Ellie estaba con la mirada perdida a la vez que Tom la divisaba por el retrovisor mientras conducía directo a su casa. Los pensamientos venían e iban por su cabeza, todos sobre Dereck, a pesar de que era Michael quien la esperaba.
El auto se detuvo en unos minutos, y Tom tuvo que llamarla varias veces para que ella volviera en sí.
—Lo siento, Tom, estoy algo cansada.
El hombre asintió comprendiéndola.
—Que tenga una buena noche, señora Elizabeth.
—Gracias, igual para ti.
Sus pasos fueron lentos, y cuando se detuvo en la puerta tomó el aliento posible para enfrentar todo lo que venía.
Cerró la puerta mientras observó que la sala estaba vacía y que no se escuchaba algún ruido. Parecía que no había nadie, pero no fue sino hasta que caminó hasta la parte trasera de su casa que supo que la pelea con su marido debía esperar un poco más.
Su padre se levantó del sillón con un vaso en sus manos, mientras que los ojos de Michael viajaron hacia su atuendo. Se había ido lo suficientemente temprano como para no verlo por la mañana, pero en sus ojos vio con evidencia que estaba desaprobando su forma de vestir.
Dio los pasos hacia ellos, colocó sus cosas en la mesa, y levantó la cabeza recordando que no había nada que ocultar.
¿En serio no hay nada que ocultar?, una voz resonó en su cabeza, que hizo que sus pasos fueran mucho más lentos.
Entonces llegó hasta el lugar donde los hombres estaban de pie, y resolvió solo mirar a su padre.
—¿Papá? ¡Qué sorpresa!
Jarod dio un paso acortando su distancia y luego le dio un beso en la mejilla en saludo.
—Necesitaba hablar con tu marido.
Ella asintió y luego desvió la mirada hacia Michael.
—Michael…
—Mi amor…
Jarod frunció el ceño ante la evidente frialdad de la pareja, y sin tacto decidió soltar su inconformidad.
—¿Esta es la manera de saludar a tu esposo? —la pregunta hizo que Michael soltara un bufido que inquietó a Elizabeth.
—Elizabeth ha estado un poco rebelde… —lanzó su marido mientras ella le pasaba una mirada dura en silencio.
—Espero que no sea nada de qué preocuparse —Agregó Jarod colocando la mano en el hombro de Elizabeth.
La chica volvió a girarse hacia su padre y luego arrugó su ceño inconforme.
—Solo he estado trabajando como me lo pediste papá, y estoy bastante cansada para que ustedes dos lancen indirectas tontas.
Ambos hombres la miraron sorprendidos, pero Elizabeth no les dio tiempo de reaccionar cuando agregó.
—Quiero ir a bañarme, mañana tendré mucho trabajo…
Pero antes de que se diera vuelta, su padre agregó:
—Espera Ellie, es necesario que hablemos contigo.
Por alguna razón el tono y la oración no le sentó bien, y al darse la vuelta comprobó en el rostro de Michael que lo que su padre iba a decirle no le iba a gustar para nada.
Michael asomó con el brazo un lugar para que se sentara y luego de que ella hiciera caso, ambos hombres le siguieron para quedársela mirando fijamente.
Ella no soportó el largo silencio, vio como su padre se tomaba el líquido que quedaba en el vaso y luego lo puso en la mesa mientras pasaba las manos por su cara varias veces.
—Ellie, hija, te necesitamos más que nunca —comenzó su padre mientras que su mirada iba de ella hacia Michael.
—¿Hay algún problema? —preguntó con cierto miedo, la situación no le gustaba para nada, y la forma relajada que tenía Michael en el momento, solo la inquietaba más.
—No hay ninguno, pero le asomé una idea a tu padre que nos traerá muchos benéficos, querida… —La voz de Michael sonó escalofriante, pero Ellie trató de mantener la atención de su padre.
—¿De qué se trata, papá?
—No he podido hablar con el señor Hunter sobre ese tema, hoy tuvimos que ir a muchos bodegones para observar de cerca los pro y contras del diseño, fue un día muy agitado… —la mujer se giró hacia su esposo—. Y no tuve oportunidad para nada más.
—Entonces Dereck es de los míos, le gusta comparar y comprobar, esto es bueno —añadió Jarod mientras tomaba las manos de su hija—. Ve, descansa, me quedaré un rato más con Michael…
Ellie asintió en respuesta, y agradeció mentalmente que hubiese podido salir ilesa de la pelea que inevitablemente le esperaba, porque sabía que en algún momento tendría que enfrentar la situación. Dio un paso y besó a su padre y sin esperar un segundo se fue a la habitación donde se había quedado en las últimas noches.
Se metió a la ducha con la sensación de molestia, no dejaba de pensar cuál era el asunto que tenía entre manos su marido.
Ahora que lo pensaba bien, estaba uniendo los hilos cuando noches atrás el hombre le había pedido que estuviera muy pendiente del trabajo de Dereck, y no supo por qué no había imaginado que algo turbio saldría de ese interés.
Pero lo que más apretaba su pecho, era el hecho de que su mismo padre estuviese de acuerdo con un asunto fraudulento, no sabía muy bien de qué se trataba el fondo, pero solo pensar que estarían ocultándole algo a Dereck sobre el negocio, era una evidencia latente de que estaría envuelta en más problemas.
¿Por qué no podía tener una vida normal? ¿Por qué cada día se sumaba una complicación más para aumentar su des fortunio?
Después que secó su cuerpo se detuvo frente al espejo y dejó caer la toalla lentamente mientras se observaba en detalle.
“Eres una mujer muy atractiva, bella y sexy, y sobre todo inteligente”
“No he podido normalizar mi pulso ni mi existencia desde el momento en que apareciste en mi campo de visión.”
Después de que su mente disparó las palabras evidenció como su piel se erizó y esa sensación entre las piernas la golpeó de nuevo.
Sus mejillas se tiñeron de rojo y tomó la toalla rápidamente para cubrirse, esa mirada continuaba allí, como si la observara todo el tiempo, como si de alguna forma se hubiese incrustado en su cabeza para detallar todos sus movimientos.
—¿Qué estás haciendo Ellie? ¿Qué te está pasando? —se dijo así misma al tiempo que su respiración se entrecortaba.
Volvió la mirada en el espejó y no reconoció a la persona que tenía ojos luminosos y mejillas rosadas, esa misma mujer que se mojó los labios y parecía apresurada por descargar todo el cosquilleó que estaba comiendo su propio cuerpo.
Sus ojos se agrandaron al ver el curso de sus pensamientos, ese hombre seguía allí provocando todas las sensaciones que ahora ocurrían deliberadamente sobre ella, mientras su mente gritó: Eres una sinvergüenza, esa es tu realidad, estás pensando en un hombre que no es tu esposo, ¿crees que es correcto? ¡Por supuesto que no!
Los labios de Ellie se abrieron ante la dirección de sus pensamientos, apretó duramente la toalla mientras sus ojos se nublaron. Ella no quería sentirse así ni hacer las cosas mal, ella no quería ser una desvergonzada, ni tampoco quería mirarse a sí misma como una indecente.
En unos pasos se retiró del espejo mientras las lágrimas calientes bajaron por sus mejillas y sin quitarse la toalla, se metió en la cama, no quería pensar en nada, no quería pensar en Dereck, ni en ella misma, ahora mismo no quería volver a verse de esa forma porque terminaría odiándose más que nunca.
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