Romance Prohibido romance Capítulo 40

Los ojos de Ellie parpadearon varias veces, cuando escuchó su reloj digital titilar vez tras vez, indicándole que debía levantarse para enfrentar lo que estaba por venir.

Lentamente se sentó en la cama y restregó sus ojos, para visualizar cómo había dejado todas las bolsas de compras en el suelo, y en como su habitación estaba hecha un desastre.

Después de que se dio un baño largo, y secó su pelo, revisó algunas de las bolsas y sacó un vestido lino color hueso que tenía botones a los lados. No era una vestimenta formal, de hecho, cuando se lo vio puesto en el espejo, evidenció que la prenda la hacía lucir joven y fresca, ni siquiera era algo que debía ser presentado en una reunión de negocios, pero dándose la vuelta, y viendo que se ceñía a su cuerpo y el corte de los hombros era manga sisa, Ellie sintió que era perfecto para ella, y no para el mundo.

Maquilló un poco su rostro y luego añadió su perfume favorito de vainilla y miel, mientras frotaba sus manos. Revisó sus dedos, no tenía alguna prenda en ellos y supo que estaría mejor así.

Después de que bajó las escaleras con su maletín de cuero, y pensando en cómo lidiar con toda la situación en su cabeza, se frenó de golpe cuando vio que Michael estaba parado en la puerta de la casa, como si la estuviera esperando durante mucho tiempo.

Ella evidenció como él se despegó de la puerta y soltó sus brazos cruzados, llevó su mirada por todo su cuerpo de arriba abajo y viceversa, y su rostro se contrajo todo, formando un gran ceño en ella.

—Entonces, fuiste de compras… —fueron las palabras del hombre y después que ella sostuvo su maletín con fuerza, terminó por bajar los escalones.

Ellie caminó hasta su lugar y luego se detuvo frente a él.

—Debo llegar temprano a la empresa… por favor, déjame pasar.

Michael asomó una sonrisa, y luego asintió.

—Por supuesto, iremos juntos. Recibí una llamada de Jarod por la noche, parece que hoy nos darán información muy importante. Por fin veré en que te has ocupado todo este tiempo.

La chica le pasó una sonrisa sarcástica, y con su mandíbula apretada lo miró fijo, haciendo que el hombre borrara la expresión divertida en su rostro.

—Puedo imaginar, como muchas veces, piensas que nada de lo que hago vale la pena. Pero no te preocupes, esto no es nuevo para mí, y tampoco me afecta ahora si te parece que hago las cosas bien o no —Elizabeth pasó por un lado, sin evitar tocar un poco el cuerpo de su marido, y antes de que ella terminara de pasar la puerta él sostuvo su brazo.

—Iremos juntos… —sentenció Michael y Ellie bajó la mirada a su brazo.

—Ten cuidado, esta vez no me pondré una chaqueta ni me cambiaré de ropa.

La mano soltó su brazo de inmediato y ella comenzó a caminar rápidamente, sabiendo que el hombre venía detrás de ella.

Ambos se subieron a la camioneta y no fue necesario decirle a Tom que irían a la empresa familiar. En todo el recorrido se mantuvo un silencio tenso, y para cuando llegaron al frente al edificio, Ellie pudo notar el cambio de su rutina. Era evidente que el edificio de Dereck aplastaba al de su padre, en todos los sentidos, y tampoco tenía que alzar mucho la cabeza para verlo entero.

Sintió como su marido se posicionó a su lado, mientras gesticulaba algunas palabras que ella no prestó atención. Su mente ahora vagaba mientras sus ojos iban y venían a la empresa que estaba frente a ella, una que fue levantada con negocios y dinero ilegal, con robos, y con la desgracia de muchas familias.

Su mano fue enredada al instante por unos dedos fríos, que de inmediato la hicieron saltar, sus ojos parpadearon al ver que ahora su cintura estaba siendo apretada por un agarre, y allí estaba Michael tratando de fingir de nuevo.

Sin embargo, solo le bastó despabilarse un poco, y ver que a unos metros estaban de pie Carter y Dereck, y este último con la mirada clavada en ella.

Ellie trató de zafarse, pero el agarre estaba siendo muy duro, y desistió de la intensión. No se detuvo a esperar que Dereck se descontrolara y comenzó a caminar tan rápido como pudo, sin dejar que sus emociones se demostraran en su rostro.

No supo quién la saludó y a quien no respondió, lo único que estaba presente en su cabeza, era presionar el botón del ascensor rápidamente, antes de que Dereck y Carter llegaran.

Las puertas se cerraron y un suspiro salió de ella, mientras apretaba la maleta contra su pecho. Michael solo la observaba en silencio y eso de cierta forma también la asustó.

—Señora Elizabeth… —Lindsay fue la primera que vio cuando llegó al quinto piso. Le daba mucha alegría verla, en algún momento se entusiasmó en ver a todos de nuevo.

—Lindsay, me alegró de verte.

—Igual a mi señora… Señor Hansen —la mujer rubia se giró hacia Michael saludándolo y luego informó—. Su padre ya está en la sala, la mayoría está con él, esperando.

El corazón de Elizabeth comenzó a precipitarse de una forma salvaje, entonces pasó un trago amargo y asintió quedándose sin palabras de nuevo.

—Vamos… —Michael le tomó del brazo y a pasos pesados, comenzó a caminar hacia la sala de juntas.

Cuando las puertas corredizas se abrieron, Ellie vio que su padre estaba sentado en el extremo de la mesa sonriendo, y hablando con el abogado de la empresa. Ella debía caminar y continuar su recorrido, pero todo su cuerpo se estremeció al sentir la oleada de dolor que la golpeó.

—¿Te vas a quedar en la entrada? —la pregunta irónica de Michael la alertó enseguida, y de unos pasos se corrió para que él pasara.

Dejó su maleta en un asiento muy distante al de su padre, y luego, muy lentamente se acercó a su lugar, y en cuanto él la vio llegar, se levantó del asiento y le envió una sonrisa asomándole los brazos.

—Ellie, cariño… —ella dejó que sus brazos la envolvieran, y aunque trató con todos sus medios de sujetar su cuerpo, para corresponder a su gesto, no pudo.

Jarod se separó un poco incómodo y la miró a los ojos, haciéndole miles de preguntas en silencio, pero solo una salió de él.

—¿Está todo bien? —su pregunta salió en un susurro, pero no era el momento ni el lugar, además que la puerta volvió abrirse y junto a Carter, Dereck había entrado.

Todos estaban completos y dentro de poco la reunión comenzaría.

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