Nos miramos fijamente, el comienza a subir las escaleras sin apartar los ojos de los míos, Matt tiene unos ojos increíbles, son hermosos, bellísimos y me miran tan tiernamente, tan cálidamente que justo en este momento estoy totalmente derretida en sus brazos y él lo nota, por lo que me sonríe y me da una suave caricia con su nariz en la mía, escucho abrirse una puerta y cuando separa mis ojos de los de él, estamos en su habitación.
Lo miro dudosa y el solo me sigue sonriendo pícaramente, luego comienza a quitarse los zapatos sin soltarme y sin apartar los ojos de mí, yo comienzo a reírme porque la tarea no es fácil, pero finalmente lo logra, se sienta en el borde de la cama y por lo que quedo sentada sobre él, sus manos van a mi rostros donde comienza a acariciarme lenta y tiernamente, mis ojos se cierran al contacto cálido de sus manos y suspiro sonoramente, luego de un momento dejo de sentir su roce y abro los ojos, él está mirándome con expresión divertida y me susurra.
—Voy a pensar que te gustan mucho mis caricias —me acerco a sus labios y dejo un tierno beso.
—No me gustan ni un poquito —Le respondo cínica, cosa que lo hace levantar una de sus cejas y me responde
—Lamento discrepar, pero nena eres una de las personas más expresivas que conozco y tu cara lo dice todo, es más, 50 euros a que te quejaste mentalmente cuando deje de acariciar tu rostro.
Me río por lo arrogante que veces se pone pero es tan divertido que niego con la cabeza riendo y le digo.
—Genial ahora le debo dinero a mi jefe, vaya manera de comenzar una relación laboral.
El suelta una carcajada y con un rápido movimiento, me tiende sobre la cama, el queda sobre mí y me responde en un susurro ronco, lleno de excitación
—Olvidemos los 50 euros, se me ocurre una manera muchísimo mejor para que saldes tu deuda y en el proceso reafirmes la relación con tu jefe, que estoy seguro no le molestara en lo más mínimo.
Levanto una de mis cejas expectantes y él se acerca lentamente a mis labios y me responde pegado a ellos.
—Que dices si me regalas esos deliciosos y maravillosos gemidos que haces cuando te toco.
Cuando dice eso, desplaza sus manos del colchón a mi cintura, donde comienza a subir dentro de mi blusa, yo me estremezco y dejo escapar un suspiro, luego deja un beso cálido sobre mis labios y se acerca a mi oído y susurra.
—Regálame esta noche, quédate conmigo.
Después de decirlo comienza besar mi cuello y el lóbulo, el espacio que hay entre él y mi mandíbula en seguida es cubierto de besos suaves, sugerentes, calientes que me hacen gemir por lo bajo, él sonríe pegado a mi cuello, y mis manos se deslizan hasta su espalda donde comienzo a hacer presión con mis uñas por sobre su ropa, el gruñe un poco en mi cuello y muerde en respuesta, cosa que me hace arquear mi espalda e inevitablemente a pegarme más a él, el aprovecha el momento para levantar mi blusa y masajear mis pechos con una de sus manos, dejando ricos besos en mi mandíbula, luego busca mis labios y los besa con pasión, pasión que le respondo, se separa un poco y susurra en mi boca
—¿Que dices?
Continua besándome y sus manos acariciándome, no sé si deba quedarme con él, creo que es demasiado pronto, pero seamos honesto, hacer más de lo que estamos haciendo no es tan demasiado ahora, no le respondo inmediatamente porque su beso me ha quitado la capacidad de pensar, solo dejo que mi cuerpo sienta.
Coloco mis manos sobre su pecho y hago una ligera presión para separarlo de mí, continuo empujándolo hasta hacerlo acostarse a mi lado, cosa que aprovecho y me subo sobre, él me sonríe y un brillo juguetón aparece en sus ojos.
—¿Que? —pregunto ladeando el rostro.
—Nada, solo que te vez hermosa sobre mí.
Rio y me acerco a él con mis manos en su pecho para besarlo nuevamente con pasión, siento como sus manos pasan de estar posadas en mis muslos hasta alcanzar mis nalgas, las aprieta ligeramente y gruñe en mi boca cuando siente que me muevo sobre el para acomodarme mejor, en el proceso siento como su entrepierna dura, golpea mi sexo generando una oleada de calor que me hace desear que estemos desnudos ya.
Matt continua apretando mis nalgas, y haciendo ligera presión sobre mí para que lo presione a él, su miembro erecto esta debajo de mi haciendo presión y volviéndome loca, mueve sus manos hasta la base de mi espalda y mete las manos por debajo de mi blusa y acaricia mi espalda, luego la sostiene y tira de ella, para dejarme en sujetador, sus ojos brillan cuando me ve y continua besándome sin decir nada solo tocándome, rosándome, sin poder controlarse mucho suelta pegado a mis labios.
—¡Joder Asier! ¿qué es lo que me estás haciendo?
Continua besándome, profundizando aún más el beso, mis manos se deslizan por dentro de su camisa y lo acaricio, pongo mi mano sobre su pantalón sosteniendo su enorme erección y comienzo a mover mi manos, Matt jadea en mi boca y echa la cabeza atrás separando al fin nuestras bocas, su expresión de placer y satisfacción me ponen, por lo que tiro de él y le quito la camisa.
Luego me levanto un poco desabrocho mi pantalón y lo bajo de un tirón arrastrando junto con el mis bragas, mi ropa cae a un lado de la cama inocente de todo pecado, al notar lo que he hecho susurra.
—Tengo unas pocas ganas de follarte contra la pared y hacerte gritar mi nombre tantas veces y tan fuerte que mañana no tendrás voz —sus palabras me encienden aún más, por lo que finalmente soy capaz de responder algo y simplemente le digo en un gemido entrecortado.
—Ha-haz co-conmigo lo que quieras Matt, solo llévame a las putas estrellas y no me dejes caer nunca de allá —Matt se ríe en mi oreja.
—Nena no habrá rincón del universo que no te lleve a conocer.
Me toma de la cintura y se tumba sobre la cama, llevándome con él, sin salirse de mí, me acomodo nuevamente sobre él y comenzamos a movernos al unísono, con movimientos circulares que nos hacen sentir increíblemente, él toma mis pechos con su manos los masajea, yo inclino mi cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, cabalgando sobre él, lo siento sostenerme de las caderas y hundir sus dedos en ella, lo escucho decir
—Venga nena, mirarme.
En un gruñido ronco, haciendo un esfuerzo increíble vuelvo mi cara hacia él y le obligo a mis parpados abrirse y enfocar mis ojos en él, por instante no logro ver a Matt debajo de mí, por un maldito instante veo a Andrew con esa sonrisa maquiavélica, incitarme a continuar moviéndome sobre él, me sobresalto por la sorpresa y Matt se detiene al instante y me ve con preocupación.
No sé exactamente que expresión tengo en el rostro, pero debe ser un poema porque deja de apoyar su espalda a la cama y se inclina hacia mí, toma mi rostro entre sus manos y me cuestiona en un susurro.
—¿Nena, que ocurre, estas bien?
Por alguna extraña razón mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas como en el departamento de Andrew después que nos besamos, la frustración creciendo en mi pecho yo niego con la cabeza, él se acerca a mí y me abraza fuertemente, contra sí y por alguna maldita extraña razón comienzo a llorar en su hombro, son lágrimas de frustración, de rabia, de pesar, de confusión.
Sus manos se deslizan sobre mi cabello, descendiendo por mi espalda y comienza acariciarla lentamente, al cabo de un momento, ya he dejado de llorar por lo que me separa de si, y busca mis ojos con los suyos, cuando nuestras miradas se encuentran, veo confusión en ellos, acaricia mis mejillas con sus nudillos, me da un tierno beso en la nariz
—¿Que ocurre, por qué lloras, es mi culpa?
Pregunta preocupado, sin despegar su frente de la mía, yo suspiro y trato de explicarle lo que ocurrió, que ni yo misma entiendo que ha pasado y porque por un instante mi subconsciente me ha jugado una broma de mal gusto.
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