¡Se busca un millonario! romance Capítulo 34

POV: Ashley.

—Hola, mamá —saludo, en cuanto entro a la habitación del hospital. Mi madre está acostada y Chris continúa leyéndole el libro que tiene en proceso. Sonrío al ver a mi hermano y agrego—: Chris, ¿todo bien en el viaje?

Llego a su lado y le doy un beso en la mejilla, acompañado de un pequeño abrazo.

—Sí, todo fue bien —asegura y yo asiento.

Me acerco a mi madre y le doy un beso en la frente. Ella sonríe amorosa y satisfecha con mi llegada.

—¿Cómo te fue? —pregunta y yo, no puedo evitar sonrojarme.

—Todo bien —digo, sin mirarlos. Actúo como si fuera posible que ellos puedan ver en mis ojos todo lo sucedido.

Y aunque me avergüenza lo que sucedió antes, con toda mi inseguridad y miedo expuesto; aún más lo hace, que ellos sepan del grandioso beso que William y yo nos dimos.

No es que mi madre o mi hermano tengan algún problema con eso, más bien soy yo la que no quiere hacerse ilusiones y menos, ilusionarlos a ellos. Mi madre siempre me pidió que viviera, que disfrutara y dejara entrar a alguien a nuestra vida, a mi corazón. Por razones obvias, esa petición ha sido pospuesta una y otra vez; en primer lugar, porque siempre estoy trabajando o estudiando; en segundo, porque no tendría ni tiempo para conocer realmente a alguien. Por esto, prefiero dejar cada detalle vivido entre nosotros estos días, hasta que crea que en verdad puede funcionar.

William ha sido sincero, directo y hasta paciente conmigo. Quiero darle una oportunidad a lo que sea que puede pasar, porque en verdad creo que vale la pena. No solo porque su ayuda en este tiempo ha sido mi principal alivio, sino porque, todo lo que he sentido por él este tiempo pasado, se ha hecho mucho más fuerte en solo dos días. Quiero ser sincera yo, conmigo misma y aceptar que estoy loca por él.

Y como le dije, cuando abrí mi pecho y le mostré mi corazón, en cuanto sienta que ya no puedo vivir sin él, lo gritaré a los cuatro vientos para que todos sepan que me enamoré sin remedio.

—Ashley... —dice mi hermano y alza un poco la voz. Lo miro, confundida—, te preguntamos, los dos, que si todo está bien contigo. Tienes una cara...extraña —explica mi hermano y me da a entender que me perdí en mis pensamientos. Siento mi rostro arder otra vez y bajo la cabeza avergonzada, mientras murmuro un sí no muy convincente.

—Ya decidimos dónde será el nuevo apartamento —digo, para cambiar de tema. Y lo logro, porque llamo la atención de ambos—. El complejo habitacional es bien grande y todos los apartamentos son inmensos. Nada a lo que estamos acostumbrados.

Sonrío con timidez y recuerdo que, nuestro antiguo apartamento, más estrecho no podía ser. Sin embargo, este nuevo es más de lo que necesitamos realmente.

—Podrás tener tu propio cuarto, Chris —digo y sus ojos se abren, emocionados—, mamá también. Todo está amueblado, por lo que no tenemos que comprar nada.

—¿En serio? —dice mi mamá y en sus ojos puedo lágrimas—, estaba preocupada con eso, porque en el antiguo, todo es del dueño.

—Fue lo primero que pensé cuando los vi —murmuro y me acerco a ella. Me siento sobre la cama, a su lado.

Les doy todos los detalles que se me ocurren. Hablamos de lo que haremos en cada lugar y lo que pondremos para crear nuestro espacio humilde y familiar. Les cuento emocionada lo que sentí al ver la ciudad debajo de mis pies y el mar a lo lejos. La sensación de fortaleza y esperanzas para todo lo que vamos a lograr. Hablo con Chris, también, sobre la posibilidad de cambiarlo a un colegio privado y él se muestra de acuerdo; pero nada más hermoso que su sonrisa radiante, cuando le comento sobre las pasantías que William le puede conseguir; hablamos de algunos lugares de su interés, para que vaya determinando lo que desea estudiar. Pasamos el tiempo así, como una pequeña, pero feliz familia, comentando nuestros sueños que, ahora, se ven un poco más cercanos.

Cerca de las ocho, llega Steph. Carga con varias bolsas de comida y lleva una enorme mochila al hombro.

—Hola, familia —saluda y sonríe. Voy a su encuentro, para ayudarla con todo—. Uff, espero que la comida aún esté caliente. Me demoré más de lo que creía.

Tomo las bolsas y al abrirlas, un delicioso olor se impregna en mi nariz. Curioseo un poco, mientras Steph va donde mi madre y le pregunta sobre su estado el día de hoy.

—¿Cuánto fue todo, Steph? —pregunto para pagarle.

—No, nada —explica y cae sobre una de las sillas, completamente exhausta—, eso lo mandó Adelfa. Dice que, por favor, la mantengas al tanto de todo y que no te preocupes, que ya encontró a alguien que te cubra.

—Ay, qué pena me da con ella —digo, entristecida. Adelfa ha sido mi jefa por tres años y medio y odio la idea de abandonarla, cuando ella fue la única que confió en mí—, en un rato la llamo para agradecerle todo.

—Ella está muy preocupada por todo, pero me dijo que estaba feliz por ti —murmura Steph y sus ojos se aguan.

Los míos, por supuesto, también se inundan de sentimientos.

—Debes visitarla, Ashley —interviene mi madre, emocionada también—, en cuanto tengas un tiempo. A ella hay que agradecerle todo.

—Lo sé, mamá —aseguro—, no te preocupes que yo no perderé el contacto con ella. Soy consciente de todo lo que le debo.

Comemos en silencio y disfrutamos de la exquisita sazón. En varias ocasiones siento la mirada de Steph sobre mí y, aunque se supone que todo mejoró entre nosotras, todavía no hablamos de lo sucedido.

Yo me siento agradecida de que ella haya estado presente cuando sucedió lo de la recaída de mi madre. Si no hubiera sido por ella, que corrió para buscar ayuda, tal vez la historia hoy fuera diferente. Entre la noticia y el encuentro que tuvimos en el hospital, fue más importante el estado de salud de mi madre que las cuestiones personales entre Steph y yo. Pero ahora, cuando todo se ha calmado un poco, sigo pensando que su actuar me decepcionó mucho.

William me explicó muy poco el supuesto trato entre ellos; con solo saber que nada sucedió y que todo fue planeado, respiré un poco más tranquila porque mis sentimientos ya no me harían sentir culpable. Pero no pude comprender el verdadero motivo detrás de todo. No entiendo qué intentaba hacer ella, porque si yo creía que ellos tenían algo, me hubiera alejado de él sin dudarlo. Y, precisamente por eso, fue que me sentí decepcionada. Ella conocía mi interés en él y es como si hubiera jugado con mis sentimientos, con su completo conocimiento. Y aunque hay muchos temas que todavía me causan dudas, como la razón por la que William la invitó a salir en primer lugar, no es algo de lo que quiera hablar ahora.

Finjo que no me doy cuenta de sus miradas y sigo a lo mío.

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