¡Se busca un millonario! romance Capítulo 71

POV: Ashley.

Ya es un nuevo día y yo, aunque todavía estoy enojada, me siento un poco más tranquila después de hablar con Esme. Ayer, William siguió insistiendo; por horas, mi teléfono no dejó de sonar. Sin embargo, sobre las diez de la noche, dejó de llamar. Ahora sucede que, no sé si fue que se cansó o que me está dando tiempo para relajarme. Espero de verdad que sea la última opción, porque sería bastante decepcionante de ser la primera.

A pesar de lo mal que salí ayer de la oficina, decido ir a trabajar. Mis responsabilidades siguen siendo las mismas y por un inconveniente con mi jefe/novio

ersona que odio más por ahora, no debo incumplir con ellas. No estoy segura si William regrese hoy o en los días próximos, pero eso no va a definir mis días. Si viene, bien; si no, también.

Me visto como toda una ejecutiva. Me tomo el tiempo de maquillarme y arreglarme el cabello, como me han enseñado mis amigas; me pongo, además, uno de mis nuevos conjuntos de lencería.

«Que no se diga que son solo para William».

Me miro al espejo antes de salir y me gusta lo que veo. Mi conjunto de falda y chaqueta color grafito, hacen contraste con mis labios rojos; zapatos altos y un bolso a juego. Busco unas gafas de sol y salgo de la habitación. Al bajar las escaleras, veo a mi madre preparando el desayuno. Se sorprende al verme, pero sus ojos brillan y en sus labios se dibuja una sonrisa.

—Buenos días, mi niña.

—Buenos días, mami. —Llego a su lado y le doy un beso en la mejilla.

—¿Vas a trabajar? —pregunta, con un atisbo de sonrisa.

—Pues sí, es mi trabajo y debo cumplir.

—Claro que sí, estoy de acuerdo con que lo hagas. Lo que sea que haya pasado entre William y tú, debe pasar a segundo plano. Cuando regrese, ya podrán ponerse al día.

—Quisiera saber cuándo será eso —murmuro, frustrada.

—¿Siguió insistiendo?

—Desde anoche, no ha llamado más. —Me entristece pensar en eso.

—Ya debe saber que algo sucede.

—Pues debería haberlo sabido desde el principio, que decidió mentirme —espeto, molesta.

—Dale una oportunidad de explicarse. No seas tan dura.

—Mamá, yo…

Mi madre suspira, toma mis manos entre las suyas y me mira con ternura.

—Tú no eres como yo, Ashley. No le aguantas a nadie ni lo mínimo que yo soporté con tu padre; pero puedo asegurarte que William no es así. Eso se le nota.

—Mamá, sabes que odio las mentiras. —Bajo la cabeza, porque me hace daño pensar en eso.

—Lo sé, pero piensa antes de tomar una decisión. Escúchalo. Castígalo, si es lo que quieres. Pero no te obligues a dejarlo todo, porque tienes miedo de confiar. Aprende, mi vida, aprende a perdonar.

—No voy a terminar con él, todo es tan… nuevo, que siento todavía debemos aprender mucho de nosotros mismos. Pero no puedo decir, que no me siento decepcionada. Es mi forma de ser y sé, que me costará dejarlo todo atrás. Necesito una buena explicación.

—Él te la dará, Ashley. De eso estoy segura.

—Hablaste con Esme, ¿verdad? —Entrecierro los ojos y sonrío.

—Sí, esa muchacha es muy dulce. Y tiene razón.

—¿En qué?

—En que ustedes hacen una bonita pareja. Y que merecen vivir el amor que se tienen.

Yo sonrío sin poder evitarlo.

—Yo lo quiero, mamá, demasiado…

—Y por eso te duele tanto, hija —completa por mí.

Asiento y nos quedamos en silencio unos segundos. Intento pensar lo menos posible en la situación de estos últimos días, me enfoco en lo hermoso de nuestro viaje a Italia. En todo lo que sentí caminando por Roma, tomados de la mano. En sus palabras llenas de amor y devoción. En nuestra primera vez. Mis ojos se aguan ante tantos recuerdos que llegan a mi mente.

—Desayuna, hija. ¿Ricardo viene por ti? —Cambia de tema mi madre. Yo sacudo la cabeza para despejarme y niego.

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