Nicholas, se despidió de los invitados y con su flamante esposa de la mano abandonaron el maravilloso salón y subieron a la gran suite donde esa misma tarde Dani, se preparó. El lugar estaba preparado para ellos, a su manera, un trago para Nic y una taza de chocolate caliente para ella.
— Es un alivio que Lee, nos autorizara a tener nuestra noche de bodas
— Dani, no es lo más importante justo ahora, además, tengo de estas muy seguido y todas son igual de especiales y calientes
— Sé que te preocupas pero al menos hagámoslo una vez, ya pasó una semana desde que me tocaste y extraño tus manos
— ¿Solo mis manos?
— Sabes que no, pero necesito de tu lujuria justo ahora y que me quites el vestido
— Eso será un placer
— Con cuidado, no quiero arruinarlo
— Te ves maravillosa
— Tú no te quedas atrás y ya vi a esas viejas mirándote
— Que miren, solo tengo manos para ti
— No me gustaría tener que sacarte esos bonitos ojos negros
Jugueteando se sentó en su regazo besando sus ojos. Le rodeó el cuello y permaneció así por un rato.
— Puedes sacarme lo que quieras nena
— Después de tanto tiempo aún me provocas mariposas en el estómago Nic
— Me siento afortunado, sé que el asunto con las familias es un desastre, pero estamos creando una propia y eso me emociona, tenerte para mí, solo mía, toda mía es un sueño hecho realidad
— Me regresaste las ganas de vivir…, después de perder a mi niña y a…, Jaz, yo no tenía fuerzas para continuar…, vivía una mentira intentando tener una relación con Tommy, y tomando todas esas píldoras para mantenerme cuerda, contigo ya no necesito nada solo a ti
— Y yo a ti, eres el amor de mi vida Danielle, la única mujer a quien he amado, la única a quien quiero y necesito hacer feliz porque eso me hace feliz a mí
— Eres un cursi y el hombre de mis sueños…, y pesadillas, nunca conseguiré sacarte de mi cabeza. Nunca.
El señor y la señora Allen, ya eran un hecho. AL FIN SE CASARON. Después de casi 4 años desde la primera vez que Nicholas, se lo pidió por una videollamada de trabajo y por las razones equivocadas claro. Hoy era el primer día de su nueva vida y ambos estaban más que dispuestos a poner todo de su parte para traer a sus niñas a un mundo tranquilo, sin dramas ni gente malintencionada. Hoy comenzaba la lucha.
— ¿Ves algo que te guste?
Theo, sorprendió a Wes, observándolo con detalle e intentó no sonreír, comenzaba a gustarle el Wes, directo.
— Si
— ¿Y bien, vas a hablarme de ello?
— No, aún tengo “cosas” que confirmar
— De acuerdo, como quieras pero ya deja de analizarme, me distrae del camino y no queremos tener un accidente justo ahora. Antes de confirmar esas “cosas”
— Bien, al menos pon algo de música, me molesta el silencio
— Seguro —sonriendo encendió el reproductor
Tras despedirse de sus amigos y llevar a Lee y el pequeño Robbie, a casa de Nicholas, el auto se tornó silencioso, demasiado silencioso. Wes, no sabía cómo actuar ahora que el diseñador había sido tan directo con lo que quería de él, y la tensión no hizo más que aumentar a lo largo de la noche. Theo, intentó hacerlo sentir cómodo, incluso lo invitó a bailar en la boda pero fue rechazado ya que eso, hacer cosas “normales” seguían siendo difíciles para Wes, debido a la opresión de su familia durante toda su vida, provocando momentos incómodos que ahora se encerraban en el espacio reducido del auto.
Cuando se detuvieron en la propiedad de Theo, ninguno habló, simplemente bajaron del auto y entraron en la propiedad vacía. Se trasladaron hasta el salón principal donde la chimenea eléctrica se encontraba encendida manteniendo el lugar cálido y agradable.
— ¿Y ahora? —preguntó Wes, ansioso
— Hablemos —propuso Theo, tomando asiento en su lujoso sofá
— ¿De qué?
— De sexo
La penetrante mirada de Theo, consiguió acabar de poner nervioso a Wes, quien se dejó caer con fuerza en el sofá de en frente analizando lo que podría querer saber de él, y el sexo.
— Muy bien… ¿hay algo que quieras saber en específico? —intentó sostenerle la mirada pero se veía tan seguro que lo asustaba un poco
— Todo —afirmó muy en serio—. Cuando perdiste la virginidad ¿fue con un hombre o una mujer? —lanzo Theo, su primera pregunta
— Mujer —suspiró preparándose para esta “conversación”
— ¿Te gustó?
— El sexo si, ella…, no
— ¿Hablas de sentimientos o algo más? —quiso saber con curiosidad
— Si quieres saber si conseguí acabar, si, lo hice
— ¿Entonces? Explícame
— El interrogatorio más extraño al que me hayan sometido —sonrió para sí mismo
— Quiero saber qué puedo hacerte, esto se trata de ambos y necesito información sobre lo que te gusta hacer, además siento curiosidad
Ocultando su sonrisa por la prisa que parecía tener Wes, abrió la puerta de una vez entrando directo a encender las luces. Había llegado el momento, finalmente solos, tomó una profunda respiración preparándose pero nada más darse la vuelta chocó con el pecho de Wes, y en un segundo se besaban apasionadamente, agitados con manos ansiosas que no se decidían donde quedarse. Acabaron chocando contra la pared y el interruptor de la luz, completamente a oscuras continuaron el “intercambio” y la lucha de lenguas y jadeos hasta que de pronto Wes, se detuvo
— ¿Qué pasa, por qué te detienes? —quiso saber Theo, tomando aire para recuperar el aliento
— Quiero tocarte
— Entonces hazlo, no preguntes, puedes tomar todo lo que quieras, ya lo dejaste claro, esta noche estoy a tus pies en toodo el sentido de la palabra, tú mandas
— De acuerdo —sonrió con emoción—. Acerquémonos a la cama
Echándole un vistazo a su cama y luego a Wes, hizo lo que le pidió, volvió a encender la luz y caminaron hacia el corazón de la habitación. Sin perderlo de vista Theo, tomó asiento al borde esperando por su siguiente petición. Pero no hubo otra petición Wes, se acercó lo suficiente para inclinarse y volver a besarlo hambriento, deseando no tener que detenerse jamás, se metió entre sus piernas y repitió el beso quita alientos
— Levántate —pidió ayudándolo a ponerse de pie
— ¿Qué quieres hacerme a continuación? Háblame, quiero que lo hagas toda la noche, no pares de contarme tus planes, quiero saber tus deseos más oscuros Wes
— Quiero tocarte
— Y yo quiero- No, yo necesito que lo hagas, ahora
Mordiéndose el labio inferior Wes, continuó con sus labios sin ánimos de darles una tregua mientras que sus manos le quitaron la chaqueta y luego la camisa, arrancándola del interior de sus pantalones para poder meter las manos debajo y tocar su esculpido cuerpo atlético, esbelto con un sixpack tan marcado como una barra de chocolate.
— Siempre quise hacer esto, quitarte la ropa y tocar tu cuerpo, tu piel bronceada es tan perfecta como un muñeco Kent, Dani, estaba en lo cierto —sonrió mordiéndose el labio mientras sus manos lo recorrían
— Disfruta, luego es mi turno de mostrarte lo que quiero hacerte
— Eso suena muy bien…
Y fue por todo, le quitó el cinturón con rapidez y Theo, ni cuenta se dio cuando la mano cálida y suave de Wes, tenía aprisionada su erección con el puño recorriéndola lentamente con un pequeño masaje de arriba abajo consiguiendo que se estremeciera de pies a cabeza
— Sé que te preocupa la posición, no es mi intención presionarte tanto la primera vez pero me gustaría ver cuánto me deseas
— En español Theo —pidió continuando con su masaje
— Puedes hacérmelo —aclaró—. Pídeme lo que quieras, ya te lo dije
— Estoy seguro que haces una excepción, tampoco quiero lastimarte, de seguro eres tú quien lo hace y…
— Lo único que lastimas es mi ego, si te autorizo a que me cojas entonces lo haces, no quiero que dudes de nada, este es quien eres, se libre, quiero sentirte
— De acuerdo, pero quiero sentirte a ti primero, la noche apenas comienza
— Y tú un pervertido “Wesito”
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