Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 157

Entonces tres semanas más tarde, es decir cuando las niñas apenas cumplían un mes hubo un incidente en el hotel que requería de su presencia y como Danielle, estaba avanzando con el evento de caridad, fueron juntos, pero el genio de Nicholas, era terrible, el Demonio había sido despertado y escupía fuego

— ¿Qué hace el personal de servicio entrando por mi puerta principal? —se quejó alzando la voz en cuanto puso un pie en la entrada principal

— Señor Allen, hubo un pequeño inconveniente en la entrada de servicio y... —trató de explicar el encargado

— ¡Soluciónalo ahora! No quiero ver a nadie más cruzar ninguna de mis entradas principales ¿quedó claro?

— Pero señor, el problema…

— ¿También tengo que hacer tu trabajo, para qué te contraté?

— No, claro que no señor

— No te quedes aquí parado ¡muévete!

Sorprendida Danielle, no dijo nada hasta que estuvieron en la privacidad del ascensor. Entonces le apretó la mano con sus dedos entrelazados para llamar su atención

— ¿Qué pasa? —preguntó Nicholas, distraído con su celular

— ¿Por qué le hablaste así? Y en medio del lobby

— Detesto a la gente incompetente —gruñó

— Fue grosero

— No quiero discutirlo contigo

— Bien

Suspirando permaneció en silencio hasta llegar al piso de la oficina, entonces se soltó de su mano y le mintió diciendo que había olvidado su celular en el auto. Regresó rápidamente al lobby y buscó al encargado, su conciencia le impedía dejar las cosas así. Lo ayudó a solucionar el problema y le sugirió enviar un recordatorio al personal para evitar este tipo de problemas con el jefe en el futuro.

— El hotel se ha hecho un nombre importante, eres el encargado, si hay un problema soluciónalo rápido, es importante que los huéspedes nunca vean este tipo de problemas, tienes un presupuesto, si algo se daña lo reparas enseguida, puedes llamar a una empresa externa siempre y cuando verifiques su validez, no necesitas el permiso del señor Allen, para tomar decisiones, para eso te puso a cargo

— Gracias señora Allen, su esposo es intimidante y me bloquee, no se volverá a repetir

— Cuento con ello y si tienes dudas sobre los gastos siempre está el área de finanzas, usa todos tus recursos

— Lo haré, gracias por su tiempo

— Descuida, voy a necesitar acceso a los salones, aun no me decido por uno para el evento

— Cuando guste, solo avíseme

Y allí estaba el Demonio, como en los viejos tiempos de pie en medio del despacho con esa mirada asesina en el rostro.

— ¿Ya acabaste de ayudar al incompetente?

— Si mi amor, ya acabé de guiarlo en una emergencia como esta

— Danielle, no puedes desautorizarme así —espetó furioso pero conteniéndose

— Jamás lo haría, solo lo ayudé a reaccionar, es nuevo, duda al momento de tomar grandes decisiones ahora que dependen de él y no puede pedir tu autorización, no seas tan duro

— Tuvimos que dejar la casa, creé un maldito plan para los siguientes 3 meses, son todos unos inútiles —vociferó alterado

— Respira Nicholas, cálmate, vamos a acabar la ridícula sociedad con Kenneth y sigamos adelante, me dijiste que necesitabas unos documentos para cerrar el asunto del japonés, ve y consíguelos para regresar a casa pronto

— ¿Piensas marcharte? —seguía en plan insoportable

— Quiero ver los salones para escoger uno para el evento, ya todo está listo

— Mira las fotos y escoge

— Cariño, me gustan las cosas bien hechas como nuestras hijas, voy a bajar media hora y regreso ¿está bien?

— Necesito tu firma para disolver el contrato de Kenneth

— ¿Y eso?

— ¿Qué no me oíste?

— Bueno, ya regreso, ve por los documentos y los abogados, deja de protestar ya estamos aquí solo abre la aplicación de las cámaras y ve a las chicas, respira

Suspirando por su cabreo, armándose de paciencia decidió calmarlo, con una sonrisa se acercó para tocarlo, siempre se calmaba cuando le acariciaba esa sexy barba de una semana arrastrando las uñas con suavidad.

— Treinta minutos, ni uno más —le advirtió antes de agarrarla del trasero y pegarla a su pecho besándola con fuerza, enojado

— Lo prometo

— Sabes lo que pasa si tardas más

— Súmalo a mi cuenta —rodó los ojos—. Cualquiera diría que han pasado años desde la última vez que tuviste sexo Allen

— Meses

— Solo dos, no seas llorón ya solo quedan 10 días y no vamos a abusar

— No me provoques

— Dame un beso y ponte a trabajar, ahora

Alzando las cejas sorprendido por esa orden hizo lo que le pidió, la abrazó con fuerza y la besó apasionadamente aturdiéndola momentáneamente cuando se alejó dejándola de pie en el centro de su despacho.

Por su parte Danielle, buscó su labial en el bolso y se lo retocó antes de salir consiguiendo escuchar un gruñido que le prohibía arreglarse para los empleados. Riendo por lo absurdo de su comportamiento se acercó a Carly, para pedirle un favor antes de bajar a encontrarse con el encargado para ver los salones. Le encantaba poder trabajar, interactuar con la gente y sobre todo encontrarle un hogar a esos bebés que gracias a su esposo están siendo cuidados muy bien, hizo que los llevaran al veterinario y les dieran sus vacunas ¿cómo no enamorarse de ese gruñón temperamental si es tan atento?

— Oh

— ¿Ya podemos irnos a casa? —preguntó cambiando de tema, no quería que lo pensara demasiado

— Tengo que hacer una cosita más

— ¿De qué se trata ahora?

— William, quiere que me reúna con él, quiere que tomemos un café con los gemelos, están algo asustados

— ¿Porqué, no los tratan bien? —se preocupó

— Ángela, los ha estado atormentando, no los dejó ir con calma, armó todo un escandalo

— Ya vámonos de aquí, dile que vaya a cenar a la casa

— Pero es viernes —le recordó la cena familiar

— Da igual, son niños, llamaré a Robbie —dijo tomando su celular

— Nic…

Preocupada tomó su rostro entre las palmas de sus manos sosteniéndolo con fuerza, algo en su mirada la comenzaba a preocupar y definitivamente no era nada bueno

— Solo volvamos con las niñas, el japonés de mierda ya no puede hacernos daño, no puede quitarnos nada pero necesitamos recuperar ese cuarenta por ciento que le traspasó a alguien de apellido “Shimabukuro”

— ¡Parece un maldito trabalenguas!

— Si

Quitándose las manos de su esposa del rostro se inclinó para besarla, su preocupación era tan reconfortante como cuando sus niñas lloraban.

— Ya vámonos a casa

— De acuerdo Nic

Volviendo a besar a su esposo Danielle, se lo llevó a casa con sus niñas, la cara de alivio cuando las vio le dejó clarísimo el fuerte vínculo que poseían padre e hijas, porque ellas enseguida notaron su presencia y reclamaron su atención.

— Voy a cambiarme y a llamar a William, regreso en unos minutos

— Toma tu tiempo amor

— Cuidado con tu traje, son unas babosas

— ¡¡Danielle!!

Protestó molesto porque le dijera “babosas” a sus niñas, pero Danielle, ya iba hacia su habitación, así nada más la bestia se calmó y volvió a ser el papá y esposo cariñoso. En casa se convertía en otra persona, por las mañanas con su pantalón de deporte Adidas y una camiseta sin mangas y el resto del día jeans y una camiseta, ni las luces de las camisas y corbatas, era un hombre relajado y atento, incluso conversador, protegía a sus dos leales empleados, Glenn y Patricia, solo confiaba en ellos, ni en los jardineros ni nadie.

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