— Estoy destrozado ¿me ayudas a rasurarme?
— ¿Quieres que lo haga yo?
— Sí, si yo lo intento ahora probablemente acabe desangrado
— Oh, claro, puedo hacerlo
— Quiero que pases la noche conmigo, no quiero estar solo Wes, quiero estar contigo
— Si
— No sigas intentando escapar, puedes mirarme, por favor hazlo
— Perdón yo…, me pones nervioso
— Para mí es lo opuesto, quiero que me toques, quiero tu compañía
— De acuerdo, no me iré de aquí
— Eso se escucha fantástico
— Voy a buscar las cosas para rasurarte, no tardo
Theo, lo observó con atención buscar en los cajones del mueble del baño. Nic, realmente hizo que prepararan la habitación, había de todo. Con la navaja y crema de afeitar Wes, se instaló detrás de Theo, acomodó su cabeza pidiéndole que se relajara recostado y con suma precisión y cuidado lo rasuró muy lento, lo que solo consiguió provocar al cuerpo del diseñador dejando en evidencia lo que sus manos le hacían.
— No podemos, la cena está por llegar
— Entonces solo podrías ayudarme a bajar esto —señala su erección sobresaliente del agua
— ¿Cómo te puedo ayudar?
— Tocándome y permitiendo que te bese, no sabes cómo extraño tus labios
Con suavidad Wes, secó su rostro y se levantó para acercarle una toalla, quería que saliera del agua. Se apoyó contra la pared y lo observó como un espectador salir de la bañera y secarse con suma lentitud. Entonces Theo, lo tomó de la mano y lo llevó a la habitación para que ambos tomaran asiento al borde de la cama
— Te ves adorable cuanto te sonrojas —susurró tomando su mentón
— No me acostumbro a que te sientas tan a gusto estando desnudo
— Me gusta cómo me siento cerca de ti, es confianza Wes
— Lo lamento yo…, aún no me acostumbro
— ¿Vas a ser mi pareja? —preguntó volviendo a ser el serio diseñador—. No me importa el asunto de hacerlo público, hablo de tú y yo, quiero estar contigo Wes
— Yo también Theo, si quiero
— Novios ¿eh? —le sonríe capturando su mirada
— Eso creo
Cerrando los ojos absorbió su caricia permitiéndole tocar su rostro, su mejilla, su cuello, de regreso a su mentón, sus labios… Con su respiración acelerara Wes, tomó la mano que Theo, usaba para acariciarlo y lo besó, unió sus labios y lentamente lo probó para luego saborearlo con calma y tras unos minutos y sin soltar su boca lo ayudó con esa erección indiscreta masturbándolo con suavidad, extasiado con sus gemidos, con la suavidad, con su calor, su deseo…
Acabaron cenando y yéndose a la cama satisfechos, no iban a tener una maratón de reconciliación justo esa noche, por ahora les bastó con lo que hicieron, la necesidad de estar en compañía del otro fue mayor y para Wes, el poder cuidar de Theo, sin tener que disfrazar sus intenciones era algo nuevo y gratificante. Una pareja, ahora son una pareja.
— No tengo tiempo para tratar con Dean, justo ahora
Protestó Nicholas, entrando a la habitación de Danielle, acababa de dejar a Robbie, en su sala de conferencias para que hiciera su tarea en compañía de su secretaria y precisamente fue ella quien le informó de esta reunión
— Que guapo te ves con ese traje y enojón —sonríe al verlo entrar tan perfecto y con su ceño fruncido—. Será solo una hora como máximo cariño, sé que estás agobiado con todo lo que pasa y la audiencia del juicio contra el japonés cochino pero tienes que recordar que William, nos ayudó con eso
— ¿Por qué sabes de esta cita? —protestó
— Me aburro aquí, llevo más de una semana encerrada y ayer le hice una visita a Carly, la ayudé un poquito, hablar con otra mujer es refrescante, estoy rodeada de hombres y mi hombrecito se la pasa hablando solo contigo —le recuerda con un puchero pero feliz por lo mucho que se comunican
— ¿Celosa? —la provoca—. Ya tendrás compañía femenina, nos superarán en número
— Serán fábricas de caca y lágrimas por muchos meses antes que realmente pueda vestirlas como muñequitas
— Me muero por conocerlas —suspiró jalándola en un abrazo—. Te amo por aguantar esta panza tan bonita que te crece día a día
— Si hubieras sido así de tierno desde el principio me casaba contigo enseguida
— Era un cretino, me alegra que me hayas cambiado y que me presentaras a nuestro Robbie
— Pronto será su cumpleaños 11, el mentirosillo mentía con su edad por culpa de esa perra que se hacía llamar su mamá
— Lo sé ¿sabes lo que me pidió cuando le pregunté si le gustaría algo en especial por su cumpleaños?
— Dime, mi cabeza ya no es capaz de imaginar, ya tengo hambre, siempre tengo hambre
— Quiere un curso de cocina para prepararle cosas deliciosas a “nuestra Dani” y el siguiente año otro para aprender a cocinarle a las sirenitas
— Ayyy —y así de fácil Danielle, se echó a llorar
— Amor, calma —le acarició la espalda con suavidad—. Nuestro rayito de sol es único y tengo pensado algo especial para él, solo debo encargarme de la estúpida y todo se solucionará
— Siento que ya no puedo vivir sin él, no puedo partir el día sin su beso de buenos días
— ¿Qué hay de los míos?
— Tampoco cariño, pero…, me alegra tanto que lo quieras, que no lo rechazaras o que no te guste porque no es nuestro hijo y…
— No sigas, te quiere y te cuidó a pesar de ser solo un niño, merece todo mi respeto, ayudó a la mujer que amo a estar bien, estoy en deuda
Y ahora sí Danielle, se largó a llorar con las palabras de su Demonio, que cada día que pasa se gana un lugar especial en su cielo particular.
— Quiero una sonrisa, ya fueron suficientes lágrimas —gruñó un poco nervioso, no sabe qué hacer cuando comienza a llorar
— Solo tengo que ir al, al baño…, no te muevas
— Dani —insistió curioso—. ¡Danielle! —alzó la voz finalmente
— ¿Qué pasa cariño? —reaccionó
— ¿En qué piensas? Te fuiste a otro planeta
— Solo…, en nada ¿ya me veo presentable? —sonríe, distrayéndolo
— Esa pregunta está fuera de lugar —gruñó—. Siempre estás hermosa —afirma besándola
— Que mentiroso más atractivo eres —lo acusa sin dejar de sonreír
— Vamos a esa reunión de una vez, no quiero que camines tanto
— Es un piso más abajo, ya no te vuelvas loco
— No me provóquese o te cargo hasta mi despacho
— Señor Allen, no haga amenazas —le advierte juguetona
— Señora Allen, me encanta trabajar con usted ¿hay algo que desee hacer después?
— Quiero comer chocolate, pero con nueces, y bombones de coco y un té con canela
— Wow, de acuerdo, luego de la reunión iremos por todo eso y para el almuerzo tengo algo preparado
— ¿Qué es? ¿Vanessa a las brasas?
— ¡Danielle!
— Ay niño rico ¿te provoca náuseas?
— Si —responde sacando la lengua con desagrado
— Bien, ahora que ya hablaste con su familia ¿tomaste tu decisión? —pregunta apartándose para acabar de prepararse
— Ya está hecho Danielle, he puesto las cuatro demandas esta mañana a primera hora y la denuncia en cualquier momento, hoy la detienen eso es seguro
— Es un alivio, no quiero tener que verla o escucharla una vez más y ya quiero regresar a casa, mi Muffin, extraña sus cosas y correr por todos lados
— Me encanta tenerte tan cerca mientras trabajo y esa peluda solo quiere regresar para destruir más de mis corbatas
— Solo es traviesa —la excusa con un puchero—. Y desde que estoy aquí, pasas mucho tiempo conmigo y menos en la oficina, no me quejo pero luego ya no tenemos de qué hablar
— No es necesario hablar, solo necesito acurrucarme contigo y abrazarte, estar cerca de ti es suficiente para mí
— Cursi Nicholas, me gustas, también es más que suficiente solo tenerte a mi lado
Abrazándola un instante suspiró aliviado de poder mantenerla a salvo. Nicholas, lo hizo, impuso cuatro demandas contra Vanessa. La primera por intento de secuestro para la cual cuenta como testigos con el director de la escuela y su asistente, la segunda por amenazas, la tercera por difamación y la última por agresión. Probablemente ese mismo día sería encerrada por la denuncia que dejarían caer sus abogados, aunque probablemente salga bajo fianza que es lo que esperan para averiguar quién la ayuda, porque su familia se siente avergonzada de su conducta y le dejó claro que ella ya no es su responsabilidad, es lo suficientemente grande como para responsabilizarse de sus actos los cuales no aprueban en absoluto.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)