿Eh? ¿Qué pasa?

—¿A ti qué te pasa? ¿Quién te llama?

—Un amigo del pasado.

Emanuel suspiró y sacudió la cabeza, por ahora no le interesaba de sus asuntos privados, siempre y cuando no le causara problemas para el futuro.

—Bájate, hoy vamos a cenar con Florencia y Mateo, ellos deberían estar por llegar, aún es poco temprano, mejor los esperamos adentro.

—Bueno.

Así fue la vida, nadie era irremplazable para el otro, cuando Isaac se separó de Catalina, ella creía que había perdido todo el mundo y no importaba con quién salir después. Pero hoy, al escuchar a Isaac hablar por teléfono sobre los conflictos con María, de repente sintió muy afortunada de que pudiera liberarse de él y luego encontrar a Emanuel.

Emanuel caminaba al frente, tenía figura alta, hombros anchos, eran todo lo que necesitaba para ella, Catalina se adelantó para alcanzarlo, tomó su mano y preguntó:

—Las reuniones familiares son distintos a las nuestras, si quieren, también pueden tener fiestas de mujeres y yo no lo involucraré en eso.

Florencia se rio y dijo:

—Excelente idea, que Mateo también tenga pronto una novia y así formamos un grupo de mujeres para averiguar cómo nos protegemos de los hombres.

Hablando del Rey de Roma, la puerta fue abierta por el mesero, se inclinó cortésmente:

—Sr. Mateo y señorita, pasen, por favor.

Entonces todos miraron hacia la puerta, y vieron llegar Mateo junto a una chica hermosa. Ella estaba sosteniendo el brazo de Mateo, parecía muy joven y tierna.

Christian dijo:

—Oye, aquí viene la tercera mujer.

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