—¿De qué hablas?—se mostró un poco más interesado, pensando que tal vez, alguien más había captado la atención de Nina.
—Bueno, Nina es una mujer bastante costosa, no sabes lo que tuve que hacer para lograr que accediera a venir conmigo y la verdad los recursos que tenía destinados a ella, están a punto de acabarse.
—¿Así que es una mujer de negocios, eh?—bromeo Dmitry pensando que tal vez podría tener a Nina, mucho antes de lo esperado.
—Puede que sí, es una mujer bastante astuta a tal punto que tiene la opción de aceptar o rechazar a los hombres sin importar cuanto tiene en el banco—mintió Alek para agregar un poco más de misterio a Nina, la había construido específicamente para su amigo, para que fuera la chica de sus sueños, pero también mucho más de lo que él podría soñar con tener.
—¿Que razones tendría ella para aceptarte a ti, mi amigo?—expreso Dmitry aún más interesado en su amante. En su cabeza solo estaba un pensamiento que deseaba confirmar, solo para glorificarse a sí mismo, de que él era mucho mejor que Alek, tanto en el atractivo como económicamente, ademas de que era un maldito en la cama, no había ninguna mujer que no lo hubiera aclamado después de una noche con él.
—¿Ademas de lo increíble que soy en la cama?—bromeo Alek para darse un poco de crédito— bueno, le prometí una larga estadía en Mónaco, eso y la oportunidad de apostar lo que desee, en el casino que sea de su agrado.
—¿Y eso no te dejará en la ruina?—expreso Dmitry, impresionado de la desesperación de su amigo para tener la compañía de esa mujer, imagino que debia ser una diosa en la cama o que al menos su lengua provocara mil orgasmos a la vez, parecía irreal.
—No, supongo que Nina tuvo sus razones para venir aquí, tal vez esta buscando una nueva presa—expreso mostrando casi genuinamente resignado.
—¿Y eso no te molesta?—quiso saber.
—No realmente, sabia que lo mío con Nina, solo era temporal, pero sí que disfrute el poco tiempo que pasamos juntos, ella es como una droga y si la consumes demasiado tiempo te puede hacer daño—Dmitry resoplo y Alek se echó a reír al ver la seriedad que había en el rostro de su amigo. Tal vez había exagerado un poco, así que lo mejor que pudo hacer fue soltar una pequeña carcajada para aliviar la tensión, esperando que su amigo pensara que fuera una broma y la mimo tiempo, se quedara con la duda.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Seduciendo Al Esposo Libertino