Mientras Jim, se llevaba a Nicholas, para distraerlo Wes, llamó a Dan y Galvin, luego habló con Theo, debían verse por la tarde y claramente no conseguiría llegar
— Espero que tengas una buena excusa para plantarme, hace cuatro días que no podemos vernos
— Dani, entró en labor, aún faltan varias horas pero ya está en el hospital así que ayudo a Nic, con las llamadas
— ¡Mi Musa! ¿Se encuentra bien, está tranquila?
— Aun no la veo Lee, la ingresó apenas y debe hacerle varios exámenes y un último chequeo a las Sirenitas
— Sabes qué, al carajo la fiesta, en un par de horas estaré allí, envíame la dirección
— ¿Seguro que quieres perderte tu primera gran aparición?
— Si, además no sirve de mucho si no estás conmigo y quiero ver a las Sirenitas, estoy ansioso
— Ya sabes dónde encontrarme, toma tu tiempo
— Te veo en un rato
Tras seguir la lista de llamados Glenn y Patricia, llegaron hasta la sala de espera con las maletas de la mamá y las niñas. Lee, ya llevaba una hora dentro con Danielle y Nicholas había preguntado al menos 10 veces cuando podría verla.
Pasó 2 horas más tarde, Lee, apareció junto a una enfermera buscando a Nicholas en la sala de espera llena de gente, todos expectantes.
— ¡Nic! —lo llamó para que se acercara
Pálido de la preocupación puesto supo reconocer en la expresión de Lee, que algo sucedía Nicholas, se levantó de un salto dejando a todos atrás
— ¿Qué está pasando? Dijiste que sería alrededor de una hora y podría estar con ella hasta que esté lista ¿algo va mal?
— Respira profundo Nicholas, hace unos 20 minutos Dani, dejó de llorar, está aterrada porque dará a luz a dos bebés, adiós cesárea, está lista, las contracciones son muy fuertes y casi se desmaya cuando vio el tamaño de la aguja, la epidural fue terrible para ella
— ¿Por qué no me llamaste? Dijiste que podía estar con ella en todo momento, no quiero que se sienta sola —exigió preocupado
— Calma, calma, ella, no quería que la vieras así, está casi lista, la anestesia ha hecho efecto, las contracciones son muy seguidas y ya está de casi 8 centímetros de dilatación
— ¿Ya puedo ir con ella?
— Si, ya puedes ir con ella, solo dame un minuto
Lee, se acercó a Dan, y a todos para informarles brevemente lo que sucedía. Luego tomó las maletas y se las dio a la enfermera para que se encargara mientras llevaba a Nicholas, con Danielle.
En cuanto Nicholas, entró en la habitación y vio a Danielle, en la cama con los ojos hinchados no contuvo sus emociones y se acercó a ella en un segundo se sentó al borde de la cama y la abrazó con cuidado, ella le rodeó el cuello con fuerza y se echó a llorar
— Perdón por hacerte esperar tanto, no quería que me vieras llorar, soy una cobarde y me dolía mucho
— Shhh, tranquila cariño, no llores, ya no me voy a mover de tu lado, lo prometo
— Estoy asustada…, yo, no sé si podré hacerlo
— Vamos a hacerlo juntos, calma mi amor
Entre el llanto y las contracciones que gracias a la anestesia ya no eran “mortales”, llegó el momento. Lee, se llevó a Nicholas, para que se cambiara y le explicó todo lo que sucedería, luego le dio un momento a solas y regresó con Dani, e hizo lo mismo. Estaba tan asustada que no hablaba, sudaba y lo miraba con esos grandes ojos azules en busca de ayuda.
Y llegó el momento de pujar. Danielle, no dejó de llorar, las lágrimas caían y caían por sus mejillas mientras daba su mayor esfuerzo, el apoyo de Nicholas, a su lado, que no paraba de decirle lo orgulloso que estaba de ella por soportar todo este dolor, cuanto la amaba
El primer llanto se escuchó fuerte y claro. ¡La primera Sirenita ya estaba aquí! Lee, hizo que Nic, la cargara unos segundos, se la enseñó a Danielle, pero ella estaba algo agotada, intentó abrir los ojos para verla pero no lo conseguía, reunía fuerzas para el segundo round.
— ¡Vas increíble Dani! —la animó Lee, luego que una enfermera se llevara a la primera bebé para asearla y atenderla
— ¿Ya se me va a salir la siguiente? Estoy cansada…, tengo sed
— Vamos a darte un pequeño sorbo de agua y enseguida vamos a continuar pujando, lo hiciste increíble, te prometo que la segunda Sirenita, no será tan difícil
Nic, la ayudó a conseguir ese sorbo de agua y enseguida se pusieron manos a la obra, Dani, volvió a pujar, esta vez ya no lloraba, usaba todas sus fuerzas para pujar, y pujar siguiendo las instrucciones de Lee, estaba exhausta pero siguió y siguió gritando a todo pulmón para lograrlo, no se detuvo hasta escuchar el llanto de su segundo bebé
— No hubo cesárea —murmuró Nic, algo perdido
— Dani, está exhausta pero bien, probablemente dormirá por 12 horas seguidas, tenemos que esperar a que despierte para un examen más detallado pero todo es normal y no hay de qué preocuparse chicos —aclaró Lee
— Eso es bueno, yo dormí 20 horas y solo tuve un bebé, será mejor que tú también descanses Nic, debes estar relajado para conocer a tus hijas
— Gracias, esta noche dormiré en la habitación con Dani, ustedes hagan lo mismo, les agradezco a todos por estar aquí
— No íbamos a quedarnos tranquilos en casa sabiendo que Dani, estaba pariendo —comenta Aaron con una sonrisa
— Claro que no, nuestras sobrinas han nacido, debíamos estar aquí —coincide Wes
— Bueno, abuelos —se dirige a Dan y Galvin—. Y Tíos, vayan a descansar y en cuanto Dani, despierte les avisaré para que puedan venir a saludar
Antes de marcharse todos felicitaron al nuevo papá y lo dejaron descansar. Lee, lo acompañó hasta la habitación y volvió a insistirle en que dormiría muchas horas que no se preocupara que las enfermeras estarán monitoreando sus signos constantemente.
— Buenas noches señor Allen
— Gracias Lee
— Felicidades y que duermas bien
27 horas más tarde Danielle, seguía dormida y Nicholas, parecía a punto de perder la cabeza, solo quería verla despierta, escuchar su voz, mirar sus ojos
— Ya ha dormido todo un día ¡más de 24 horas! No es normal Lee — Viste todo lo que le costó pujar a la primera Sirenita, lloraba todo el tiempo, necesita recuperarse, no solo físicamente — volvió a explicarle—. Vamos, ten un poco de paciencia, quédate con ella, toma su mano, ya se va a despertar, te lo prometo — Lee, estoy asustado, Dani, no me dijo el nombre de las niñas y no quiero hacerlo sin ella, necesito ver sus ojos, comienzo a desesperarme — Pronto, lo prometo, calma — Bien, iré a la casa a ducharme, me llevaré a los peludos un rato, deben estar desesperados en esa jaula, regreso en una hora — Ya sabes dónde está mi oficina, ve tranquilo — Gracias Lee — Es un gusto ayudarte
— Me llamas si se despierta, y no la dejes sola
— Lo prometo
Derrotado se marchó a casa con los bebés peludos de su esposa, debía cuidarlos, estaba seguro que cuando se despertara sería una de las primeras cosas que va a preguntar.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)