Narra Grace
Me enfurece mucho la gente altiva y humillante, ese patán se cree el dueño del mundo, bien ¡me voy! Si eso quiere ¡me voy! No pienso quedarme a rogarle, mi madre me ha enseñado que ante todo hay que tener dignidad, cree que puede tratarme como quiere solo por ser el hijo del dueño.
Me da pena con señor Nicholas que ha sido muy generoso conmigo, algún día la vida me dará la oportunidad de agradecerle todo lo que hizo por mí en este tiempo, pero por ahora, me regreso a mi casa. Sin decir más tomo mi bolso y doy la vuelta, me contengo de no caer en un mar de lágrimas, no quiero que me vean como una mujer débil, no lo soy, a pesar de que me tiemble la boca sigo hasta el ascensor, cuento en mi mente hasta seis y una vez que veo la puerta de salida no vuelvo a mirar hacia atrás.
- ¡Grace! – Grita alguien detrás de mí – ¡Grace! ¿A dónde vas?
Absorbo los mocos que se quiere acumular en nariz y me los trago, aclaro mi voz y miro por encima de mi hombro
- ¡Hey Susan! no te vi, creí que ya estabas en la oficina – digo como si nada pasara
- ¿A dónde vas? ¿Vas con el señor Nicholas?
- Oh sí, es que ha pedido que le lleve algo – respondo tocando la bolsa con mis cosas
- ¿Ya lo viste? – pregunta algo emocionada
- ¿Qué cosa?
- A Jackson, al hijo del señor Nicholas
- Si, ya lo vi y no te emociones, con el respeto que merece la señora Dilaila, su Jackson es un hijo de puta – afirmo sin más
- ¿Qué dices? Vamos Grace, de seguro también te has impresionado, todas las chicas afuera hablan del galán que se paseó por todas las oficinas hace una hora
- Si, es un hombre apuesto que huele rico pero es un patán y eso le quita todo lo que tiene de bonito
- ¿Te dijo algo?
Susan pone su mano en mi hombro mirándome extrañada
- No, luego te cuento
La chica afirma con su cabeza y vuelve al edificio, la veo caminar hasta el interior del lugar y de repente siento la necesidad de mirar hasta el último piso, inclino mi cabeza hacia atrás y veo al imbécil de Jackson mirarme desde el enorme ventanal de cristal, ¿Cómo se atreve a quedarse allí? le saco el dedo del medio y le hago la mirada matadora, me doy vuelta y tomo el primer taxi que veo.
- No te preocupes, últimamente soy invisible ante los ojos de la gente - me agacho para ayudarle al chico que luce bastante apenado, con mi mala visión hago un esfuerzo por encontrar las que pueda porque no sabía exactamente cuántas tenía.
- Toma y de verdad lo siento – el chico siendo tan joven es más amable que aquel animal que es un viejo, no puedo creer como se ha dejado ganar de un chamaco de estos.
Entro a la tienda y compro los periódicos, esta vez los guardo bajo mi brazo porque ahora falta que salga a la calle y la brisa se los lleve, sería lo último, es más, creo que no saldré de casa por hoy, así como estoy puedo caerme un avión encima o cualquier otra cosa
Me encierro en casa y busco en las hojas algo que sea más o menos decente con la paga, con esta cantidad de deudas no puedo trabajar por dos pesos, el banco no da espera.
- Se solicita mujer mayor de dieciocho años, para el cargo de mesera en el bar Sexy Strip, se recomienda buena presentación personal
¡Ay no! No me gusta desmeritar los trabajos de las otras personas pero ese no, los que no me gustan los voy tachando con una equis, eso hago con cada uno de los anuncios que veo de a poco la primera sección del periódico se ha acabado y no encontré nada para la gente endeudada.
- Ya no buscaré mas, por hoy han sido muchas las decepciones, mañana continúo con las búsquedas
Me acomodo en mi cama lista para dormir, pero como la mente humana es nuestro peor enemigo, me lleno de muchos pensamientos que no me dejan conciliar el sueño, me da tanta ansiedad de no saber lo que pasará con mi futuro que me vuelvo mierda.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Si, acepto el contrato (COMPLETO)