— Tamara, espero verte luego iré a saludar a alguien
— Oh, de acuerdo, estaré cerca Dani, acércate cuando quieras —ofreció viendo al japonés aproximarse
— Gracias
Tomando una profunda respiración caminó hacia una esquina deteniéndose en una mesa, fingió revisar su celular cuando se detuvo frente a ella con sus dos escoltas a un paso de distancia.
— Señorita Danielle Ross, tan encantadora como la última vez que tuve el agrado de verla
— Vaya, señor Kobayashi, por usted no pasan los años, buenas noches
Mordiéndose la mejilla se inclinó para permitirle besarla en la mejilla, claro que el descarado aprovechó de agarrarla por la cadera y besarla en ambas mejillas, provocándole un escalofríos.
— Me he enterado que IMPERIO CO., tiene un nuevo director —soltó con malicia intentando conseguir algo de información
— Así acabo de enterarme, dejé la compañía hace años el señor Allen, cambió, estaba obsesionado con un proyecto y ya no me gustó el modo en que me trataba todo el tiempo de malhumor
— No me digas y… ¿no lo has vuelto a ver?
— Sí, hace unos meses. Al parecer ustedes ha estado muy ocupado, viene con escolta y todo
— Ignóralos, solo préstame atención a mi
— Claro —sonrió con nauseas, aquí iba el sucio hombre que recordaba, no perdía el tiempo
— Luces maravillosa, provocas exactamente el mismo efecto en mí que hace tres años —soltó sin mucha delicadeza rozándole el brazo
— Ha pasado tanto tiempo, creo que lo último que recuerdo es esa gran fiesta en casa del señor Allen
— Ya no lo menciones ¿te parece si lo olvidamos y me dedicas tiempo solo a mí?
— Ok ¿cómo está el hotel que construía? Debe ser una maravilla si usted está a cargo, recuerdo en las reuniones escucharlo muy determinado con sus ideas bien claras —mintió yendo directo al grano
— Vas a conseguir seducirme si sigues coqueteándome de ese modo y yo no me voy a negar
— Que cosas dice señor Kobayashi
— Takeshi, lo permito
— Que gentil
— Sabes muy bien que no lo soy Danielle —extendió la mano para quitar un mechón de su mejilla dándole un pequeño tirón
— Bueno yo lo llamaría alguien con…, carácter —intentó sonreír pero eso que acababa de hacer con su mechó era una clara insinuación
— Sí
— Bueno Takeshi ¿no me diga que ha venido a esta fiesta sin acompañante? Es navidad ¿y su esposa?
— No hay tiempo para esposas
— Pero qué dice, es tan lindo tener un compañero
— Me inclino por las relaciones físicas, obtengo lo que deseo y las mujeres lo que necesitan, dinero
— Eso es muy triste
— Voy a ser directo, no me importa tu cambio físico sigo queriendo solo una cosa de ti, la misma que hace años, eres lo único que Allen, hizo bien, una mujer con neuronas
Boquiabierta al recibir el balde de agua fría que le revelaba al verdadero y agrio Takeshi Kobayashi, que tanto ella como Nicholas, tanto despreciaban, no supo qué responder
— Tu cuerpo es sugerente pero elegante, no obsceno como esas mujeres tontas en las portadas
— Bueno yo…, los años pasan —sonrió nerviosa, no solo tenía la mirada del japonés, Nicholas, estaba a punto de saltar hacia este energúmeno.
— La belleza no se consigue, la tuya es aceptable, las curvas me gustan
— Creo que me está incomodando con su “sinceridad”, está hablando de mi cuerpo
— Por favor, con ese vestido y tus senos tan expuestos debes estar aquí en busca de una cita, por no entrar en detalles más íntimos
— Si estuviera aquí en busca de una cita no tendría problema en admitirlo, usted no es alguien sutil y no necesito disfrazar mis intenciones, vengo por trabajo
— Háblame de eso mientras me acerco —le dedicó lo que otros dirían es un “amago de sonrisa” un leve levantamiento de una de sus comisuras
— Yo…, me, me he independizado —comenzó a decir asustada por la mirada tenebrosa clavada en sus pechos—. Soy mi propio jefe y…, yo…
— Señorita Danielle, no puedo creer todo lo que tardé en dar con usted
Un hombre de estatura promedio en esmoquin se detuvo frente a ellos frenando oportunamente las intenciones de Kobayashi, de rodearle la cintura para acortar definitivamente la distancia
— Nos interrumpe, recuerda tus modales —espetó Kobayashi
— Takeshi Kobayashi, en persona, toda una celebridad en el mundo de los negocios —rió el extraño en tono de burla, estaba al tanto de su mala fama
— Mantén tus opiniones lejos de mí, no las necesito
— Danielle, preciosa muñeca de porcelana ¿ya no me recuerdas?
— Mis disculpas, pero no sé de dónde podría conocerlo señor
Nerviosa por el fuego escapando de los ojos de Kobayashi, Danielle, comenzó a apartarse lentamente asustada por el descaro del japonés.
— En el lanzamiento de Theo Alexander, con nuestra amiga Frida
— ¡Oh, señor Dean, por supuesto!
Ay no, ahora sí estaba en problemas, este cincuentón era tan sucio como Kobayashi, solo que con un poco más de clase y ahora estaba metida en medio de estos obsesos por el sexo.
— Lo lamento Kobayashi, pero esta hermosa señorita y yo debemos hablar de trabajo, no te vayas tan pronto y tal vez tengas un poco más de tiempo con ella
— No te atrevas a inmiscuirte
— Yo me voy a retirar un momento, no me siento cómoda en medio de su discusión señores
Antes que alguno tuviera oportunidad de replicar Danielle, salió disparada de allí procurando pasearse entre la gente para que no la vieran. Pasó junto a Emerson y Nicholas, tomando la mano de él, con disimulo para calmarlo, su rostro rojo le daba una idea de lo furioso que estaba y necesitaba que se calmara o ese horrible momento con el japonés no habría valido la pena. Le susurró que iría al baño, y continuó su camino
— Oh, que tierna eres, gracias
— No son necesarias, me alegra haber tenido una conversación con alguien cuerda, detesto asistir a este tipo de fiestas donde el fin es halagar a los engreídos con dinero, sé que técnicamente soy uno de ellos pero tengo algo llamado “sentido común” que me mantiene con los pies en la tierra, igual que tú
— Bueno, no tengo tanto dinero y venir a estas cosas con mi prometido que es el del dinero me ayuda a reunir material para mi trabajo
— ¿Qué trabajo es ese?
— Organizo eventos, fiestas, reuniones, cumpleaños y todo lo que se te ocurra, es muy divertido usar la cabeza y la creatividad para poner contenta a la gente y ricachones
— Oye eso suena interesante ¿cómo se llama tu negocio?
— Somos DIVIDED, mi amigo es DJ, comenzamos solo con fiestas hace unos años y nos fue bien
— Te tendré presente si necesito tu ayuda
— Seguro, sería lindo verte en otras circunstancias
— Sin un incómodo vestido de diseñador, claro que sí
— Ya tengo que regresar, espero volver a verte pronto Maru, intercambiemos números —sugirió levantándose a toda prisa, su celular sonaba con una llamada de Nic
— Me encantaría
— Perdón por correr pero mi novio necesita que lo salve de algún idiota
— Mi padre es irritante y descortés, no tiene filtro así que tranquila, ve con calma y espero que nos encontremos luego
— Fue un placer Maru
— Espero que nos encontremos nuevamente Danielle
En cuanto estuvo lo suficientemente lejos de Maru, contestó a la llamada de Nic.
— ¿Qué pasa, donde estás? ¿Te sientes mal?
— Ay, ya voy solo conocí a alguien en el tocador
— ¿A quién?
— Una chica, calma vaquero, comimos una tarta ya estoy regresando —aclaró caminando de regreso a la fiesta
— Que no vuelva a tocarte o le arranco los dedos a ese infeliz
— Contrólate, ya no quiero volver a escuchar sus cochinadas haré que me siga a ese salón
— De acuerdo, ten cuidado mi amor
— Te ves tan apuesto cuando te preocupas por mí
Cortó para mirarlo desde la entrada al salón, estaba reunido con sus abogados. Y en el otro extremo Kobayashi, hablando con alguien. Bien, solo debía hacer que la viera para averiguar si todavía tenía su atención, pero antes que consiguiera hacer algo Edith y Kenneth, se cruzaron en su camino
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