Romance Prohibido romance Capítulo 16

Dereck estaba apretando el volante, mientras ese olor desquiciado y exquisito al mismo tiempo proveniente de la mujer que tenía como copiloto, emanaba, incrustándose por los poros adoloridos. Cuando dobló la avenida vio por el rabillo del ojo, que Elizabeth estaba nerviosa, en su cara se denotaba la preocupación y él sabía el porqué de su conducta.

Solo faltaban algunas cuadras para llegar al sitio. Y estaba desesperado por explicarle que nunca haría nada que la dejara avergonzada.

Cuando llegó al lugar, estacionó cuidadosamente y luego colocó el freno de mano mirando fijamente a la chica que apretaba su mandíbula y forzaba una sonrisa para él.

—No debes preocuparte, no vamos a ningún lugar público. Sé que te traería problemas, y sé que no vas a sentirte cómoda…

—No es por ti… —ella se apresuró a decir quitándose el cinturón de seguridad—. Hay… hay personas que, no entenderían que solo estamos trabajando.

Las mejillas de la chica se ruborizaron enseguida al oír sus mismas palabras y como si necesitara explicarse más, se giró hacia el hombre.

—La verdad es que… a veces mi esposo coloca a alguien para que vaya tras de mí.

Hunter tomó el aire mientras todo su cuerpo se sentía tenso. Con todo el tacto que pudo trató de no fruncir su ceño demasiado para no incomodarla. Pero la información que estaba dándole Elizabeth, solo le mostraba un letrero enorme que anunciaba que el hombre que tenía la fortuna de tener una mujer como ella, era de armas tomar.

—¿Te manda a seguir? —preguntó contenido mientras Ellie giraba hacia atrás asintiendo.

—Michael es muy celoso.

—Ya veo… No te preocupes ¿de acuerdo? Vamos a comer, habrá gente a nuestro alrededor, y luego iremos a varios lugares, llamaré a Carter para que nos acompañe. Aunque Elizabeth, este es tu trabajo, es algo normal que vayamos a cualquier lugar para realizar las tareas que debemos.

Ellie asintió apenada, pero en su cabeza quedaban todas aquellas dudas que estaban llevando su cuerpo al límite. Conocía a la perfección ese mal carácter de su marido, y no quería sumar más problemas a su situación.

Vio como Dereck se bajó de su automóvil y fue rápidamente abrirle la puerta de su lado. Con la mano le mostró el caminó y esperó que ella comenzara a caminar para ir tras de ella.

Al entrar al lugar, Ellie vio que era una especie de planta privada. Dereck tenía razón, había gente allí centrada en su trabajo mientras él la dirigió a la esquina del lugar para retirarle la silla.

—Puedes pedir lo que desees, lo prepararan para ti —esta vez cuando él dijo las palabras no la observó porque ahora mismo estaba leyendo una pequeña carta de menú, que estaba sobre la mesa.

—Quiero vino, por favor —dijo ella colocando sus manos en las piernas.

—¿Aún te sientes tensa? —preguntó Hunter viendo lo evidente—. Discúlpame no quise molestarte en ningún momento.

—Oh no, no te sientas así… —Ellie se interrumpió tratando de hacerle entender que no se trataba de él—. Hay… hay algunos problemas ahora con Michael y…

—No quieres hacerlo enojar…

Elizabeth deslizó la mirada hasta sus ojos y se quedó por un segundo prendaba en ellos por la forma en que se conectaba con esa intensidad. Se sentía tan avergonzada, ella era muy poco profesional ahora que estaba poniéndolo en tantos apuros, solo porque su marido era un celoso de mierda.

Ni siquiera sabía por qué la celaba. Ella era nada para él.

La chica alejó los pensamientos y trató de concentrarse todo lo que pudo en las palabras, necesitaba con urgencia disculparse de todo este ridículo que estaba haciendo.

—Por favor no creas que es por ti que estoy preocupada —en el momento en que iba a comenzar a explicar un hombre llegó a la mesa interrumpiéndola y comenzó a tomar la orden de ambos.

Después de la interrupción, ella pudo ver como Dereck se había cerrado un poco hasta el punto de hablar lo necesario, y tomar unos tragos de vino que fueron acompañados por el sonido de los cubiertos.

Comieron en silencio, uno en que Ellie aprovechó para colocar en orden sus ideas y reprimirse mentalmente por ser tan tonta.

Ella no estaba haciendo nada malo. Todo estaba en su mente, muchas personas salían con sus jefes a la ciudad hacer diligencias, eran gajes del oficio y solo era una estupidez que se comportara como una idiota frente al hombre que solo buscaba su comodidad.

Además ¿quién era ella para ser tratada como tal?

Se fueron rápidamente después de terminar su almuerzo, y sin esperar Hunter arrancó su auto para comenzar a manejar nuevamente en silencio.

Si ella no hablaba iba a explotar, se sentía muy culpable por hacerle ver que su compañía realmente era un martirio. Así que esperó un momento más, y cuando abrió los ojos decidida, vio que Dereck iba a estacionar frente a un bodegón gigante que era muy popular en el centro de Memphis.

Ellie reaccionó rápido y se bajó sin esperar que él lo hiciera, arregló su falda y se quedó de pie antes de que Dereck llegara a su lugar, sin embargo, él se hizo a un lado y realizó una llamada telefónica, pidiéndole con la mano que le esperara un momento.

La chica dio unos pasos, pero no pudo evitar escuchar lo que el hombre murmuró

—Necesito que estés aquí… no, no lo sé. Solo lo pensé, ella no está cómoda, Carter, ven lo antes posible.

El pecho de Ellie se comprimió haciéndola sentir peor de lo que se encontraba y cuando vio que Hunter colgó la llamada, ella se acercó todo lo que pudo.

—Carter viene en unos diez minutos, podemos quedarnos aquí esperando, no tardará —Anunció el hombre mientras guardaba el móvil en sus bolsillos.

—Dereck… siento que me has malinterpretado…

—No Elizabeth, no tienes que darme explicaciones, sé…

—Escucha —fue una impertinencia, pero la mano de Ellie viajó hasta el brazo de Dereck haciendo que el momento se paralizara para ambos—. No es por ti que me siento así… Verás…

—¿Ellie? —Ambos rostros giraron en la dirección de la voz que la llamó y Elizabeth solo pudo maldecir bajo al ver la mala suerte que tenía.

Su mano cayó en su costado mientras se giró bruscamente en donde estaba su amiga Kiara.

—Kiara —susurró pasando la mirada de su amiga hacia Dereck y viceversa.

—¿Qué haces por aquí?, y sola… —preguntó la mujer sin tener un poco de tacto.

Pero de inmediato Dereck alzó su mano cuando vio que Ellie estaba totalmente paralizada.

—Estoy aquí, ella está conmigo —los ojos Ellie se abrieron mientras veía como su amiga los miraba como si estuviesen cometiendo un asesinato

—¿Ellie? —volvió a preguntar la mujer ignorando completamente a Dereck.

Ella negó varias veces.

—No, señor Hunter, no, estamos en el trabajo, por favor solo deme un minuto…

—Elizabeth, mírame… —le ordenó suavemente mientras su aliento se esparcía por su rostro.

No iba a poder soportarlo por mucho tiempo.

Dereck vio que era imposible estar aquí a merced de todo, y no tuvo de otra que empujar a Elizabeth detrás del pasillo y caminar casi arrastrándola hasta la parte trasera del bodegón, donde había un depósito y la gente no concurría el lugar.

Cuando vio que solo se escuchaba el ruido de los pasillos, pero que literalmente estaban solos, se acercó un paso más y pasó el pulgar por sus mejillas limpiando sus lágrimas.

—No te sientas así porque esa mujer quiso hacerte sentir mal… —susurró muy bajo mientras se ganaba una mirada de ella.

—Ella es mi amiga, Kiara. Es… esposa de un amigo de Michael y…

—Y tu esposo por supuesto sabrá que estabas fuera de la empresa.

Ellie asintió.

—Te diré varias cosas —comenzó a decir Dereck, pero lo que Ellie no sabía es el por qué él no dejaba de tocarla—. Esa mujer de allá, no es tu amiga definitivamente, y si tienes más de esas, déjame decirte que no valen que te preocupes en qué pensarán. ¿De acuerdo? Este fue mi error, no programaste las cosas para hablarlas con tu esposo, entiendo el punto de cómo te sientes, tienes una manera de vivir que no puedo entender, pero por eso no debo irrespetarla…

Ella negó varias veces mientras intentaba pasar el nudo de su garganta.

—No, Dereck, no eres tú —Sus labios se comprimieron—. Yo soy el problema ¿de acuerdo?, yo he visto todo esto como una normalidad, yo —Ellie se despegó de él mientras que caminó de un lado para el otro— ¿Qué pensará de mí? Estamos trabajando y lo estoy llenando de cosas que usted no tiene por qué escuchar… ¡Dios! ¿Qué esto?, ¡es un desastre!, ¡Qué vergüenza!

Los labios de Elizabeth temblaron con crueldad mientras un sollozo se escapó de su garganta sin poder evitar que el llanto tomó el control de todo su cuerpo.

No debía hacerlo, él no debía comenzar a dar ese pasó. Toda su mente batalló contra él, es como si otro hombre lo empujara para que entrara en razón y no fuera a su lugar, y por más que trató e intentó razonar que no debía hacerlo, dio dos pasos largos y atrapó el cuerpo de Elizabeth envolviéndola con sus brazos y colocando la mano en su cabeza para llevarla hasta dentro de su cuello.

—Llora… —susurró mientras el aliento de la chica salió agitado golpeando su garganta y estremeciéndolo como nunca.

Entonces Elizabeth se derrumbó, y no le quedó de otra que recibir ese cuerpo que la arropó, ofreciéndole ese abrazo que anheló y necesitó por tanto tiempo…

Elizabeth no supo cuánto tiempo estuvo en esos brazos que cada vez la unían más a su cuerpo; no supo en qué momento los suyos se movieron hacia la cintura del hombre para rodearlo, y tampoco supo cómo su rostro estaba encima de su pecho a escasos centímetros de su cuello.

Después de algunos sollozos que fueron imposibles de retener, sintió como si el nudo de su garganta se fue aflojando y el estremecimiento de su cuerpo pasaba a otro nivel. Ella sabía que debía retirarse, pero no quería hacerlo.

Había pedido a gritos un abrazo como este, imploró por mucho tiempo que alguien recogiera el peso que no estaba soportando de sus hombros, y ahora que estaba aquí, independientemente de la persona que fuera, no quería que el momento acabara.

No, porque después de esto ella seguiría tan sola como nunca, No, porque en cualquier momento todo el mundo volvería a golpearla de nuevo, y No, porque este tacto estaba siendo adictivo.

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