Secreto. romance Capítulo 30

Alek acerco la copa y comenzó a llenarse poco a poco, una pequeña lagrima resbaló por mi mejía al pensar que no tenía escapatoria. Alek sonreía con satisfacción y minutos después el se ocasionó una herida para terminar de llenar la copa.

La copa se lleno y Alek ansioso fue nuevamente a su escritorio buscando algo más, sacó un libro y comenzó a recitar una clase de hechizo.

Todo sucedió tan rápido, Luka lo atacó por la espalda que apenas podía reaccionar, lo había apuñalado pero Alek había sido rápido y apenas lo había herido.

—¿crees que no sabía que tratarías de matarme? —dijo burlón.

Y segundos después el hundió la daga en su pecho.

—¡NO! —grite aterrada.

Lo había herido, ante mis ojos.

—¡Luka! ¡contestame! —exigí nerviosa al ver como el caía al suelo.

Trate de correr a su lado pero las cadenas me lo impedían.

—eres una niña muy terca, lo siento Amelie... No pude protegerte —susurro decepcionado.

—¡Luka! —grite desesperada, pero el cerraba sus ojos y no podía hacer nada.

La culpa carcomia mi interior, lo habían herido por mi culpa, ¡moriría por mi culpa!

—no llores, pronto estarás con el —dijo Alek con una sonrisa fingida.

Siguió con el hechizo y a medida que avanzaba, podía sentir como algo en mi interior se estrujaba, como si una parte de mi cobrara vida.

Escuchaba gemidos cerca de aquel lugar, como si fuera una manada.

—solo falta algo que hacer —dijo Alek acercándose a mi lado y yo retrocedía aterrada.

Los gemidos se hacían más y más fuertes en aquel lugar, entonces los escuché con claridad... Entre todo ese ruido podía escuchar a mi familia.

La puerta se abrió de golpe y podía ver a mi familia, todos se habían convertido en lobos mostrando sus afilados colmillos, sonreí aliviada al verlo pero Alek fue más rápido y me apuñaló antes de que mi familia se acercara.

El sonrió triunfante y susurro: cuando me deshaga de tu familia y tu mueras, por fin seré.....

No pudo terminar la frase pues mi familia ya lo estaba atacando pero ya era tarde, había hecho lo más importante, solo pensaba una cosa y era en Leroy... Mi querido Leroy. Mi cuerpo comenzaba a debilitarse, y mi vista comenzaba a nublarse, sentía frío y dolor en mi abdomen.

—¡Amelie! —vi a Leroy entrar en la habitación y correr hacia mi.

Pero no podía reaccionar no sabia que pasaba a mi al rededor, solo veía sombras moverse de un lado al otro, seguramente seguían peleando contra Alek, solo deseaba que mi familia no saliera lastimada, que nadie más saliera lastimado.

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