Narra Grace
Todo ha sido un caos, ya algunas personas en la compañía saben sobre lo que está pasando con el señor Nicholas, muchos me han llamado para saber por él y me sorprende como vuela de rápido un chisme, ¿Cómo supieron? Yo no tengo ni una hora de haberme enterado y los demás ya están al tanto, es más, yo aún sigo con los nervios de punta porque me aterra lo que pueda pasar con su compañía, desde que estoy aquí no he visto a una persona con las capacidades que él tiene para seguir como jefe, el segundo al mando aquí no hace mucho, solo se dedica a morbosear y acosar a las trabajadoras, no sé en qué pensaba el señor Brown cuando ascendió a ese tonto, pero bueno, es su empresa el verá a quien mete allí.
La mañana siguiente la alarma suena como de costumbre, me levanto aun sin saber cómo procederán las cosas, pero en medio de mis procesos matutinos para organizarme e ir al trabajo, recibo una llamada.
- Buenos días – es la voz del señor Nicholas
- Oh, que feliz me hace escucharlo señor Nicholas, buenos días, ¿Cómo se siente?
- Estoy mucho mejor, lamento llamarte fuera de tu horario laboral
- No señor, no tiene que lamentar nada, siempre estoy en disposición para usted, dígame que necesita
- Oh, mi querida Grace, quería pedirte que pospusieras todos los compromisos que tengo para la próxima semana, no creo volver a la empresa por un tiempo así que lo mejor es que pospongas las reuniones y juntas, solo deja lo que requiera de revisión y mi firma en el escritorio.
Sus palabras me provocan ansiedad, no puede congelar el trabajo de esa manera, ¡Dios mío! Me preocupa, ¿existirá la posibilidad de quedar desempleada?
- Si señor, como usted diga
- Se me olvidaba decirte, por favor dile envía un mensaje a los encargados en los viñedos, en las bodegas, en la fábrica, en todos lados da aviso de mi situación de salud; a los socios también, quiero que todos comprendan el motivo de mi ausencia por unos días.
- Señor… -digo interrumpiéndolo
- Si, Dígame
- ¿Quiere decir que usted vendrá la próxima semana? – pregunto, aunque sé que es algo tonto porque el claramente no podrá continuar, pero me genera curiosidad lo que pasará conmigo, yo soy su secretaria personal y si no está, entonces ¿dónde quedo yo?
- Si, también había olvidado decirte eso, no sé dónde tengo la cabeza, mi hijo Jackson vendrá lo antes posible, le he pedido que regrese para que se haga cargo de todo, solo tenemos que darle un par de días a que termine algunos asuntos.
- Claro señor, comprendo.
La llamada termina y creo que aún no he escuchado lo que pasará conmigo, pero no hay más que hacer, solo queda esperar, si no debo ir buscando donde puedo encontrar otro trabajo.
Termino de cambiar mi ropa y me visto con una camisa blanca encajada en una falda negra tipo oficina que me queda a la altura de las rodillas, mis tacones de color negro, y mi cabellos recogido en una coleta, normalmente en mi rostro no aplico mucho maquillaje, solo opaco el intenso blanco de piel con rubor, uso labial de un tono parecido a mi color natural, peino mis cejas y por ultimo mascara de pestañas, eso es suficiente.
- No conozco a su hijo, lo ha mencionado solo un par de veces desde que estoy aquí.
- Ha porque el chico se fue para New York, quiso abrir su negocio de manera independiente, eso los hizo enojarse, tanto que no ha venido a casa de sus padres desde hace más de tres años.
- ¿Cómo sabes eso? – cuestiono asombrada, como sabe más que yo que paso con el jefe todo el día entero en la misma oficina
- Todos lo saben, resulta que hace unos años, cuando el joven, adinerado y hermoso Jackson Brown terminó sus estudios, su padre quería darle un cargo de alto rango dentro de su compañía, pero él quería trabajar en otro tipo de negocio, el hombre abrió su línea de restaurantes con el apoyo de su abuelo y eso hizo que su padre se enojara.
- Comprendo, pero que cosa más difícil, no vino antes ya ahora se ve forzado hacerlo por la enfermedad de su padre, se nota lo orgulloso que puede ser, ¿Quién se enoja con sus padres? – cuestiono aterrada
- En la gente de dinero es muy común esas cosas – Susan respira y apoya su mano en mi hombre – Mi querida Grace, hay tanto que no sabes
Frunzo mi ceño confundida, quizás no capto bien las cosas por mi preocupación, el que el hijo orgulloso del jefe venga a cubrirlo, no quiere decir que tengo mi puesto seguro, ¡Dios! Sana a mi jefe, por favor.
Subo a la oficina y empiezo a realizar los comunicados, envío correos a todas las personas que tenían junta o reuniones con el señor Brown estos días y les comento su situación de salud.
Organizo los diferentes archivos en físico que han entrado a la oficina y los dejo en la mesa de mi jefe, que triste que no pueda estar, de verdad lamento lo que le sucede, le doy un par de golpecitos al grupo de papeles que llevo en mis manos para que se acomoden, mientras lo hago miro al cielo y me detengo a mirar esta vista, me hace recordar el día que entré aquí por primera vez, vuelvo a lo mío y dejo los papeles en la mesa, noto que uno de sus cajones está abierto y antes de irme lo cierro, sin querer visualizo un poco el papel que sobresale, miro a todos lados que nadie esté cerca y abro un poco más para ver de qué se trata, pues todo lo que entra y sale hablando de archivos pasa por mis manos y eso no recuerdo haberlo visto, parece un documento muy distinto a los relacionados a la compañía, hago caso omiso y cierro el cajón, luego salgo de la oficina en busca de los informes contables que necesitará el hijo del jefe, digamos que me quiero adelantar un poco a lo que se que me va a pedir.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Si, acepto el contrato (COMPLETO)