Si es destino estar contigo romance Capítulo 50

Carolina no esperaba que dijera eso, además había visto a Yolanda solo dos veces en total, ella parecía una niña sometida y bien educada, pero no esperaba que se rechazara a sí misma.

—Entonces, ¿la haces o no?

Carolina levantó la barbilla, era una mujer muy mimada. Sus dos hermanos la protegían mucho desde que era una niña, nunca había sido intimidada y nunca había tenido miedo de nadie, y mucho menos de esta niña sometida.

Podía oír la amenaza de Carolina, para Yolanda aquí era el lugar en el que siempre había vivido, y por dónde de repente había salido esa mujer dando orden todo el rato, ¿cómo se atrevía? Yolanda estaba en su sitio sin moverse, manteniendo la situación incomoda con ella.

—Es decir que, ¿no vas a encendérmela?

Carolina se levantaba del sofá.

—De verdad no puedo imaginarme cómo Lucrecio puede aguantar a una niña tan maleducada.

Se acercaba gradualmente a Yolanda, caminando paso a paso hacia ella.

Yolanda estaba un poco asustada en realidad, pero no estaba dispuesta a retroceder. Nunca quería tratar a Carolina como una competencia, en realidad, no quería tener ningún tipo de contacto con ella, pero era Carolina quien no paraba de molestarla.

—En primer lugar, no tienes derecho a hablarme así. —Carolina siempre había sido una mujer mimada, y no podía ver ese tipo de mirada agresiva por parte de Yolanda, la hacía nerviosa.

—Luego, aunque no sé la razón por la que Lucrecio te adoptó, ese hombre cada paso que daba, está bien planeado, incluso yo podría haber sido solamente una parte de uno de sus planes. —ella mantenía una sonrisa desdeñosa, con la cara levantada mirando a Yolanda.

—Pero al menos él y yo crecimos juntos desde pequeño, tenemos amor entre nosotros. Y luego tú eres diferente.

Carolina miró a Yolanda como si fuera una broma:

—¿Has pensado alguna vez por qué te adoptó? ¿Y has pensado alguna vez qué papel juegas en su plan?

Yolanda apretaba los dientes, no creía nada lo que esta mujer estaba diciendo. ¡Estaba claramente sembrando la disensión!

—No quiero oírlo de ti!

Carolina al ver que había enfadado a ella, se sentía satisfecha. A los ojos de Carolina, Yolanda era igual que un conejito, daba igual si su mirada fuera agresiva, seguía siendo lo mismo, y era simplemente una chica indefensa y blanda.

«Una niña pequeña, ¡qué puede hacer!»

—No me quieres escuchar, vale bien. Entonces espera a que vuelva y pregúntale a tu tío tú mismo.

La expresión de la cara de Carolina se volvió presumida mientras estiró su dedo índice y pinchó con fuerza al hombro de la pobre niña.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Si es destino estar contigo