Secreto de amor romance Capítulo 19

Sabrina se calmó tras escucharla. Como habían sido amigas desde hacía años, la conocía muy bien. Era alguien que sabía cuál era su lugar, así que había anticipado que algo así sucedería; pero igual Sabrina estaba afligida por ella.

—Pero ¿estás dispuesta a hacerlo? —le preguntó mordiéndose el labio.

—¿Acaso importa? —respondió de forma impasible.

No es el desenlace que quería, pero nada había cambiado incluso después de intentar alterarlo. Se había topado con la dura realidad y le había recordado que no debía ser ilusa.

—¿Estás libre mañana? ¿Me puedes acompañar al hospital? —Hizo una pausa antes de continuar sonriendo—: No quiero ir sola.

—Claro, eres mi única amiga, así que por supuesto me haré tiempo para ti. No tienes que ni siquiera preguntar. Solo hazme saber y te acompañaré. —Sabrina asintió.

—Comamos, quiero descansar temprano. —Victoria sonrió.

Estaba tan tranquila que Sabrina no podía decir cómo se sentía. Frente a tal escenario, sentía ganas de llorar cuando veía a su amiga intentando reprimir sus emociones. Victoria era diferente a cuando la familia Selva quedó en bancarrota. Solía ser una joven común y corriente que tenía una personalidad cándida, ya que los Selva la respaldarían si sucedía algo, pero desde que habían quedado en bancarrota…

—Victoria, deberías expresarte si estás triste. Solo estamos nosotras en esta sala y yo soy tu mejor amiga, así que no tienes que ocultar tus sentimientos frente a mí.

La mujer se sorprendió al escucharla. «¿Quería llorar?».

Había llorado mucho desde que había quedado en bancarrota. También fue en ese entonces que entendió que llorar no solucionaría nada y que las lágrimas eran inútiles. No solo eso, sino que aquellos que querían pisotearla la considerarían un hazmerreir.

Desde entonces, había decidido que no lloraría con tanta facilidad frente a otros, incluso aunque fuera frente a alguien en quien confiaba.

Tras pensar en eso, sonrió.

—¿Eres tonta? ¿Por qué lloraría? Desde el primer día, él me dijo claramente que era un matrimonio de conveniencia. Estoy aquí para ayudarlo a lidiar con su abuela y él pagaría mi deuda. Es solo un trato.

Su despreocupación enojó a Sabrina.

—Estás mintiendo. Si solo fuera un trato, ¿por qué estás embarazada? Si él solo te ve como un trato, no debería haberse acostado contigo y haberte dejado embarazada. Abortar es malo para tu cuerpo, así que ¿cómo te considera él?

Todas las preguntas angustiaron a Victoria.

En un principio, ella y Alejandro eran diferentes. Después de que se casaron, dormían en el mismo dormitorio para evitar especulaciones innecesarias, aunque él dormía en el sofá. Como él era su salvador y alguien que le gustaba, no podía permitirle que durmiera de forma tan incómoda y, en cambio, le permitió que durmiera en la cama con una almohada entre medio. Como era una cama grande, no le afectaba el sueño.

Eso continuó durante mucho tiempo hasta que una noche Alejandro la llevó a un evento y le presentó a algunas personas importantes que ella ya conocía antes de que su familia quedara en bancarrota. Durante esa noche, la presentó como señora Calire y nadie se atrevió a hacerle pasar vergüenza a Alejandro.

Después de que terminó el evento, Victoria le compró tragos, ya que estaba de buen humor. Conversaron sobre el trabajo, bebieron y se embriagaron.

A ella le había costado mucho llevarlo a la habitación y de repente cayó en sus brazos después de tropezarse. Estar en sus brazos lo excitó y la tomó de la cintura mientras la sujetaba contra él.

El hombre se puso serio tras escucharla.

—¿Solo es una necesidad biológica? —La miró de forma sombría.

—¿Qué más puede ser? No lo pienses de más. Si te sientes mal, me puedes pagar. Se encogió de hombros y se comportó de forma despreocupada.

Ese día, Victoria usó sus métodos para convencerlo de que era solo un trato y en silencio reprimió lo que verdaderamente sentía. Al final, le pidió un millón.

No sabía si él pensaba que la cifra era exorbitante, pero desde ese incidente, su expresión había sido más sombría que durante los años que había pasado con él. Aun así, le pagó el dinero, pero ninguno de los dos le habló al otro en mucho tiempo.

Siempre la saludaba malhumorado cada vez que se topaba con ella y de forma deliberada se iba a trabajar más temprano y se quedaba después de trabajar para evitarla. Por ello, apenas se vieron durante ese tiempo. Sin embargo, la relación al final mejoró después del cumpleaños de Griselda.

Victoria suspiró al acordarse del pasado.

—Así es. Espero poder superarlo pronto.

Después de que terminó todo, sería momento de que ella se fuera. Podría divorciarse después de la operación de Griselda y quedaría libre para ir a donde quisiera.

Al día siguiente, Victoria se levantó temprano y, después de reunirse con Sabrina, se dirigieron al hospital.

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