POV: William.
"Ya estoy de regreso. Gracias por todo. Besos."
El mensaje de WhatsApp que me envía Ashley me alegra la noche. No por el hecho de que me informe lo que hace o deja de hacer, sino porque ella siente la necesidad de tenerme al tanto de todo.
Pienso si responder o no. Las ganas me matan, pero no quiero parecer demasiado insistente. Miro mi teléfono y mientras lo hago, mis pies no paran de moverse con nerviosismo. Al final, decido responderle; al menos una despedida para no dejarla en visto.
"No tienes nada que agradecer, te lo he dicho mil veces. Descansa, preciosa." "Nos vemos pronto."
Lo leo una y otra vez, antes de enviarlo. Al hacerlo, veo como dos palomitas salen en la esquina inferior derecha del mensaje. Entregado. Luego se ponen azules. Leído.
Es tan rápida la transición, que pienso mantenía abierto el chat esperando una respuesta de mi parte. Así que al final, fue buena idea responderle, porque no la decepcioné.
Solo pasa un segundo y abajo del nombre de su contacto, aparecen unas palabras que me alteran y provocan a mi corazón.
...Mi preciosa está escribiendo...
Se detiene y comienza otra vez, en más de diez ocasiones. Sonrío por ese hecho, porque me la imagino mordiendo su labio inferior mientras piensa qué responder. Y sí, sé que escribirá alguna respuesta inteligente o algo que me alegrará aún más la noche.
Casi tres minutos después, al fin llega el ansiado mensaje.
"Si no agradezco, no soy yo..."
Suelto una carcajada y lo hago con gusto. Es verdad, no sería ella sí, por al menos una vez, hace caso a lo que le digo. Cuando pretendo responderle para meterme con ella, otra vez veo que me está escribiendo. Espero. Quiero saber qué más tiene que decir.
"Te confieso que fue tu voz en mi mente lo que escuchaba mientras leía el "preciosa". Se ha vuelto recurrente que me llames así."
Bueno, esa no era el mensaje que esperaba. Un sudor frío me recorre por la espalda ante la expectativa de lo que sus palabras significan. Es verdad que cada vez que le digo preciosa, siento como si cada letra fluyera en un tono bajo y seductor. Y al parecer, ella así lo siente y se le ha quedado grabado en su mente.
De igual forma, me gustaría saber lo que piensa sobre ello.
"¿Y eso es malo?"
Su respuesta no se hace esperar.
"La verdad es que sí."
No puedo mentir, su respuesta me descoloca. Es como si un balde de agua fría me hubiera caído encima. Intento pensar en algo que decirle cuando llega otro mensaje.
"Pero solo porque está escrito y yo quiero escucharlo de tus labios."
Literalmente, mi estómago salta y mil mariposas suben y bajan por todo mi cuerpo. Tengo que aguantar bien el teléfono y mirar varias veces para cerciorarme que no me hice a la idea.
«Ella acaba de coquetear conmigo. Y mencionó mis labios».
Recuerdo, entonces, lo que sentí mientras la besaba. Una cosquilla comienza en mi pecho y se extiende por todos lados. Me tiro de espaldas sobre la cama y mantengo el teléfono en alto para poder releer sus palabras.
Pienso en qué debería decirle, pero me quedo en blanco. Nunca imaginé que ella podía asumir esta posición tan... provocativa.
"Ah, algo más. Por favor, deja a Ricardo descansar."
Otra carcajada sale de mis labios. Medio minuto esperando por sus siguientes palabras y ya me hacía la idea de que sería algo más candente, por decirlo de alguna forma. Y resulta, que corta por completo el ambiente hablando de mi chofer. Pero, aunque comprendo sus intenciones, no pretendo dejar pasar mi oportunidad.
"Me gustaría estar a tu lado y decírtelo al oído cuántas veces desees...y si no me lo pides, igual lo haré, porque eres preciosa."
Una vez que dejo salir mi parte romántica, no puedo parar.
"Y sí, es un problema, porque yo también quiero tenerte a mi lado. A eso te referías, ¿no?"
Mi respuesta la provoca, lo noto porque hasta ahora se había mantenido a la espera. Ahora vuelve a salir que está escribiendo. Y bueno, esa era mi intención. Quiero saber realmente, hasta donde ella está dispuesta a llegar en este juego.
"Yo no hablé (o escribí) tan despacio. xD"
Una sonrisa boba se forma en mis labios ante su inteligencia. Pero no me dejo apagar.
"Tendré que mejorar mis habilidades interpretativas, entonces. Pero juraba que querías mi compañía."
Tiro la pelota en su tejado y espero. Los segundos pasan y yo solo veo que está escribiendo. Casi me como las uñas y vuelvo a sentarme en el borde de la cama. Cuando falta poco para que me vuelva loco, al fin llega su mensaje.
"¿Vendrías?"
Respuesta correcta. Puedo decir que logré lo que quería. Al final, va a ser que no soy tan malo interpretando, después de todo
"No lo sé, creo que Ricardo necesita descansar. Tomaré tu recomendación."
Lo dejo todo a su entendimiento, aunque su respuesta, me hace sonreír otra vez.
"Es justo. Ya tendremos tiempo."
Mis dedos vuelan en el teclado mientras le respondo. Acaba de darme la oportunidad que esperaba para sacar el tema a colación.
"Lo espero con ansias."
Mis mensajes cada vez se vuelven más atrevidos y directos, pero ella no me decepciona.
"¿Muchas?"
«No imaginas», pienso con una sonrisa de medio lado. Decido ir un poco más lejos y hacerle entender cuánto.
"No me provoques. Sabes que sí."
Me muerdo el labio inferior, a la espera. A estas alturas ya abandoné la cama y ando caminando por toda la casa.
"Yo no sé nada."
Me río de su respuesta y pienso en algo que decirle. Algo que la haga recordar nuestra tarde juntos.
Me sorprende el hecho de que ella esté siendo tan abierta y directa con todo esto. Me gusta y me da esperanzas de que así sea. Necesito tenerla cerca de mí cuanto antes. Quiero, al menos, hacerle entender que voy con todo.
"Si me lo propongo, lo cumplo. Por algo, estoy donde estoy."
Decido hacer uso de mi ego. Generalmente no soy tan arrogante, pero estamos ambos metidos en un juego que me está gustando.
"Eso me sonó un poco arrogante. ¿Soy un proyecto?"
Este es mi momento. Escribo con rapidez y antes de enviar la respuesta, la releo una y otra vez. Es un acto arriesgado, porque le pongo en bandeja de plata mis sentimientos. Y aunque es obvio que ella me trae tirado por la calle del medio, no sería recomendable darle todo el poder. Pero al final, si desde el inicio he sido sincero con ella, ahora no será la excepción. Ella debe saber y quedarle claro, que yo no estaré por un corto tiempo y ya. No, yo pretendo crear mi vida con ella. Si me deja.
"Sí. Y uno que pretendo mantener toda mi vida."
Su respuesta demora un poco. Sé que después de todo lo que nos dijimos hoy en su nuevo apartamento, no debería ser una sorpresa. Hablamos con sinceridad y le dejé claras mis intenciones. Voy a amarla, si no es que ya lo hago.
"¿No crees que es demasiado tiempo, para hablar con tanta seguridad de alguien que no conoces?"
Su inseguridad sale a la luz. Imagino que ahora, cuando sacamos a relucir todo esto, ella se siente mejor del otro lado de una pantalla. Y es entendible que sea así. Es abrumador sentir tanto a la vez y pensar que no existe justificación para algo tan intenso. Pero la realidad es, que ella es perfecta para mí.
"Si se trata de ti, el tiempo no importa. Como ya te dije, te voy a amar, preciosa, de eso no tengo dudas. Y cuando amo, lo hago con todas mis fuerzas."
Le recuerdo mis palabras de más temprano, para que ella no piense que solo me dejé llevar por la tensión del momento.
"¿Por qué estás tan seguro?"
Pienso bien en lo que voy a responder. Está claro que hemos llegado al punto álgido de la conversación y es obvio, que a la parte más importante.
"Porque te veo y siento como si tu alma me llamara. Porque si sonríes, yo también lo hago. Porque escucho tu voz y se me eriza todo el cuerpo. Porque quiero hacerte feliz, ya que es la única forma de mantener mi felicidad."
Mi corazón está en sus manos. De eso ya no hay dudas.
Su respuesta demora, mucho. Más que las otras veces. Comprendo que mi mensaje está bastante fuerte y directo. Lo poco que he podido conocer de Ashley, me ha hecho entender que ella es más que independiente. Es desconfiada. Solo confía en sí misma y en lo que sabe que puede hacer para lograr sus objetivos.
Ahora debe sentirse en la encrucijada, entre dejarse llevar por la corriente o mantenerse al margen. Y aunque ella también me habló con el corazón y me prometió que, de aprender a amarme lo gritaría a los cuatro vientos, ahora estamos lejos y eso puede no jugar a mi favor.
Espero su respuesta con ansias.
"Llevo tres años, sintiendo un amor obsesivo. Por ti. Por un desconocido. Te lo confieso hoy y ahora, porque has sido más que sincero con tus sentimientos y tengo la dicha o la desgracia de no estar frente a ti. Saber ahora, luego de tanto tiempo, que yo soy para ti algo más que una simple camarera, me llena de esperanzas y a la vez, de incertidumbre. Amarte sería fácil, porque con solo mirarte puedo sentir que mi corazón solo late más fuerte. Pero, ¿no crees que lo fácil al final, no resulta de buenas formas? Pues yo sí. Soy de las que piensa que, si es demasiado simple, no es real. Y yo quiero que sea real. Quiero que mis sueños se vuelvan realidad y al fin, pueda ser feliz entregándome a alguien, a ti, cada día de mi vida. Pero también comprendo, que no debemos correr. Para que sea bueno, debemos hacerlo bien. Te propongo algo...¿Te interesa saber?"
Un mensaje largo me deja en shock. Nunca imaginé que ella estuviera interesada en mí desde hace tanto tiempo. También, entiende su punto. Y por supuesto, quiero saber lo que tiene que decirme.
"Por supuesto."
Su respuesta no se hace esperar.
Vamos a empezar otra vez. Intentaré dejar de pensar en ese maravilloso beso y enfocarme en lo que seré a partir de hoy, gracias a ti. Trabajaré para ti y solo tendremos esa conexión, una relación laboral. Aprenderemos el uno del otro. Quiero conocerte, porque siento que lo necesito.
«Yo también lo necesito», pienso, mientras sonrío, completamente de acuerdo con su propuesta.
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