Cuando Catalina le contó lo que había pasado en el restaurante mexicano a Florencia, le dio tanta gracia que no pudo evitar echar a reírse a carcajadas.
—¿En serio? Dios mío, esto era demasiado vergonzoso, ¿no? Caty, no esperaba que fueras una persona tan graciosa. Ay, me muero de risas, jajajaja...
Al ver a su amiga reírse tanto, Catalina se apresuró a taparle la boca y dijo:
—Florencia, no hagas tantos ruidos. Los demás están trabajando en silencio...
Florencia respiró varias veces profundamente para calmarse y habló:
—Vale, vale, no me río más. Mira, en el primer encuentro, te fuiste enojada sin hacerle caso omiso, pero este Emanuel tomó la iniciativa de ponerse contacto contigo. Y en el restaurante mexicano, él tampoco te abandonó allí después de que quedaste en ridículo. Todo esto demuestra que este hombre realmente quiere empezar una relación seria contigo.
Catalina no se tomó en serio el análisis de su amiga y se encogió ligeramente de hombros.
—Creo que esto solo muestra que él es una persona bastante gentil y considerado, pero si él quiere empezar una relación conmigo o no, todavía cabe dudas. Además, creo que no soy adecuada para él.
Catalina jugueteó con el bolígrafo en la mano y se sintió un poco culpable al pensar que ella misma había citado con Emanuel solo para esquiar el conflicto de su propia familia. Esto no fue justo para él.
Al oírlo, Florencia se acercó más y bromeó a propósito:
—¡Vaya! Catalina, ¿qué te ha pasado? Recuerdo muy bien que hace unos días me dijiste que ese hombre engreído no era tu tipo. ¿Cómo es que ahora dices que eres tú quien no es digna de él? ¿Desde cuándo la Catalina, que tienes mucha confianza en ti misma, te has vuelto tan insegura?
—No es que yo no tengo confianza en mí mismo. La brecha entre él y yo es demasiado grande. Contando con tantas condiciones buenas, Emanuel no tiene la razón de elegirme.
Su amiga, quien aparentemente no estaba de acuerdo con lo que dijo Catalina, refutó:
—No eres Emanuel, ¿cómo sabes exactamente lo que piensa él mismo? A mi modo de ver, es muy posible que él tenga interés por desarrollar una relación amorosa contigo. Mira, ya que Emanuel ha acudido a tantas citas a ciegas, demuestra que él tiene mucha prisa por casarse y ya no es muy joven. Además, trabaja en el ejército y tiene mucha experiencia social, por eso debe tener su propia manera para seleccionar su pareja.
Catalina asintió levemente al escuchar las palabras de su amiga y de repente se le ocurrió una pregunta:
—Por cierto, Florencia, ¿sabes cuántos años tiene Emanuel?
—Mi marido, él y el señor Mateo son muy buenos amigos de la infancia y mi esposo tiene 32 años, por lo que Emanuel debe tener más o menos la misma edad que mi marido.
Al escucharlo, Catalina no se sorprendió por qué Emanuel tenía tan prisa de casarse.
Florencia miró el reloj de pulsera y dijo:
—Ay, ya es la hora de comer. Caty, voy al baño primero. Espérame un momento y charlaremos mientras almorcemos después.
—Bueno, pues date prisa.
Los otros colegas ya habían terminado su trabajo de la mañana y salieron uno tras otro de la oficina para almorzar.
Catalina acabó de ponerse de pie después de ordenar bien los papeles dispersos sobre la mesa y oyó al colega de enfrente hablar:
—¿Eh? ¿Isaac? ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo es que de repente tienes tiempo libre para venir aquí?
Al escuchar ese nombre, Catalina no pudo evitar estremecerse. Esa persona a la que menos ella quería ver había llegado a la oficina, por eso Catalina volvió a sentarse en su silla rápidamente.
Bajó la cabeza y cogió casualmente un documento en la mesa ojeando, pero su atención estaba completamente en donde estaba Isaac.
Ella oyó a Isaac hablar con ese colega:
—Es que he hecho una cita con el señor Mateo.
—Bueno, pues no te molesto. Podemos reunirnos cuando todos estamos libre —dijo el colega.
—Claro, pues nos vemos a la próxima.
La repentina aparición de Isaac le dejó estupefacta. Nunca había estado tan inquieta como ahora. No había hecho nada malo, pero estaba en ascuas como si ella fuera una culpable imperdonable. Realmente no quería encontrarse con su exnovio en la oficina donde trabajaba.
En ese momento, el sonido de pasos firmes se le acercaron lentamente. ¡Lo que más ella no quería ver ocurrió! Isaac se detuvo al lado de su mesa y le saludó:
Isaac sonrió avergonzado y respondió:
—Realmente no es necesario. Es que no he celebrado la boda con María...
Florencia se puso enojada y arrojó pesadamente el papel y el bolígrafo sobre la mesa al oírlo.
—¿Por qué has mandado la invitación de bodas si no has celebrado la boda?
Isaac se quedó perplejo y preguntó:
—¿Qué dices?
—¡Solo has enviado la invitación a Caty! ¡¿Qué queréis hacer tú y esa puta María?! ¡¿De qué estáis presumiendo?! Solo queréis humillar a Caty, ¡¿verdad?! Una pareja descarada, ¡¿no os da vergüenza?!
Varios colegas que todavía no habían salido, fingían estar ocupados en el trabajo y estaba mirando atentamente este buen «espectáculo».
La voz enojada y alta de Florencia llamó la atención del director general, Mateo Hurtado, quien salió inmediatamente de su propia oficina para ver pasaba afuera. Al ver la escena, supo lo que estaba pasando sin necesitar preguntar.
Catalina dio un suspiro impotente. Sabía que Florencia quería ayudarla, pero lo que hacía su amiga solo le avergonzaría más, por lo que la tomó del brazo a Florencia para salir.
—Cálmate, no hace falta que te enfades tanto por este tipo. Vamos a almorzar, ¿vale?
Florencia puso los ojos en blanco a Isaac y dijo con fiereza:
—Es mejor que no me dejes verte más en la oficina en el futuro. Si no, ¡te maldeciré cada vez que te vea yo!
Isaac mantenía la cabeza baja sin atreverse a contradecir nada.
—Ven a mi oficina —en este momento le dijo Mateo a Isaac.
—Bueno.
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